"Como sucedió en tiempos de
Noé, sucederá también en los días en que venga el Hijo del hombre. La gente
comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca, cuando
llegó el diluvio y todos murieron. Y lo mismo pasó en los tiempos de Lot: la
gente comía y bebía, compraba y vendía, sembraba y construía casas; pero
cuando Lot salió de la ciudad de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y
todos murieron. Así será el día en que se manifieste el Hijo del
hombre.
Aquel día, el que se encuentre en
la azotea y tenga sus cosas dentro de la casa, que no baje a sacarlas; y el
que esté en el campo, que no regrese a su casa. ¡Acordaos de la mujer de Lot!
El que trate de salvar su vida la perderá, pero el que la pierda,
vivirá.
Os digo que aquella noche estarán
dos en una misma cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán. Dos mujeres
estarán moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán.
Le preguntaron entonces:
– ¿Dónde ocurrirá eso, Señor?
Y él les contestó:
– Donde esté el cadáver, allí se
juntarán los buitres."
El año litúrgico se acerca a su fin. Leeremos estos días textos evangélicos escritos en estilo apocalíptico, bastante común en aquella época. Estos textos nos hacen reflexionar sobre nuestro fin. Pero, pueden causarnos confusión. Nos podemos quedar en la literalidad de las desgracias y calamidades del fin del mundo, olvidando, que el nuestro, es simplemente nuestra muerte. Lo que debemos extraer de este texto es, que debemos tomarnos la vida en serio. Estar preparados y no pensar que siempre tendremos tiempo para cambiar. Es el día a día el que debe marcar nuestro seguimiento de Jesús. Viviendo con la confianza, de que si somos verdaderos discípulos, Él siempre estará a nuestro lado. |
Enviat per Joan Josep
Tamburini
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