Se retracta tras causar escándalo en los fieles
El obispo de
Oporto (Portugal), Mons. Manuel Linda, pidió no hablar nunca de la virginidad
física de María, la Madre de Dios, pero tras el escándalo generado entre los
fieles se ha visto obligado a retractarse.
(ACI Prensa) En una entrevista publicada
por el portal portugués Observador.pt, el prelado
dijo que «nunca
debemos referirnos a la virginidad física de la Virgen María».
«El Antiguo
Testamento dice muchas veces que Jesús iba a nacer de una doncella, hija de
Israel, que fuera simple, pobre y humilde. Pero la verdad esa es apenas una
referencia a la devoción plena de esa mujer a Dios. El don de ser madre de Dios fue dado a María porque ella tenía un corazón
indiviso. Lo que importa es la plena donación», explicó el Prelado.
«Con certeza hay mujeres con el himen roto
(la membrana vaginal que suele desgarrarse en la primera relación sexual) que son más vírgenes en el sentido de la
plena devoción a Dios que algunas con el himen intacto», agregó.
El 26 de diciembre, el portal
Observador agregó una aclaración solicitada por el Obispo que decía lo
siguiente:
«Este texto fue
modificado a las 15 horas del 26 de diciembre para clarificar la posición del
Obispo de Porto, Don Manuel Linda, relativa al dogma de la virginidad perpetua
de María».
El añadido solicitado por el
arzbispo fue colocado en negritas, pero no es una declaración textual sino que
señala que «el obispo de Oporto, Don Manuel Linda, sin negar el dogma de la virginidad perpetua
de María proclamado por la doctrina de la Iglesia Católica, refirió al Observador que ‘nunca debemos
referirnos a la virginidad física de la Virgen María’».
Tras el escándalo generado
entre los fieles en Portugal, el obispo también dedicó un espacio de
su homilía en la Misa de Navidad para señalar que «no habría Navidad sin la Virgen Santa María. Aquella que, de acuerdo con la fe de la
Iglesia –¡que es también mi fe!– es proclamada ‘virgen antes, durante y después
del parto’ de manera expresa en el Sínodo de Milán (año 390), o ‘Mater
intacta’, como decimos en las letanías. La saludamos y le agradecemos
profundamente por su insustituible contribución a la historia de nuestra
salvación».
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