TRIBUNALES,
POLÍTICOS Y MEDIOS TRATAN PEOR A LOS CRISTIANOS QUE A LOS MUSULMANES.
«Los fieles de Mahoma conquistarán América»: dice pancarta en una manifestación islamista en Londres.
El establishment europeo
parece haber optado: el islam ya no es tratado en pie de igualdad, sino
privilegiado sobre el cristianismo. Así lo sostiene en Crisis
Magazine el analista William
Kilpatrick, antiguo profesor del Boston College y colaborador
para cuestiones religiosas y sociales en otros medios como Catholic
World Report, National Catholic Register, Aleteia, Saint Austin Review,
Investor’s Business Daily y First Things.
LA
GUERRA DE EUROPA CONTRA LA CRISTIANDAD
A medida que aumenta la influencia del islam en la sociedad europea, también aumentan las actitudes anti-cristianas. Si por un lado las autoridades civiles han decidido dar más cabida a los inmigrantes musulmanes y sus creencias, por el otro, su modo de tratar a los cristianos es muy diferente. Una de las implicaciones de acoger el islam ha sido, entre otras, la de ejercer un control cada vez más estricto sobre las actividades y las creencias de los cristianos.
A medida que aumenta la influencia del islam en la sociedad europea, también aumentan las actitudes anti-cristianas. Si por un lado las autoridades civiles han decidido dar más cabida a los inmigrantes musulmanes y sus creencias, por el otro, su modo de tratar a los cristianos es muy diferente. Una de las implicaciones de acoger el islam ha sido, entre otras, la de ejercer un control cada vez más estricto sobre las actividades y las creencias de los cristianos.
Durante
décadas hemos oído que el cristianismo en Europa está "en
declive". Pero últimamente parece que este declive se ha acelerado.
La hostilidad hacia la religión cristiana está ahora tan extendida que no es exagerado
hablar de una guerra contra los cristianos. De hecho, Britain’s War on Christianity
es el título de un reciente artículo escrito por Soeren Kern, del Gatestone
Institute.
En su
detallado informe, el primero de una serie de tres, Kern describe numerosos incidentes contra predicadores callejeros cristianos,
arrestados por perturbar la paz. De manera contundente, la policía suele
acusarles de discurso de odio contra el islam o los homosexuales.
Predicador cristiano arrestado a finales de febrero en Londres por
supuesta "islamofobia". Hablaba de Jesús con la Biblia en la mano.
Cuando,
tras uno de estos arrestos, el alcalde musulmán de Londres fue presionado para
que respondiera si los cristianos podían leer públicamente la Biblia sin miedo
a ser arrestados, Sadiq Khan respondió: "No existe un derecho ilimitado a la
libertad de expresión".
Al mismo tiempo se revelaba que, en 2016, el Ministerio del Interior
había rechazado la petición de asilo de un iraní que se había convertido al
cristianismo. El motivo alegado: que el
cristianismo no es una religión de paz. Tras citar varios pasajes
violentos de la Biblia, la carta de rechazo
afirmaba: "Estos ejemplos son incoherentes con
su declaración, según la cual usted se convirtió al cristianismo tras descubrir
que es un religión 'pacífica'…".
Es
aceptable que los empleados gubernamentales digan que hay algo equivocado en el
cristianismo; sin embargo, no lo es que los predicadores cristianos sugieran
que tal vez hay un problema con el islam o la homosexualidad.
Es muy
probable que quien critique al islam en el Reino Unido acabe en un tribunal. Lo
mismo es verdad en el continente europeo. Hace diez años, Elizabeth
Sabaditsch-Wolff fue multada por un tribunal
austríaco a pagar 480 euros por haber "menospreciado" a un "profeta" (Mahoma). Sabaditsch-Wolff apeló al
Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), y el mes de octubre pasado este
confirmó la sentencia anterior, según la cual ella no tenía derecho a decir
cosas ofensivas contra "objetos de
veneración". El TEDH también afirmaba en la sentencia que el
derecho de Sabaditsch-Wolff a la libertad de expresión era menos importante que
el derecho de los musulmanes a no ser "heridos en sus sentimientos
religiosos".
Elizabeth Sabaditsch-Wolff: su caso es de extraordinaria relevancia
porque la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) que se negó
a ampararla establece una protección sobre el islam que se ha negado
reiteradamente aplicarse al cristianismo, bajo la excusa de la libertad de
expresión.
¿Significa esto que también se protegerán los sentimientos religiosos de
los cristianos? Después
de todo, Jesús es un "objeto de veneración"
para los cristianos, y hay personas que dicen cosas poco agradables sobre Él.
Por ejemplo, en El Código Da Vinci, su autor, Dan Brown, afirma que, entre otras
cosas, Jesús estaba casado en secreto con María Magdalena, y que no era Dios. Afirmaciones como esta parecen haber sido calculadas para ofender los
sentimientos de los cristianos.
¿Deberíamos, por tanto, esperar que Brown sea arrestado la próxima vez que
visite París o Viena? ¿O que sea acusado de "menospreciar a un
profeta"?
Mejor no
contemos con ello. Hay profetas y profetas. Y ahora las apuestas en Europa
favorecen al profeta del islam en detrimento del "profeta"
de Galilea. ¿Jesús un profeta? Sí,
los musulmanes consideran a Jesús un profeta musulmán y rechazan la creencia
cristiana de que Él es el Hijo de Dios. Por consiguiente, no deberíamos
sorprendernos si un tribunal europeo sentencia que quienes afirman que Jesús
era mucho más que un profeta están hiriendo los sentimientos
religiosos de los musulmanes.
De hecho,
algo parecido ya ha sucedido en Gran Bretaña. Durante el juicio contra dos
predicadores callejeros cristianos, acusados de alteración del orden público,
el fiscal afirmó que el principio central de su fe era ofensivo para los
musulmanes. Según el informe de Kern,
"el fiscal de la Corona Ian Jackson argumentó
que las afirmaciones bíblicas sobre el papel único y salvífico de Jesucristo
y su naturaleza divina eran ofensivas. El resultado, argumentó
Jackson, es que citar en público pasajes de la Biblia debe ser considerado un
delito criminal según la sección 31 de la Ley de Crimen y Desorden de
1998".
Mientras
el mundo observa el trato preferente que se da a los musulmanes, no parece
preocuparse en absoluto por el acoso al que son sometidos los cristianos.
Durante los meses de febrero y marzo una docena de iglesias en
Francia han sido profanadas. Según el Catholic News Service,
"los vándalos que han entrado en las iglesias
católicas por todo el país han destruido estatuas, tirado sagrarios y hostias
consagradas, quemado paños de altar y destruido cruces…". La
iglesia de San Sulpicio, en París, que fue utilizada en la adaptación
cinematográfica del mencionado El Código Da
Vinci, ha sido incendiada y su
restauración costará millones de euros.
Sin embargo, la reacción de la prensa y del gobierno ha sido el silencio. Tras los primeros cinco ataques, un sacerdote de la diócesis de Albi tuiteó: "¿Por qué el ministro del Interior y del Culto está tan callado sobre las profanaciones que han tenido lugar en varias iglesias esta semana? Ni una sola palabra en los medios de comunicación franceses y silencio radio por parte del gobierno. ¡Es vergonzoso!".
Sin embargo, la reacción de la prensa y del gobierno ha sido el silencio. Tras los primeros cinco ataques, un sacerdote de la diócesis de Albi tuiteó: "¿Por qué el ministro del Interior y del Culto está tan callado sobre las profanaciones que han tenido lugar en varias iglesias esta semana? Ni una sola palabra en los medios de comunicación franceses y silencio radio por parte del gobierno. ¡Es vergonzoso!".
Las últimas semanas las iglesias de Francia han vivido un auténtico
vendaval de profanaciones, con nula reacción oficial y silencio mediático.
Bueno, no
tan vergonzoso como para instar a los medios de comunicación laicos a enmendar
la situación. Cuando busqué en Google: "Profanación
de iglesias en Francia" hace unos días, las primeras 23 historias
eran casi exclusivamente de medios de comunicación católicos y conservadores.
Con excepción de Newsweek, los medios de comunicación laicos no están
interesados en el tema. Tal vez piensan que la profanación de iglesias
católicas es meramente un problema católico.
En
Estados Unidos también tenemos nuestra dosis de animosidad anti-cristiana: los
pasteleros cristianos están obligados a crear pasteles de boda para matrimonios
entre personas del mismo sexo; los estudiantes católicos de instituto son
injustamente calumniados por los medios de comunicación; los candidatos
judiciales son considerados no aptos para el cargo debido a su pertenencia a
los Caballeros de Colón; y las mujeres cristianas son retratadas en las
películas como criadas autómatas.
A pesar
de todo, la situación de los cristianos en Europa es
mucho peor. El porcentaje de cristianos que acuden a la misa
dominical es muy inferior respecto a EE.UU. En Francia, por ejemplo, sólo el 4%
de los católicos acuden con regularidad a la misa dominical. Además, Europa
tiene una larga historia de anti-clericalismo, una tradición que es muy
probable que tenga un revival a raíz de los actuales escándalos de abuso
sexual en la Iglesia católica.
El
escándalo de los abusos es, desde luego, una herida autoinfligida. El
cristianismo está atacado desde fuera -desde la sociedad secular- y, al mismo
tiempo, desde dentro. El éxodo que se está verificando hoy en día en la Iglesia
es debido, sobre todo, a un clero corrupto, más que a unos medios de
comunicación malévolos. Para empeorar las cosas, los obispos no saben cómo
detener este éxodo. Muchos piensan que la respuesta a la crisis es "modernizar" la Iglesia haciendo que
esté más alineada con la corriente dominante en la sociedad. Sin embargo, el resultado de diluir la doctrina y relajar los principios morales es
vaciar aún más la Iglesia, ya que crea la impresión de que esta no tiene nada
que ofrecer que no pueda ser proporcionado, de manera eficaz, por la sociedad
secular.
En
resumen, la Iglesia se ha debilitado mucho y, por desgracia, la debilidad a
menudo lleva al entreguismo. Desde luego, el entreguismo de la jerarquía
[de la Iglesia] al islam es asombroso: las declaraciones del Papa afirmando que el Corán no es
un libro violento, el apoyo a la migración islámica de masa y el creciente
sincretismo. Un ejemplo reciente de esta actitud sincretista (todas las
religiones tienen los mismos valores) viene de un obispo irlandés, que ha negado que haya grupos
religiosos con mayor tendencia al terrorismo que otros. Es evidente
que esto, para cualquier persona moderadamente informada, lo único que
demuestra es que los irlandeses tienen tendencia a ataques de estupidez o, como
decimos los ingleses, a decir "pamplinas".
Otro ejemplo de sincretismo procede de Reims, cuyo arzobispo
recientemente ha declarado que estaba "encantado" de participar en la inauguración de la mezquita más
grande de Francia; una mezquita que ha sido financiada
principalmente por Kuwait y Qatar, dos de los Estados islámicos de línea más
dura de Oriente Medio.
Es obvio
que si el punto de vista sincretista de las cosas es el correcto -si Dios
realmente desea una diversidad de religiones-, entonces no importa qué fe se
convierte en la religión mayoritaria en Francia. Si el islam y el
catolicismo tienen tanto en común, tal como afirman los católicos progresistas
y algunos tradicionalistas, entonces, ¿por qué preocuparse ante el aumento de
inmigrantes musulmanes en Europa? ¿Por
qué preocuparse por el hecho de que "Mohamed" sea el nombre más
popular entre los chicos de los suburbios de París? El sincretismo está preparando
a los cristianos para someterse al islam en cuanto este predomine.
A lo
largo de los siglos, el islam ha intentado en varias ocasiones conquistar
Europa. Siempre ha fracasado porque se enfrentaba a
cristianos firmes en su fe y preparados a ofrecer resistencia. Sin embargo,
ahora la situación es diferente. Actualmente,
el islam tiene varias ventajas que no tenía en el pasado.
La
primera, es que la amenaza actual del islam es menos evidente. El proceso de
islamización está precedido por el sigilo y el poder de la demografía
más que por las armas. Además, el islam tiene ante sí, ahora, un cultura en la
que la influencia del cristianismo está muy debilitada.
También
hay una cuestión numérica. En la Edad Media, pocos eran los musulmanes que
vivían dentro de las fronteras europeas. Ahora, la población musulmana en Europa
es de veintiseis millones. Esto podría convertirse, potencialmente,
en una amplia quinta columna. Pero es improbable que se necesite a los
musulmanes europeos como fuerza de combate. Sirven, mejor, como recordatorio:
acceder a las demandas de los musulmanes es la cosa prudente que hay que hacer.
La quinta columna más útil es la pequeña armada de élites europeas en el
gobierno, los medios de comunicación, las Iglesias y el mundo académico que parecen tener más simpatía por el islam que por su propia herencia
cristiana.
El islam
considera su confrontación con Occidente como una lucha espiritual, una
competición en la que demostrar la superioridad del islam sobre los sistemas de
creencia inferiores como el judaísmo y el cristianismo. Es revelador que los
líderes musulmanes sigan considerando a los europeos como "los cristianos", en un momento en que
la mayoría de las élites europeas se enorgullecen del hecho de que Europa se
haya convertido, en su mayor parte, en una sociedad secular post-cristiana. Liberados de sus ataduras cristianas, los europeos entienden la
confrontación con el islam sólo desde un punto de vista secular, como algo que puede resolverse con más diálogo,
más educación, más bienestar, etcétera. En otras palabras, los europeos piensan
que están tratando con una cultura que, fundamentalmente, es como la suya.
Este es
el gran error: ante un hecho como el terrible ataque a las mezquitas de Nueva
Zelanda, las autoridades europeas seguramente redoblarán la
apuesta sobre su política equivocada de silenciar las críticas al islam. En Nueva Zelanda, el gobierno ha respondido a la
masacre vulnerando dos derechos fundamentales, a saber: el derecho a la
libertad de expresión y el derecho a la tenencia de armas. Ambos están
relacionados con el derecho a la legítima defensa. La libertad de expresión
protege nuestro derecho a armarnos con el conocimiento fundamental; y la
tenencia de armas protege nuestro derecho, y el de otros, a defendernos de las
agresiones físicas.
Por
suerte, Europa no cometerá el mismo error que Nueva Zelanda. De hecho, no puede
permitirse cometer más errores, puesto que ya ha empezado a desarmarse
mental y espiritualmente al rechazar el cristianismo. Este proceso de desarme y decristianización
unilateral es ventajoso para el islam, una cultura que no se ha olvidado del
poder de la fe.
Traducido por Elena Faccia Serrano.
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