Un latido en la tumba, de Antonio Macaya:
lo que sucedió en la Resurrección y cómo lo sabemos.
En la película Risen, de 2016, un oficial romano
examina los sellos de la tumba de Cristo y se pregunta qué ha pasado... y la pregunta
sigue planteándose hoy.
La resurrección de Jesús no es un detalle
cultural ni un tema menor. Es la clave de todo el cristianismo, de la fe de
unos 2.200 millones de cristianos, incluyendo los 1.300 millones de católicos. "Si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe", decía
ya San Pablo. Si Cristo no resucitó, Jesús sólo sería un maestro judío, un
filósofo con una moral, como muchos otros...
Pero, ¿podemos
tener la certeza de que resucitó? ¿Qué evidencias históricas hay, qué indicios
lo corroboran? Y ¿significa eso que también nosotros resucitaremos?
Estas preguntas y muchas
más están respondidas por Antonio Macaya en su libro Un latido en la tumba (Vozdepapel).
UN
MÉDICO QUE SE HACE PREGUNTAS... Y RECOGE RESPUESTAS
Antonio Macaya es doctor en Medicina,
licenciado en Ciencias Religiosas y diácono permanente en Barcelona. Es médico
en el Cottolengo del Padre Alegre en Barcelona, además de esposo y padre de
cinco hijos.
Antonio
Macaya es licenciado en Ciencias Religiosas y médico, veterano en el Cottolengo
del Padre Alegre en Barcelona.
Como médico, inicia este libro
reflexionando sobre algo muy físico y
médico: el latir del corazón resucitado.
"Había un corazón
que llevaba dos días parado. Sus canales de calcio se cerraron un viernes. El
domingo siguiente, uno de esos canales se abrió de repente y entraron en el interior de la célula muchos
iones de calcio. Se generó el chispazo, el calambre, la descarga que se
propagó por todas las células circundantes, de forma que no pudieron dejar de
contraerse. Y la sangre salió bombeada
con gran fuerza". ¿Fue así?
La Iglesia católica enseña que la
resurrección sucedió realmente, históricamente. El cuerpo dejó de estar en la
tumba. Cuando los discípulos empezaron a anunciar que el Maestro había resucitado,
sus enemigos no exhibieron el cadáver
ante todo el pueblo para cortar el rumor... porque no había cadáver. Los
textos cristianos insisten en que decenas de personas vieron a Jesús resucitado
en diversas ocasiones poco después de la crucifixión.
ANALIZANDO
LOS TEXTOS: POR QUÉ SON FIABLES
Durante más de 280 páginas, el autor repasa
los textos antiguos sobre la Pasión y la resurrección y lo que la Historia ha
descubierto sobre esa época, incluyendo datos
históricos que se han ido consolidando en el siglo XXI y que muchos
exégetas de los años 70 ni siquiera se plantearon.
Primero señala una serie de cosas que hasta historiadores
muy reticentes pueden aceptar:
- que Jesús murió
crucificado,
- que fue sepultado,
- que muchas personas
declararon haberlo visto vivo tras su ejecución
- y que el sepulcro quedó
vacío: no había cadáver para exhibir
Después el autor explica por qué son
fiables los textos del Nuevo
Testamento sobre Jesús y la resurrección. No tienen los rasgos de
una invención mítica, ni de un texto fabricado para engañar, ni para hablar de
la vida después de la muerte. Tienen
los rasgos de la sinceridad desconcertada y desconcertante.
Así, por ejemplo, el Jesús resucitado es "inesperado, sutil, difícilmente reconocible". María
Magdalena lo confundía con un jardinero. Los caminantes de Emaús no lo
reconocieron durante un largo rato. Nadie inventaría un Resucitado difícil de
reconocer.
Además, los testigos son insólitos, incómodos: no los que un falsificador
elegiría. ¿Cómo es que se aparece primero a
mujeres, consideradas de poco fiar,
que apenas podían prestar declaración en juicios civiles? Y los autores
ni siquiera han intentado cuadrar sus relatos. No encaja nada con la hipótesis
de una invención.
Tampoco tiene sentido hablar de que entre
los hechos y los textos pasaron muchas décadas y tradiciones de generación en
generación, deformando los datos. Los
testigos son muy cercanos: es gente judía, o muy conocedora, en un contexto
judío. Los textos son próximos a los hechos.
Los
artistas han recogido la Resurrección según su sensibilidad, pero los
historiadores tienen su propio método... la Biblia, por ejemplo, no recoge esta
escena, nadie declara haberla visto así... y eso la hace más creíble.
¿ALTERNATIVAS
A LA RESURRECCIÓN? VARIAS, PERO MÁS QUE DUDOSAS...
A continuación, se plantea un juego de "escape room": ¿cómo escapar a
la resurrección de Jesús? ¿Qué otras teorías se pueden dar? El autor da 5 posibilidades: que no muriera en la cruz, que su cuerpo fuera robado,
que sus seguidores falsificaran los hechos creando un mito, que sus seguidores
crearan el mito movidos por "experiencias psíquicas" o que,
simplemente, no resucitó y ya (como dicen algunos cristianos que no creen en
una resurrección real). Antonio Macaya explica por qué estas 5 posibilidades, además de anularse unas a otras, son menos
creíbles que la resurrección.
La tercera parte del libro analiza con detalles los relatos de la
Resurrección y sus aparentes contradicciones. También analiza la
fiabilidad de los papiros y copias de textos antiguos que han llegado a
nosotros ("muchos relatos y muchas y buenas
copias"), comparándolos con cualquier otro texto de la
Antigüedad.
El padre
Rupnik reformula así el tema del icono del descenso al sheol: de la boca
de la muerte, Cristo rescata a Adán y Eva, que se agarran a su mano... en otros
iconos, Adán y Eva suelen estar de rodillas.
¿CÓMO
RESPONDER? CON UN GESTO MUY HUMANO
Finalmente, si Jesús ha resucitado, ¿cómo debe responder el hombre? El autor, que
tiene una larga experiencia como médico, propone lo que ve en el icono oriental en que Adán se arrodilla y toca
con su mano la mano de Cristo Resucitado que sale del sepulcro. "Arrodillarme y tomar su mano. Es el gesto más razonable. El más humano durante
la agonía de un familiar. El menos absurdo durante un entierro. El más
adecuado en el momento de entregar la vida en el matrimonio. El más bello de
los gestos que hacen los papás y las mamás cuando acuestan a sus hijos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario