lunes, 17 de diciembre de 2018

JAQUE MATE AL EVOLUCIONISMO


D. Guillermo Pérez Galicia, doctor en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca y el prestigioso científico titular del CSIC, doctor en biología, D. Emilio Cervantes escribieron un libro en donde tiran por tierra brillantemente las tesis evolucionistas. El libro se titula: ¿Está usted de broma Mr. Darwin? La retórica en el corazón del darwinismo

En esta entrevista se analizan algunos de los aspectos fundamentales de su elaboradísimo trabajo, lo que puede ayudar a los católicos a tener las ideas muy claras al respecto y a profundizar en esta interesante materia, de la que tanta gente habla sin saber realmente de lo que habla. De esta manera se puede desmontar con sólidos argumentos a los que niegan la existencia de Dios y atribuyen todo a la evolución. Es algo que repugna a la razón.
¿POR QUÉ ES RADICALMENTE INCOMPATIBLE EL EVOLUCIONISMO CON LA DOCTRINA DE LA CREACIÓN QUE HA ENSEÑADO SIEMPRE LA IGLESIA?
En nuestro libro nos abstenemos de referencias teológicas o religiosas, porque no las necesitamos para la crítica del darwinismo (o del neodarwinismo, su reformulación). En cambio, en muchos centros educativos siguen enseñando mitos como el de la generación espontánea (de origen enciclopedista y a su vez de los antiguos gnósticos), pero Pasteur comprobó experimentalmente la falsedad del origen espontáneo y por azar de la vida. Puede Vd. sacar conclusiones.
Respecto a la Tradición de la Iglesia, es cuestión aparte. Recordemos que los Padres de la Iglesia (inseparables de la doctrina de la Iglesia) señalan que cuando Dios creó los seres vivos, no murió ninguno hasta el pecado original. Y, a todos los que hemos hecho la primera comunión, el catecismo nos decía que con nuestra caída original, cayó la creación entera (con la tendencia al mal y al pecado con la que nacemos, con nuestras penurias y, en fin, la muerte). Pero esto es terreno distinto al de nuestra investigación.
¿PODRÍA LA IGLESIA ADMITIR LA EVOLUCIÓN EN EL SENTIDO DE QUE ESTA HAYA SIDO GUIADA POR LAS MANOS SAPIENTÍSIMAS DE DIOS?
No creo que sea bueno mezclar disciplinas. En lo teológico, durante siglos todos los españoles al tomar la primera comunión hemos aprendido que no hay nada que suceda en el Universo que escape a la Divina Providencia. Por su parte, en lo científico, no es lo mismo hablar de microevolución que de macroevolución. Estoy totalmente convencido de que existe microevolución (cambios dentro de una misma especie). En cambio, no existe la macroevolución: no hay ningún elemento o evidencia científica que demuestre el salto de unas especies a otras por transformación (a diferencia de lo que creían los antiguos fenicios, adoradores de Baal-Moloc). Piense en el principio del uniformismo metodológico.
¿POR QUÉ SE DECIDIERON A ESCRIBIR UN LIBRO PARA REFUTAR A DARWIN?
En lo que a mí respecta, por mi dedicación al estudio de la Retórica. En lo que respecta a Emilio, como buen biólogo, él llevaba ya unos cuantos años estudiando a fondo la obra de Darwin y estaba publicando pacientemente en su blog un comentario para cada párrafo de El Origen de las Especies. La retórica exige, como aclara Cicerón, un afán por estar informado de lo que se investiga en los distintos campos del saber, pues es una disciplina transversal y gracias a ella podemos ver lo que hay detrás de un texto de cualquier especialidad. Ya Aristóteles explicaba que era más una técnica que una ciencia y, como tal, se halla presente en todos los campos del saber y de la actividad humana (así lo demuestran fehacientemente las numerosas publicaciones de retórica y comunicación de Antonio López Eire).
Yo ya tenía mis dudas razonables acerca del tipo de argumentaciones que desarrollan muchos darwinistas y neodarwinistas modernos, cuando conocí a Emilio Cervantes hace unos años. Emilio se dio cuenta, en primer lugar, de que los pequeños elementos de evidencias científicas contrastables (y otras no tan contrastables) presentes en Darwin no son obra suya, sino más bien de autores anteriores no citados por él en ningún momento, por ejemplo Lamarck.
EN SEGUNDO LUGAR, el olfato científico de Emilio le llevó a pensar que había algo de raro en todo esto: Darwin escribe sin aportar prueba de nada de lo que dice y muchas veces llegando a conclusiones erróneas mediante una maquinaria argumentativa altamente desarrollada. Así que Emilio recurrió a mí, como experto que soy en el análisis retórico y argumentativo de los textos. Entonces nos dedicamos a un arduo trabajo de análisis retórico con las herramientas que nos enseñan cómo se construyen los textos, cómo se desarrollan las argumentaciones y se diferencian géneros literarios, a fin de comprobar si de verdad se trataba de un texto científico. Y así empezaron las sorpresas…
¿CUÁLES SON LOS ARGUMENTOS DE PESO CON LOS QUE REFUTAN SU DOCTRINA EVOLUCIONISTA?
Darwin parte de un error fundamental: confunde selección con mejora y lo camufla mediante una metonimia (toma la parte que le interesa y la trata como un todo) y a continuación acuña el término «selección natural», contradicción camuflada bajo la figura retórica del oxímoron. Con una maraña de figuras retóricas en espiral repetida hasta la saciedad con diversas coloraturas, hunde toda su doctrina en un río de palabras, que le llevan a desarrollar, camuflada, una argumentación circular.
En mi opinión, esto es muy brillante desde el punto de vista estilístico, pero objetivamente hay que admitir que con ella el literato Darwin no demuestra absolutamente nada. De hecho, él mismo dice que está partiendo de un error, pero, con el tiempo, cito literal: «estas objeciones tan superficiales quedarán olvidadas», lo cual parece una broma; y entre otras cosas se saca de la manga un árbol genealógico de las especies, quizá muy estético, pero totalmente inventado.
Esto es muy curioso, porque descubrimos que Darwin desarrolla en El Origen de las Especies un estilo retórico formular semejante a una suerte de épica puesta en prosa. No sólo por su uso de las figuras retóricas, sino también de los elementos más típicos y significativos de la literatura mitológica de la épica: la supervivencia del más fuerte (aristeía), la genealogía como su fundamento o el concepto de la naturaleza personificada y en «mutación permanente». Por eso no es un texto científico, sino una obra literaria, nada más y nada menos.
¿POR QUÉ EL PERSONAJE HA SIDO TAN ENDIOSADO POR LOS ENEMIGOS DE LA IGLESIA?
¡Quién sabe! Tal vez es endiosado porque le interese a uno o más grupos de poder, por ser más aptos para la supervivencia (según sus ideólogos), tener más derechos que los demás a los recursos que hay en el planeta o a dirigir un territorio o el planeta entero de un día para otro, etc. En cambio, la Iglesia tiene instituciones e historia bien conocidas. En ella ha habido y siempre habrá hombres malos y buenos, pero, como mínimo, todo el mundo sabe que no se pueden justificar fácilmente crímenes o mezquindades en base a la doctrina tradicional.
Como le gusta mucho recordar a Emilio, la edición original del Origen de las Especies toma una frase de Bacon que mueve a la investigación científica y al progreso, pero amputada: elimina la parte en que dice que cualquier progreso debe tener en cuenta la moral y el servicio a los demás. ¿Casualidad? También Virgilio cuando escribió una obra épica como la Eneida de algún modo endiosó a quien ostentaba el poder: Augusto. Así justificaba por vía irracional todo su proceder. O, en la Antigua Grecia, cuando Hecateo inventa su genealogía, se ríe de Hesíodo (por las genealogías míticas que establece, que se pierden en la noche de los tiempos). Luego Hecateo se inventa otras nuevas y se ríe de Hesíodo, pero Hecateo se las sacó de la manga; y, como Darwin, con tono impositivo de carácter oracular, pretende que se le obedezca.
¿QUIERE SUGERIR ALGO A LOS LECTORES PARA PROFUNDIZAR EN ESTA MATERIA?
Aconsejamos aprender dialéctica y retórica, pues nos brindan herramientas fundamentales para librarnos de oscurantismos nuevos y viejos y evitar ser engañados. Darwin y Huxley inventaron la etiqueta «creacionista» para descalificar a todo aquel que no aceptara como reales sus creaciones meramente literarias. Si aprendemos dialéctica y retórica sabremos que la naturaleza ni selecciona ni lleva a cabo otras acciones, que los parecidos no implican parentesco, que una suma de excepciones tendenciosamente seleccionadas nunca puede conformar una regla (sino que la excepción, por el contrario, confirma la regla), o que las etiquetas son la artimaña más socorrida en los tiempos actuales para descalificar sin argumentos racionales al que no se cree un dogma oficial.

Javier Navascués Pérez

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