miércoles, 21 de noviembre de 2018

REFLEXIÓN 02


Hoy estaba caminando en el supermercado y de repente oí un ruido de cosas rompiéndose. Crucé los pasillos y vi que algunas personas murmuraban en voz baja. Cuando entré al pasillo donde miraban, vi una escena triste. 

Una Sra. había golpeado con el carrito el estante de platos y vasos y muchos se habían caído. 

Arrodillada, desesperada, juntaba los pedazos, mientras que su esposo tomaba cada código de barra de cada vajilla rota diciendo: ¿Ves? Ahora tendrás que pagar todo esto. Escena triste. Alguien que se equivocó y con este espectáculo todas las miradas eran para ella.

Cuando me arrodillé junto a ella para explicarle que no se preocupara, vino un joven, se arrodilló junto a nosotros y le dijo:
- Déjalo, que los de limpieza recojan. Ve al hospital para que te vean esa herida en tu mano.
Ella lo miró, avergonzada y dijo:
- No. Tengo que juntar eso para pagar.
El joven dijo:
- Tranquila!!!! Tenemos seguro para ese tipo de pérdida, y no tienes que pagar nada. ¡Sigue, ve!

Cuando el joven se levantó, pude ver que tenía la identificación de gerente del supermercado.
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¡Para ti que has leído hasta aquí, me gustaría que me dieras un minuto. Donde estés, cierra los ojos, e imagina Dios haciendo lo mismo por ti! 

Recogerá los pedazos de tu corazón por los golpes que te ha dado la vida, te curará toda herida y te aseguro que tus pecados y errores serán perdonados. Hay un seguro llamado gracia, que cuando reconoces que te equivocaste y lo aceptas como tu único y exclusivo salvador, el gerente de la existencia del universo (DIOS) te dirá: "Ya todo está pagado"... ¡sigue, ve!

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