“Y SE CUMPLIÓ EL DIVINO DICHO: POR MARÍA A JESÚS Y POR JESÚS AL
PADRE”
Pues
sucedió en nuestro grupo de oración y ahora gozamos de todas las santas PRESENCIAS. Luego de casi cinco años de
perseverancia en la oración y ciertas pequeñas disciplinas, nuestro grupo
recibió el primer regalo grande… bueno, el primero del que nos dimos cuenta.
Recuerdo
que veníamos pidiendo a Nuestro Señor el DON DE
LENGUAS para el grupo y nos lo concedió a través de uno de nuestros hermanos
al cual siguieron enseguida otras hermanas.
Una
vez obtenido me pregunté: “Y ahora Señor ¿qué
hacemos con algo que no entendemos? ¿Por qué no nos das el DON DE INTERPRETACIÓN?” La respuesta no se hizo esperar y pronto nos llegó
dicho DON a través de varias hermanas. Pero
lo primero y más grande que nos sucedió fue que escucháramos todos a nuestra
Virgen María, pidiendo que la llamáramos MAMÁ SANTA.
Otros
dones DONES hemos recibido y hemos avanzado
gracias a las enseñanzas de nuestra Madre del Cielo, que nos anunció en una
oportunidad que íbamos a ver algo asombroso. Por supuesto que esta profecía
estaba ligada a nuestra perseverancia en el camino correcto, que para muchos es
difícil, pero no imposible de seguir. Ahora gozamos conscientemente de la
presencia del AMOR.
Mucha
agua ha corrido por nuestro río y algunos de nuestros hermanos se cansaron de
nadar, pero, los que quedaron, los llamados por MAMÁ
SANTA “LA ESENCIA”, están ahora escuchando no solamente la
evangelización de Ella sino también de Nuestro Jesús.
Hemos
tenido muchas visitas y lo que está sucediendo es que los escuchamos hablar
– a través de los instrumentos - como lo
hiciéramos familiarmente contigo… bueno, hemos cumplido 29 años esperando
dichosos que sean muchos más.
Pero
¿qué hay que hacer para lograr esto? Primeramente
reconocer, que si no fuera por el perdón de nuestros pecados en la confesión,
seguida de la comunión, esto sería imposible. El Señor es grandísimo perdonando
y dando nuevas oportunidades a los hijos que quieren servirlos. Somos
pecadores, lo sabemos, pero también contamos con la inteligencia (mente,
cerebro), sabiduría (corazón) y discernimiento (don), sin dejar de lado lo más
importante, la protección de la Preciosísima Sangre
de Jesús y del Manto Sagrado de María,
para esquivar las tentaciones que son fuertes para todos aquellos que se
acercan al AMOR. Lamentablemente, esto
último está supeditado a nuestra “libertad” y,
a una “conciencia libre y no domada” para
hacerse la desentendida, para poder pecar justificadamente, como si esto fuera
posible. Si vez en tu prójimo a Dios… te será muy difícil pecar. Recuerda que Él
sí te ve y lo sabe todo.
Es
nuestro deber advertir a nuestros hermanos que están por el camino equivocado y
asegurándonos que nos han entendido. Si callamos seremos culpables y
recibiremos castigo. Para ser instrumentos del Señor, se necesita primeramente
ser “nada” en este mundo. Si eres rico o
pobre - que no es malo serlo sino no saber serlo – tendrás que aprender que no
todo se puede comprar o no todo se debe desear. Si eres tentada eso no
significa que seas mala. Lo malo es caer en ellas. En el Padre Nuestro decimos:
“y no nos dejes caer en la tentación” no
decimos “no nos des tentaciones”
Ser
instrumento de Dios es estar limpio. Aquí entra a tallar el TEMOR DE DIOS. No por temor a que me pueda hacer
algo malo, que Él sería incapaz de hacerlo, sino temor a ofenderlo. Ese temor a
ofender a Dios tiene que ver con el amor que sintamos por Él. Mas amo a mi Señor…
menos haré para entristecerlo u ofenderlo. En el Señor no existe el “no puedo” pero sí “el
no quiero consciente”, porque si tú no puedes… Él si puede… Él sí puede
por mí. Entonces aparece el CELO POR DIOS.
Si a mí me ofende alguien directa o indirectamente no me va a afectar tanto
como cuando ofenden a nuestro Dios.
¿Qué pasaría si alguno de ustedes me pescara haciendo lo que predico
que no se debe hacer? ¡Dios me libre! pero podría pasar.
El CELO POR DIOS apenaría
a muchos. A unos se les rompería el corazón de pena al saber que yo, alguien
que todos pensaban amaba a Dios… por lo bajo lo estaba pateando. Según lo
profundo del amor que sientan por Dios, cada uno reaccionar diferente. Quizás
alguno me llame a un lado y me diga: “te vi, no lo
vuelvas hacer” o quizás otro sea más
drástico y me pida abandonar el grupo. Es posible que hallan muchas
reacciones diversas, pero “¿Qué creen que haría
Jesús? ¿Recuerdan lo de… que tire la primera piedra? ¿Recuerdan que ni siquiera
miró a los acusadores ni a la acusada a la que pidió que no vuelva a pecar? Los
acusadores se retiraron uno a uno.
No
creo tener mejor suerte que la adultera, pero sí creo que Jesús estará junto a
mí para ayudarme a no cometer tonterías… si es que se lo pido. Más de uno
sabemos que “el que pide recibe” y lo ha
comprobado, así que no hay nada que nos impida ser buenos.
Machos
y hembras hay por montones, pero verdaderos hombres y mujeres… muy pocos. Para
ser instrumento de Dios tienes que ser cinco veces más hombres o más de cinco
veces más mujeres que cualquiera… ahí está la diferencia entre el animal
criatura de Dios, y el hijo de Dios. Mientras que los animales, que por
naturaleza cumplen con sus requerimientos de preservación de la especie solo en
ciertas épocas del año, el hombre, que se diferencia por su inteligencia reflexiva,
no solo intuitiva como la de los animales, no sabe qué hacer con su cuerpo
durante el año… y se dedica a malograrlo de todas las formas posibles e
inaceptables. Muy pocos se atreven a dejar los placeres de este mundo por puro
amor al PADRE ETERNO. Muchos prefieren “segundos de placer” en esta vida en vez de una “eternidad de placer” junto a Jesús y a María en
el cielo prometido, ojo “prometido”
Ser
instrumento de Dios es ser “nada” en este
mundo, pero hay un Dios que se alegra al encontrar un templo limpio – nuestro cuerpo – con un corazón brillante y
hermoso. Un instrumento de Dios cuenta con el mismo Espíritu Santo como
inquilino.
¡Piensa hermano! ¡Piensa hermana! ¿Podrás ser un hermoso instrumento
de Dios? Si quieres ¡SÍ!
SI VES EN TODOS A JESÚS Y A MARÍA… SE TE VA HACER MÁS DIFICIL PECAR.
José Miguel Pajares Clausen
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