La ideología de
género se basa en la lucha entre los sexos.
Por: Pedro Trevijano Etcheverria | Fuente: Infocatolica.com
Hace unos días leí un llamamiento del cardenal Cañizares a los políticos
de su Comunidad Autónoma de Valencia para que no imponga la ideología de género
y respeten la dignidad de las personas y de las familias en coherencia con la
fe que anima a la Iglesia.
La respuesta del gobierno valenciano ha sido rápida: El gobierno autonómico de Valencia no tolerará ninguna
posible insumisión católica ante la ley de la transexualidad que ya se
encuentra en las Cortes y que será aprobada esta primavera. La
Generalidad advirtió al cardenal Antonio Cañizares que sancionará a los
colegios católicos si no aplican la Ley integral del reconocimiento del derecho
a la identidad y expresión de género en la Comunitat Valenciana. Cuando se apruebe la ley, todos los centros
educativos, concertados o privados, estarán obligados a cumplir la norma. Si
no, se sancionará al centro por no cumplir la ley.
Como ya advirtieron los Obispos de Getafe y Alcalá ante una ley
semejante para la Comunidad de Madrid, las leyes de ideología de género no
respetan la libertad religiosa y de
conciencia, ni el derecho de los padres a educar a sus hijos, ni la libertad de
expresión ni de cátedra, violando los artículos 18, 19 y 26 de la
Declaración de Derechos Humanos de la ONU, que corresponden a los artículos 16,
20 y 27 de la Constitución. Se trata de imponer un pensamiento único que anule la libertad y el coraje de
buscar la verdad de la persona humana.
Muy pronto veremos situaciones similares en otros continentes, donde
esta ideología también está ya presente y con varios políticos que la apoyan.
Por cierto, debo hacer una aclaración: como
todavía recientemente me he encontrado con personas que creían que la ideología
de género hacía referencia a la igualdad entre hombres y mujeres, debo decir
que la ideología de género es un
pensamiento fundado en un relativismo individualista y egoísta, que desarticula
la natural sociabilidad humana, rechazando la sexualidad natural y estable de
la pareja humana, tachándola de represora. La ideología de género
quiere establecer la sociedad del hedonismo, pues considera que los seres
humanos pueden alcanzar la felicidad en la realización de sus propios deseos
sexuales sin límite moral, legal e incluso corporal alguno, utilizando para
ello la eugenesia, el control de natalidad incluido el aborto y la supresión de
la diferencia sexual. Consiste en una sexualización total de la vida. No
existen diferencias sexuales por naturaleza, sino sólo roles o papeles sociales
opcionales en la conducta sexual del individuo.
Como varias otras ideologías
de nuestra época, la ideología de género, amamantada en el marxismo, también se
basa en el odio. Mientras en el Cristianismo la pareja humana trata de
realizarse en el amor mutuo, la ideología de género se basa en la lucha entre
los sexos. Así como
el marxismo busca la sociedad sin clases, esta ideología busca la sociedad sin
sexos. Se trata en esta ideología de conseguir la liberación sexual mediante la
destrucción de la familia. La mujer debe independizarse y liberarse de las ataduras
de su naturaleza y de las funciones asociadas a ella, como la maternidad y el
hogar. Y es que en el matrimonio el marido es el explotador burgués y la mujer
la proletaria esclavizada. La pareja está, por tanto, en rivalidad constante.
Como dice una de sus ideólogas, Celia Amorós, la supresión de la familia es el
objetivo fundamental a conseguir.
Pero también ellos cometen errores. La ideología de género es tan
disparatada y anticientífica que te cuesta trabajo, cuando la explicas,
convencer a la gente que estás hablando en serio. Por ello cuando acabo de leer
que en el país vasco, en bastantes marquesinas han puesto un anuncio en el que
se ve el dibujo de unos niños y niñas con la inscripción: Hay niñas con pene y
niños con vulva y debajo: así de sencillo, no he
podido por menos de alegrarme porque pienso que cualquier persona con sentido
común, ante un niño con pene y cromosomas XY no puede por menos de pensar que
es un niño; lo mismo que una persona con vulva y XX de cromosomas es una mujer
y todo lo demás son tonterías. Con anuncios así, es más fácil que la
gente se dé cuenta donde quieren meternos y espabile. Algo parecido pasa con el
pretender que la enseñanza de la ideología de género es objetiva, neutral y
científica o el defender que una persona promiscua merezca tanto respeto como
una que no lo es, como si diese lo mismo ser corrupto como no, o considerar
imposible salir de la homosexualidad, cuando cada día hay más gente que lo
consigue, o el continuar haciendo operaciones de cambio de sexo, cuando la
clínica John Hopkins de Baltimore ha dejado de hacerlas porque son un rotundo
fracaso. Pero claro, es la realidad, para los ideólogos de género, la que debe
acomodarse a la ideología y no la ideología a la realidad. De paso, corrompamos
a los menores, que para eso mandamos, con expresiones como ésta, de Kate
Millet: «Uno de los derechos esenciales de los
niños es el de expresarse a sí mismos sexualmente, probablemente entre ellos en
un principio, pero también con adultos». El resultado de estas majaderías
y maldades es que, poco a poco, la gente empieza a darse cuenta, tal vez
demasiado lentamente, qué aberraciones algunos políticos quieren imponernos.
No puedo por menos de alegrarme por el hecho que ninguno de mis sobrinos
nietos o biznietos vive en la Comunidad valenciana. ¡Pobres
chavales valencianos! Oremos al Señor para que quienes defienden estos
objetivos perversos fracasen en sus intentos.
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