Reproducimos a
continuación un artículo escrito por Vicente Jara, laico dominico y
miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES)
La cosa es grave. Hablamos de
una carta publicada en el periódico italiano Il
Sole 24 ore el pasado 14 de febrero,
en su edición del domingo, un periódico de cierta importancia en Italia, el
cual en cuanto a difusión estaría en cuarto lugar. Este periódico
está dirigido por miembros de la masonería italiana.
La carta es del cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del
Pontificio Consejo de la Cultura y de la Pontificia Comisión
de Arqueología Sacra.
Les ofrecemos el
enlace a la carta, desde el enlace del Grande Oriente de Italia, en
italiano, y les ofrecemos además la traducción desde el original italiano
realizada por Juan Orrego, I:.P:.H:. (Ilustre y Poderoso Hermano) Gr:. 33°, el
cual es el Presidente de Diario masón FENIXnews.
¿QUÉ DECIR DE ESTA CARTA?
La
palabra hermano es central dentro de las logias para definir la pertenencia a
la masonería. No se puede usar por un cardenal de la Iglesia católica. El cardenal Ravasi debería
saber que a pesar de las matizaciones y analogías semánticas de la palabra “hermano", no se debe usar con los masones. Los católicos no tenemos por hermanos a los masones. Este titular es de lo más desafortunado que
ha ocurrido en la Iglesia católica.
Por otro lado, este titular
lleva más de dos semanas circulando por las logias, los emails y las redes
sociales de todas las obediencias masónicas del mundo y se está vendiendo
como como una victoria masónica, como un “giro histórico”, como “un punto de cambio y de inflexión", “como un
reconocimiento"… Y por supuesto, lo más escrito y publicado es “Cari fratelli massoni”, “queridos hermanos masones".
Tras el gran revuelo del título, el cardenal Ravasi dijo que ese
titular no lo dijo, que lo había puesto el medio de prensa. Bien,
eso solamente lo puede saber usted y el entrevistador. ¿Dijo
en algún momento ese título? Usted dice que no. Bien, como le he dicho,
ese titular ha dado la vuelta al mundo y ha sido repetido cientos y miles de
veces. Cuando pasen 10, 50 años, y alguien vaya a mirar la prensa y lo que la
Iglesia católica ha ido diciendo sobre los masones, saldrá ese artículo con ese
titular. Y saldrá su nombre. Y eso es lo que contará. El titular.
¿De
verdad no lo dijo usted? ¿Acaso ha denunciado al periódico Il Sole 24
ore por mentir en el titular? ¿Acaso usted ha movilizado a toda la prensa
católica, revistas, al mismo L’Osservatore Romano, la radio y la
televisión vaticana diciendo simplemente: “Ese titular es falso. Jamás lo dije.
No se me puede atribuir. Retírenlo. Es mentira". ¿Acaso ha hecho usted
esto cardenal Ravasi? ¿Ha pedido una rectificación al diario Il Sole 24 ore igualmente contundente
y que deje clara la postura de la iglesia? No, no lo ha hecho. Bien, eso es lo que quedará, “Cari fratelli massoni”.
En tan desafortunada carta, solamente acierta el cardenal cuando afirma que masonería e Iglesia son
inconciliables. Aquí usted
acierta, señor cardenal. Inconciliables, inconciliables, condena y prohibición.
Es más, y citando al sacerdote de la RIES experto en masonería, Manuel Guerra, “solo tras 21 años de la fundación de la masonería, en el
1738, el papa Clemente XII la condena”. Es
decir, no hicieron falta más años para saber lo que era. Lo sabíamos muy bien.
Y como sigue diciendo el padre Guerra, “hasta
1980 siguen una serie ininterrumpida de
371 documentos pontificios de cierta entidad y son más de 2.000 las referencias
papales contra la masonería“.
Porque solamente los papas Pío IX y León XIII dieron 2.200 documentos
condenándola (Manuel Guerra, Masonería, religión y política, p. 129).
¿HA CAMBIADO EL PARECER DE LA IGLESIA CON RESPECTO
A LO TANTAS VECES AFIRMADO?
Obviamente no. Lo que tampoco
ha cambiado, y lo sabemos por pronunciamientos de maestros y altos grados
masones es que la masonería quiere que los masones puedan seguir
siéndolo y además ser miembros declarados de la Iglesia. Incluso torciendo a veces los documentos
papales o de condenas. Es decir, los masones quieres ser reconocidos para
entrar en las estructuras de la Iglesia por la puerta grande. Con plenos
derechos. En Misa por la mañana y a la logia por la tarde.
Justamente un día antes de
entrar en vigor el nuevo Código de Derecho
Canónico, el cardenal Joseph Ratzinger con aprobación del papa san Juan Pablo II publicó
el texto que usted cita, señor cardenal, el del 26 de noviembre de 1983, la “Declaración de las asociaciones masónicas",
por si alguien lo echaba de menos en el nuevo Código de Derecho Canónico.
La cita completa, que usted no
da, señor cardenal Ravasi, es la siguiente: “Se mantiene inmutable el juicio negativo de
la Iglesia respecto a las asociaciones masónicas, ya que sus principios han
sido considerados siempre inconciliables con la doctrina de la Iglesia y por lo
mismo la adscripción a las mismas permanece prohibida”. Hasta aquí la cita del cardenal Ravasi, que
ahora completamos: “Los
fieles que pertenecen a las asociaciones masónicas están en estado de pecado
grave y no pueden acceder a la sagrada comunión”.
No pueden comulgar, están en
pecado grave, no son hermanos, “cari fratelli
massoni”.
Al leer los últimos párrafos
de la carta uno advierte la manipulación de los textos que
cita el cardenal. No queda duda alguna
que el de los obispos filipinos muestra claramente la incompatibilidad, la
imposibilidad de ser masón y católico, e incluso, y manteniendo la excomunión,
advirtiendo el que no haya rituales o acontecimientos que parecieran mezclar a
la Iglesia con los masones, por ejemplo en funerales. Es decir, que haya total claridad de que la Iglesia se opone frontalmente a la masonería.
Por otro lado, el documento de
los obispos alemanes de 1980, del 28 de abril, dice expresamente: “Los obispos alemanes han examinado con el mayor interés
al sector masónico que se dice compatible con la Iglesia y han encontrado en él
obstáculos insuperables“.
Volviendo al subtitular, no
dudo, y la Iglesia nunca ha dudado, que los masones tengan sentido comunitario,
tengan un sentido de benevolencia, primero entre ellos, y luego con los demás;
que sean personas que desean un mundo mejor, y repasando estos días sus
twitters, veo becas de estudio, encuentro donaciones de sangre, etc., cosas
todas ellas buenas, loables, sin duda, pero sé que en otras cosas, su
benevolencia no es tal, o es a su estilo…; sé que buscan la dignidad humana, al
menos según ellos la entienden, porque además de lo dicho y algunas otras obras
caritativas, también su dignidad humana la entienden
eliminando la religión católica del ámbito público, propiciando el aborto,
disolviendo la estructura familiar cristiana, etc.
Vamos a ver, toda persona
busca el bien, como dice santo Tomás de Aquino, en este caso sí “querido hermano” santo Tomás de Aquino, siempre y
en todo lugar el hombre busca el bien, incluso cuando hace el mal, porque nadie
busca el mal en sí mismo, sino buscando a veces el bien, alteramos los valores,
o usamos como medios, incluso medios malos, para buscar el bien, que es lo que
siempre deseamos. Judas quería el bien, y entregó a Jesús
buscando el bien, a ver si venía la revolución de los zelotas. Los
asesinatos de judíos y otras minorías, u otras razas, en campos de exterminio
nacional-socialistas, o las matanzas de burgueses por revoluciones del socialismo-comunista,
se consideran por sus instigadores como necesarios para el buen fin que quieren
lograr. Todo asesinato se hace buscando el bien. Siempre, como dice santo Tomás, hasta el
mayor mal, se hace buscando el bien. Pero en los ejemplos citados de millones
de asesinados, como en los millones de abortos, en los que se busca y se
justifica siempre por un bien, se cometen atrocidades.
Por lo tanto, permítame,
estimado cardenal Ravasi: ¿los masones buscan el bien? Sí. ¿A veces hacen
el bien por medios lícitos, correctos y buenos? Sin duda que sí. ¿Son
de fiar? No, no lo son, señor cardenal. Y he de decirle que
no soy hostil, y no les ultrajo por prejuicio, como usted afirma al final de su
carta.
Creo, señor cardenal
Gianfranco Ravasi, que está usted confundiendo
a muchos católicos. Y como cardenal no debe usted confundir, sino
aclarar. Usted siembra dudas. Y siembra dudas porque esta es la reacción de la
masonería:
LA RESPUESTA DE LA MASONERÍA AL CARDENAL
Porque así se pronuncia el Gran Maestro del Grande Oriente de Italia, Stefano Bisi:
“Me
alegra saber que ha hablado de la Masonería sin prejuicios y con la amplia
visión cultural que lo caracteriza, y que, más allá de las aclaraciones y de la
posición oficial y escrita de la Iglesia ampliamente conocida, ha reconocido,
sin ideas preconcebidas, que entre estas dos realidades existen también valores
comunes que nos unen y que, sin embargo, no anulan los diferentes puntos de
vista y las marcadas diferencias. […] Los valores comunes que nos unen son la
dimensión comunitaria, la dignidad humana, la lucha contra el materialismo y la
beneficencia. Sobre estas bases se puede auspiciar un diálogo constructivo
desde el pleno respeto a las identidades diversas”.
Y el Gran Maestro de
la Gran Logia de España, Oscar de Alfonso Ortega, le incluye dentro
de su fraternidad y le llama a continuar las labores masónicas afirmando: “Venerable
Hermano Gianfranco, gracias por un gesto valiente que abre un espacio de
posible concordia fraterna. Como todo Venerable, convocad los trabajos”.
¿CÓMO DIALOGAR CON LOS MASONES?
Como veo que usted no ha
entendido lo que está haciendo desde hace mucho tiempo la masonería se lo diré,
señor cardenal. Intenta parecer dialogante, intenta colaborar y normalizarse
haciendo cosas con los cristianos. Intenta infiltrarse en ella, intenta cambiar
la revelación de Jesucristo y que la Iglesia guarda y custodia. Intenta dinamitar la
Iglesia. El diálogo lo entienden como modo de manipular. La
masonería no quiere el diálogo, como tampoco las sectas, sino que lo usan para
hacerse propaganda y poder captar más gente y difundir sus principios. No se puede dialogar con estas personas.
El diálogo con los masones es
cosa de los expertos en masonería que hay en la Iglesia. Los que hay en Italia,
o en España, como el citado Manuel Guerra, miembro de la RIES, y uno de los
mayores conocedores de la masonería de todo el mundo.
El
único modo en el que podemos dialogar con los masones es el modo que nos enseñó
Jesucristo en su diálogo con Satanás en el desierto al ser tentado (Mateo 4): “Márchate,
Satanás. Porque está escrito, al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás y
darás culto”. Este es el diálogo que yo le propongo como fiel hijo de la Santa Madre
Iglesia, tenga usted con los masones.
Y
a vosotros masones, os digo, yo quiero dialogar con vosotros, me encantaría cambiar la
escuadra, el compás, el suelo de damero, las columnas, los tímpanos, los
candelabros y espadas, los mandiles…sí, quiero dialogar con vosotros a ver si
los cambiamos… vamos a poner a Jesús sacramentado en lugar de todo
eso y damos culto y nos arrodillamos ante Jesucristo. A la entrada una pila bautismal, y dentro una
imagen de la Virgen María pisando la serpiente y otras de algunos santos. Y a
cada lado unos confesionarios. Mi diálogo es convertir las
logias en capillas de adoración continua al Santo Sacramento que es Jesucristo.
¿Dialogamos? Tengo muchas ganas de empezar.
Solo de esta forma podré llamaros “queridísimos hermanos". Y de corazón lo
digo. Sólo de esta forma seremos hermanos queridos en el Amor de Jesucristo. Dejaos de historias, masones, y volved vuestro rostro a Jesucristo.
Secretaría RIES
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