Una persona que
tiene empatía dice: Lo que tu sientes, me afecta.
Por: Cristina Valverde | Fuente: Capsulas de Verdad
LA EMPATÍA
GENERALMENTE SE LA DEFINE COMO LA CAPACIDAD DE ENTENDER EL MUNDO INTERIOR O EL
ESTADO EMOCIONAL DE LA OTRA PERSONA, PERO ESTA DEFINICIÓN RESULTA MUY POBRE.
Edith Stein realizó su tesis doctoral en la empatía. Ella profundizó en
este tema concluyendo que una persona que tiene empatía
dice: “Lo que tu sientes, me afecta.” Como
vemos Stein va más allá. La empatía no es solo entender lo que siente el otro,
pero que además que te llegue afectar, a conmover.
Esta capacidad resulta muy importante en cualquier relación
interpersonal ya sea de trabajo, entre esposos, entre profesores y alumnos o
padres e hijos. Ya que la persona que siente comprendida va a actuar o trabajar
bien, pero la persona que se siente querida, que se siente valorada va a dar lo
mejor de si.
Para comprender y conmoverse por el corazón de
otros, es importante primero conocer el propio.
Nuestros
sueños, anhelos, frustraciones, alegrías. Estar en contacto con nuestras
emociones, y tener la capacidad de dominarlas. Este dominio se
lo consigue mediante la adquisición de hábitos y virtudes (como el orden, la templanza, el esfuerzo, la
generosidad.) que forjan la llamada “fuerza de
voluntad”, haciendo posible encauzar nuestros impulsos y sentimientos
hacia el bien, e impedir que nuestros actos perjudiquen a los demás o a
nosotros mismos.
Una persona que goza de empatía sabe que cada persona es única e
irrepetible, y que por tanto, no se la puede educar en serie, como zapatos
fabricados por una máquina. Por ello, hay que conocer al alumno o al hijo, sus
debilidades y sus destrezas, para ayudarlo a crecer y maximizar su potencial.
Esta educación que tiene en cuenta a cada persona como un ser único se
diferencia en la forma o método de enseñanza. El fondo de la educación es el
mismo: enseñar la verdad de las cosas, lo que está bien y lo que está mal,
impulsar la creatividad, asentar la autoestima, formar la afectividad.. Pero la
forma de enseñarlo es la que se adecúa a cada persona para que se pueda
aprender e interiorizar mejor.
EJEMPLO:
- Enseñar la historia de nuestra independencia: hay niños que aprenden
mejor escuchando la historia, otros son más visuales y necesitan ver unas
diapositivas con las fechas y nombres, habrán niños que retengan las fechas al
repetirlas varias veces, otros necesitarán asociarlas con algo. Como vemos el
método de enseñanza es distinto, pero el fondo es el mismo.
Tener empatía no significa excusar si el hijo o el alumno actuaron de forma incorrecta.
Tener empatía no significa excusar si el hijo o el alumno actuaron de forma incorrecta.
EJEMPLO:
- Un niño le pega al otro. Sabemos que ese niño está actuando de forma
agresiva porque tiene problemas en casa, sentimos su tristeza, su ansiedad y
frustración, no por ello debemos “mirar al otro
lado por pena” porque no le estaríamos haciendo un bien. Tampoco le
haría un bien un castigo “te quedas sin televisión
o sin recreo”. Ese niño necesita expresar lo que siente de una forma
saludable. En este caso, la empatía nos lleva a hacerle reflexionar que la
agredir a otro está mal, y no lo hará sentirse mejor.
Edith Stein, fue la primera doctora de filosofía en Alemania, dedicó
parte de su vida a promover que las mujeres pueden asistir y enseñar en la
universidad. Se convirtió al catolicismo y fue carmelita. Esta santa que
destacó la importancia de la empatía, de abrirse a los demás para conocer y
comprender mejor a las personas (en lugar de “encerrarnos
en la prisión de nuestras propias particularidades”) murió en la cámara
de gas en Auschwitz debido su origen judío, víctima de Hitler, un hombre
encerrado en sus propios intereses y conflictos, con una conciencia deformada,
carente de empatía.
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