Un buen día tomé un
taxi para dirigirme a una sanación y esto fue lo que sucedió.
Como tengo pinta de cura e inspiro confianza, el taxista me contó cosas que le habían sucedido (nada de confesión, sólo conversación). Me contó las cosas que le suceden como taxista. Una de ellas fue, que había subido a su taxi una joven muy hermosa que se le empezó a insinuar. Tanto se le insinuó que era fácil saber que ella quería tener relaciones con él.
Me cuenta el
taxista que iba a caer, cuando se acordó del “SIDA”… y que no tenía
preservativo... entonces se dijo a sí mismo:
· “¿Qué pasa si la
joven está con SIDA? Me podría contagiar y yo contagiaría a mi esposa, etc.”
Reflexión: Algunos dirán: ¡Qué hombre tan
precavido! Pero yo les hago esta pregunta: ¿Pecó o no pecó el taxista?... Por supuesto que
pecó, tan igual como si hubiese estado con la joven, porque su abstinencia
estuvo supeditada al SIDA. Si no fuera por eso y por la falta
de preservativo lo hubiese hecho, sin importarle su mujer, que era pecado, etc.
Si él hubiese
pensado en que era "pecado" hacerlo, y por eso
no lo hizo… no pasaba nada. Eso era lo correcto.
José Miguel Pajares Clausen
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