martes, 22 de enero de 2019

NICK SANDMANN, EL CHICO CATÓLICO QUE REZABA Y SONREÍA, LINCHADO EN LA RED: AQUÍ CUENTA LO QUE PASÓ


La prensa ha querido presentar a jóvenes católicos provida como racistas... los vídeos lo refutan.

Nick Sandmann hizo una oración en silencio y pensó que manteniéndose quieto y sonriente evitaría que hubiera más agresividad.

Nick Sandmann, estudiante de una escuela católica de Kentucky, se convirtió en el centro de todas las miradas y del debate social y racial en Estados Unidos cuando se divulgó un vídeo en el que sonreía ante un hombre que tocaba un pandero indio. Y lo hacía en el Lincoln Memorial de Washington DC en el día de la Marcha por la Vida (lea la crónica aquí), el pasado viernes 18 de diciembre. ¿Era un racista mofándose de los nativos americanos? ¿Eran los estudiantes católicos provida unos racistas?

Un vídeo breve de pocos segundos se difundió por las redes y todo tipo de personas empezó a acusar al joven de desdén, violencia, agresividad, racismo… y a tratar de implicar, por contagio, a todos los católicos, los cristianos y los provida. Nick y su familia han recibido amenazas muy serias y graves.

El señor Phillips vino con su pandero a donde estaban los jóvenes católicos esperando el autobús y empezó a tocarlo; Nick Sandmann quiso mantenerse calmo para ayudar a todos a rebajar la tensión, hizo una oración silenciosa y sonrió para mostrar que no se dejaría llevar a nada agresivo.

Pero en apenas un par de días un vídeo más largo y detallado mostró que eran los adultos de dos grupos extraños los que se acercaban a los jóvenes que esperaban el autobús, y que Nick no hizo absolutamente nada. Este lunes el joven ha difundido con detalle su versión de los hechos y anima a todos a ver los vídeos largos y detallados.

“En cierto momento sonreí porque quería que [el manifestante del tambor] supiera que no me iba a enfadar, intimidar ni provocar para una confrontación mayor. Soy un cristiano fiel y católico practicante, y siempre intento vivir según los ideales que mi fe me enseña, mantener respeto a los demás y no desarrollar acciones que puedan llevar a la violencia”, explica en su declaración.

“Pensé que si me quedaba quieto y en calma, ayudaría a rebajar la situación. Me di cuenta de que todo el mundo tenía cámaras y que quizá un grupo de adultos estaba intentando llevar a un grupo de adolescentes a un conflicto mayor. Hice una oración silenciosa para que la situación no se descontrolara”, añade en su declaración.

Este es el vídeo más largo en el que se ve en contexto que no eran los jóvenes ni Nick los que iban a molestar al hombre del tambor ni a nadie más; fueron dos grupos de adultos los que acudieron a protestar a donde estaban los chicos católicos.

Reproducimos el texto completo de Nick Sandmann. Todo el asunto debería llevar a más de uno a reflexionar  sobre la velocidad para juzgar y denigrar en masa a partir de unos pocos segundos de vídeos sacados de contexto, y no sólo por personas sin criterio, sino por poderosos periódicos y cadenas de noticias que, se supone, contrastan informaciones y cuentan con medios y profesionales. O, quizá, de lo que se trataba era simplemente de denigrar a los católicos, los cristianos y los provida en general en un día que habían sacado a la calle a cientos de miles de personas sin ningún incidente, como cada año en estas fechas desde hace 43.

DECLARACIÓN DE NICK SANDMANN, ESTUDIANTE DE LA COVINTON CATHOLIC HIGH SCHOOL, SOBRE EL INCIDENTE EN EL MEMORIAL LINCOLN

Aporto esta descripción de los hechos de lo que sucedió el viernes por la tarde en el Memorial Lincoln para corregir la desinformación y las mentiras directas que se divulgan sobre mi familia y sobre mí.

Soy el estudiante en el vídeo que confrontado por un manifestante nativo americano. Llegué al Memorial Lincoln a las 16.30. Me dijeron que estuviera allí a las 17.30, cuando nuestros autobuses saldrían de Washington en el viaje de vuelta a Kentucky. Habíamos estado en la Marcha por la Vida y nos habíamos dividido en grupos pequeños para disfrutar las vistas.

Cuando llegamos, nos dimos cuenta de que cuatro manifestantes afroamericanos estaban también en los escalones del Memorial Lincoln. No estoy seguro de qué protestaban  y no interactué con ellos. Escuché insultos directos contra nuestro grupo escolar.

Los manifestantes decían cosas llenas de odio. Nos llamaban “racistas”, “discriminadores”, “blancuchos” (“white crackers”), “maricones” e “chicos de incesto”. También insultaban a un estudiante afroamericano de mi colegio diciéndole que nosotros íbamos a “cosechar su órganos”. No tengo ni idea de lo que significa ese insulto, pero era impactante escucharlo.

Como nos estaban atacando en voz alta e insultando en público, un estudiante de nuestro grupo pidió permiso a uno de nuestros profesores acompañantes para corear nuestros cánticos estudiantiles y contrarrestar las cosas llenas de odio que nos estaban gritando. Son los cánticos que se usan con normalidad en eventos deportivos. Son todos de naturaleza positiva, como los que puedes escuchar en cualquier centro de enseñanza superior.

Nuestro acompañante nos dio permiso para usar los cánticos. No los habríamos hecho sin permiso de los adultos a cargo del grupo.

En ningún momento oí que ningún estudiante coreara nada que no fueran estos cánticos estudiantiles. No fui testigo ni oí a ningún estudiante corear “construir el muro” ni nada racista ni lleno de odio en ningún momento. Las declaraciones en sentido contrario son simplemente falsas. Nuestros cánticos eran fuertes simplemente porque queríamos ahogar los comentarios de odio que nos gritaban los manifestantes.

Después de unos minutos coreando, los manifestantes nativos americanos, que yo previamente no había visto, se acercaron a nuestro grupo. Los manifestantes nativos americanos tenían tambores y les acompañaba al menos una persona con una cámara.

El manifestante que todos han visto en el vídeo empezó a tocar su tambor internándose en la multitud, que se apartaba para dejarle sitio. Clavó su mirada en la mía y se me acercó, poniéndose a unos centímetros de mi cara. Tocó el tambor durante todo el rato que estuvo en mi cara.

No interactué nunca con este manifestante. No le hablé. No hice gestos con las manos ni movimientos agresivos. Para ser honesto, me extrañaba y confundía por qué se había acercado a mí. Ya nos habían chillado otro grupo de manifestantes y cuando se acercó el segundo me preocupó que la situación se estuviera saliendo fuero de control, con adultos intentando provocar a adolescentes.

Pensé que si me quedaba quieto y en calma, ayudaría a rebajar la situación. Me di cuenta de que todo el mundo tenía cámaras y que quizá un grupo de adultos estaba intentando llevar a un grupo de adolescentes a un conflicto mayor. Hice una oración silenciosa para que la situación no se descontrolara.

Mientras tocaban el tambor, uno de los manifestantes empezó a chillar a un compañero estudiante que nosotros “robasteis nuestra tierra” y que debíamos “volver a Europa”. Oí a uno de mis compañeros empezar a responder. Me acerqué a mi compañero y traté de impedir que se implicara con el manifestante, porque yo veía claro que teníamos que rebajar la tensión.

Nunca sentí que estuviera bloqueando al manifestante nativo americano. Él no hizo ningún intento de rodearme. Me parecía claro que él me había seleccionado para un enfrentamiento, aunque no estoy seguro de por qué.

Esto acabó cuando uno de nuestros profesores me dijo que los autobuses habían llegado y que era hora de irse. Obedecí a mi profesor y simplemente caminé hacia los autobuses. En ese momento yo pensaba que había rebajado la situación manteniéndome en calma, y daba gracias de que no hubiera pasado nada físico.

Nunca entendí por qué ninguno de esos dos grupos de manifestantes se metían con nosotros, ni de qué protestaban exactamente en el Memorial Lincoln. Estábamos simplemente allí para subir al autobús, no para ser actores en un espectáculo mediático. Es la primera vez en mi vida que me he encontrado con una protesta pública, menos aún este tipo de manifestación o confrontación.

Yo no le hice caras intencionalmente al manifestante. En cierto momento sonreí porque quería que supiera que no me iba a enfadar, intimidar ni provocar para una confrontación mayor. Soy un cristiano fiel y católico practicante, y siempre intento vivir según los ideales que mi fe me enseña, mantener respeto a los demás y no desarrollar acciones que puedan llevar a la violencia.

No albergo mala voluntad hacia esa persona. Respeto su derecho a manifestarse y hacer actividades de libre expresión, apoyo que coree cánticos en los escalones del Memorial Lincoln cualquier día de la semana. Creo que debería repensar sus tácticas de invadir el espacio personal de los demás, pero eso depende de él.

Me están llamando de todo, incluso racista, y no dejaré que machaquen como en un linchamiento el nombre de mi familia. Mis padres no estaban en el viaje y me esfuerzo por representar a mi familia de forma respetuosa en cualquier entorno público.

Me han amenazado de muerte por los medios de comunicación, y físicamente, y con insultos llenos de odio. Una persona ha amenazado con dañarme en la escuela, y otra dice que vive en mi vecindario. Mis padres están recibiendo amenazas de muerte y profesionales porque se ha formado un tumulto en los medios sociales con este asunto.

Amo a mi escuela, a mis profesores y a mis compañeros de clase. Trabajé duro para lograr buenas notas y participar en diversas actividades extracurriculares. Me mortifica ver que tanta gente cree en algo que no pasó, que los estudiantes de mi escuela corearon o actuaron de forma racista contra afroamericanos o nativos americanos. No hice eso, no tengo sentimientos de odio en mi corazón ni vi que ninguno de mis compañeros lo hiciera.

No puedo hablar por todos, sólo por mí. Pero puedo deciros por mi experiencia con Covington Catholic que los estudiantes son respetuosos con todas las razas y culturas. También defendemos el derecho de todos a la libre expresión.

No voy a comentar las palabras o explicación del señor Phillips, porque no lo conozco ni puedo saber lo que hay en su mente o corazón. Ni voy a comentar más sobre otros manifestantes, porque tampoco conozco su mente ni corazón. He leído que el señor Phillips es un veterano de los marines de Estados Unidos. Le agradezco su servicio y lo agradezco a cualquiera que se ponga el uniforme para defender nuestra nación. Si alguien ha ganado el derecho de hablar con libertad es un veterano de los marines de EEUU.

Yo solo puedo hablar libremente por mí y lo que vi y sentí en ese momento. Pero aconsejaría a todos que no juzguen basándose solo en unos pocos segundos de vídeo, que vean los vídeos más largos que están en Internet, ya que muestran una historia muy distinta a la que le están difundiendo personas con agendas.

He aportado esta descripción de los hechos a la diócesis de Covington para que sepan exactamente lo que sucedió y estoy disponible y dispuesto para cooperar con cualquier investigación que decidan.

Esta es la única declaración que ha hecho la familia Sandmann. Cualquier comentario atribuido a cualquier miembro de la familia que no esté en este documento ha sido inventado. La familia no responderá peticiones individuales de los medios.

21 de enero de 2019
Vídeo largo de 1 hora 46 con todo el incidente
Los primeros 45 minutos el grupo de afroamericanos (un grupo peculiar llamado "hebreos e israelitas negros") amenazan con violencia contra los estudiantes; en el minuto 1h11.24 llega el grupo de los manifestantes nativos americanos a enfrentarse a los adolescentes.
P.J.G./ReL

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