Como viene ocurriendo desde hace uno o dos años, ha aparecido un informe
importante en el blog tradicionalista italiano Messa
in Latino (Misa en latín). En él, los autores revelan que en la reciente
reunión de la Conferencia Episcopal Italiana en Roma (12-15 de noviembre), se
organizó un ataque contra el Motu Proprio del 2007 del Papa Benedicto XVI, Summorum Pontificum. Esa instrucción papal afirmaba que
“está permitido celebrar el Sacrificio de la Misa
según la edición típica del Misal Romano, que fue promulgado por el Beato Juan
XXIII en 1962 y nunca fue derogado, como una forma extraordinaria de la
liturgia de la Iglesia”.
El ataque
fue dirigido por el arzobispo Redaelli de Gorizia, quien argumentó que la misa
fue, de hecho, abrogada (en directa contradicción con el Papa Benedicto) y que,
por lo tanto, no puede considerarse universalmente permitida.
A
principios de esta semana, la colaboradora de 1P5 Hilary White, que vive en
Italia, ofreció más información sobre cómo se ve el panorama litúrgico en
Italia y cómo se podría interpretar esta jugada. Ella dice que la misa
tradicional “apenas sobrevive” en Italia “debido a la hostilidad ciega y demente de los obispos
italianos a la religión católica”. También argumenta que Francisco ha
tomado el control de la Conferencia de Obispos italianos, imponiendo su propio
candidato en Perugia e infiltrando “un grupo de sus
adeptos a posiciones clave por todo el país para comenzar a suavizar a la
Iglesia local con sus fundamentos ideológicos”. Hilary continúa,
diciendo de Francisco: Apostaría a que ésta es
su idea, presentada como si fuera la de ellos y que él aceptará de mala
gana la decisión abrumadoramente generalizada de los obispos -sinodalidad, por
si no lo saben-. Probablemente tomará un par de años –se necesita dar un tiempo
para aparentar que hay posibilidad de oponerse–, pero probablemente se
presentará como un “principio clave” después de algún Sínodo. Algo de lo que
uno o dos obispos se quejarán de que “nunca se habló” en las discusiones en el
aula.
Ella
espera que a nivel local, habrá una presión para acabar con cualquier Misa
Tradicional que haya logrado sobrevivir en el paisaje ya hostil. Durante los
últimos cinco años, la disponibilidad de Misas tradicionales se ha “desplomado”, escribe Hilary, y eso le quedó claro
al tratar de encontrar un lugar para vivir con acceso a la Misa, después de que
la ciudad de Norcia, donde era oblata en el monasterio benedictino, fue
destruida por terremotos y ella se vio obligada a encontrar un nuevo hogar.
Hace veinte meses,
cuando buscaba un lugar en Umbría, mi principal prioridad era encontrarlo
dentro de una distancia razonable a la Misa. Pero pasé un mes viajando arriba y
abajo y de un lado a otro visitando TODOS los lugares con misas listadas en los
sitios web tradicionalistas, y de los cinco centros con misa habitual (sin
incluir la SSPX), sólo tres apenas se mantenían -uno de los cuales era el
monasterio de Norcia-. Si logran restringir formalmente la misa nuevamente,
será para acabar con ella. Los tradicionalistas son tratados por el clero y la
jerarquía italiana como personas con una enfermedad mental contagiosa.
El golpe de los obispos italianos contra la misa perenne no parece ser
decisivo. Que yo sepa, no se han tomado medidas concretas para derogar el Summorum Pontificum en
Italia -lo que, de ocurrir, tendría un efecto dominó en las diócesis hostiles
de todo el mundo-. Es posible que aún no veamos el siguiente paso, pero no se
equivoquen: este es un evento portentoso, y no
hemos oído lo último.
Como suele
hacer, Hilary va al fondo de la cuestión cuando concluye: Una cosa que ésto demuestra, sin embargo, es que sólo los
tradicionalistas y los rabiosos revolucionarios con sotana a los que todavía
llamamos obispos son los que entienden completamente la importancia de la
antigua liturgia. Necesitan acabar con ella para acabar con la Fe que encarna.
En una
actualización posterior, señala que el Arzobispo Redaelli se negó recientemente
a “respaldar a uno de sus párrocos que se oponía a
tener un líder de los scouts de la parroquia, hombre adulto que estaba en una
‘unión civil’ del mismo sexo.” Este rechazo finalmente llevó a la
renuncia del sacerdote, mientras que el líder scout gay se mantuvo.
“Simplemente agrego todo esto”, dice
ella, “como una ilustración útil de lo que quiero
decir con que el odio a la liturgia tradicional siempre implica el odio a la Fe
que encarna”.
La traducción completa de la publicación de Messa en Latino está abajo:
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·
Conferencia de los Obispos Italianos: La Misa
Tradicional Debe ser Abrogada. Benedicto XVI se Equivocó
Se han confirmado los informes recibidos: en Roma, en la reunión de la
Conferencia Episcopal Italiana (CEI), se intentó atacar el motu proprio de
Benedicto XVI [Summorum Pontificum], y también al mismo Benedicto XVI, él que
apreciaba tanto esa reforma y que valientemente se enfrentó a la oposición.
¿Qué
pasó?
El arzobispo Redaelli, obispo de Gorizia (que sabemos recibió una
licenciatura en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana)
afirmó que el Misal de Juan XXIII [1962] fue derogado por Pablo VI (a
diferencia de lo que dijo Benedicto XVI en el motu
proprio) y, por lo tanto, debido a que las premisas jurídicas en las
que se basa Summorum Pontificum son erróneas, carece de eficacia en la parte
en la que afirma la validez continua del Misal [1962] y su vigencia sin alterar
en la actualidad. Por esta razón, el motu
proprio es una ley “sin sentido” y la liturgia “Tridentina” no fue legítimamente restablecida por
el motu proprio y no puede considerarse actualmente como universalmente
permitida.
La
consecuencia, deseada por los obispos más hostiles, es una cancelación total
(sin apelación) de todos los centros donde se ofrece el Misa tradicional, que
se abría camino desde el 14 de septiembre de 2007.
A lo que respondemos, con base en la opinión de profesionales en derecho
canónico, no simplemente en intérpretes de la ley en otros campos como Su
Excelencia [Arzobispo Radaelli], que incluso si la premisa del motu proprio de
que la antigua liturgia fue numquam abrogata es incorrecta (que no lo es, como se
evidencia, aparte de otras cosas, por la facultad preexistente [antes de 2007]
de celebrar la misa tradicional bajo indulto), el dato esencial es que Summorum Pontificum expresa
una irrefutable ratio legis: a saber, que la Forma Extraordinaria en lo sucesivo, se
puede usar libremente; siempre permitida para misas privadas, y a petición de
un grupo estable de fieles para misas públicas. Por lo tanto, las
críticas del Arzobispo Radaelli, incluso si estuvieran bien fundadas (y no lo
están), no tendrían ningún impacto en absoluto sobre la vigencia del derecho
canónico en vigor desde 2007.
A esta
intervención poco convincente se agrega la intervención aún más hostil de
Girardi, rector del Instituto de Liturgia Pastoral de Santa Justina de Padua
(uno de los epicentros de aberraciones post-conciliares), lleno de la peor
ideología del “aggiornamento”.
Desprovisto de conocimiento legal pero lleno de arrogancia litúrgica (la
famosa broma que circula en el Vaticano es que la diferencia entre un
liturgista y un terrorista es que con este último, por lo general, uno puede
negociar…), Girardi explicó que Summorum Pontificum es pernicioso desde el punto de vista del
cuidado pastoral, porque es contrario a las indicaciones conciliares de los
Padres que exigieron (según él) un cambio radical al Misal [1962]. Esto no es
cierto en absoluto, como lo demuestra la lectura de la Constitución
conciliar Sacrosanctum Concilium,
que por ejemplo no obliga a que el sacerdote celebre vuelto hacia la gente, y
en el n. 36 prescribe categóricamente: “El uso de
la lengua latina, excepto por leyes particulares, se conserva en los ritos
latinos”.
Un obispo de Puglia también habló en apoyo de este liturgista, el obispo
Brambilla de Novara, quien, aunque habló de una manera más elegante, también
asestó un duro golpe contra el motu proprio.
Por supuesto, después de haberse preocupado [en su reunión] por cambiar
las traducciones antiguas del Gloria y el Padre
Nuestro, sin que nadie lo viera necesario (y aún, obviamente, “por vosotros y por todos” todavía no se ha
modificado , quedando claramente en contraste con la versión original, o más
bien con las palabras de Nuestro Señor, quien dijo “por
vosotros y por muchos”), ¿por qué perderían
el tiempo Sus Excelencias analizando las verdaderas causas de la grave crisis
de fe que la Iglesia italiana está atravesando (seminarios vacíos, abandono de
la sotana por muchos sacerdotes, el colapso de la práctica católica, terribles incidentes
de abuso homosexual y pedófilo, altares de cabezas cortadas… por citar solo
algunos ejemplos?).
En
cambio, el asunto urgente del momento era, aparentemente, arremeter contra la
antigua liturgia y exigir su destierro.
Hay algo
siniestramente psicopático en todo esto, y es la envidia de quienes están en
bancarrota: en el colapso de sus utopías, en el
frío invierno en que se ha convertido la radiante “primavera conciliar”, es
demasiado doloroso enfrentar la realidad y admitir honradamente sus errores. En
vez de eso, intentan destruir lo poco que todavía funciona, como el celo y el
decoro de las celebraciones del rito antiguo y el auge de las vocaciones en los
institutos religiosos tradicionales. El caso de los franciscanos de la
Inmaculada y el odio a la liturgia inmemorial son un claro ejemplo de este
frenesí demente de náufragos locos, que intentan voltear las pocas balsas que
aún flotan, en lugar de pensar en subir a ellas o construir nuevas.
Robert y Henry
(Traducido por
Rodrigo García. Artículo original)
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