FESTIVIDAD 21 DE NOVIEMBRE
La Iglesia celebra este acontecimiento para honrar a la Madre de Dios y nos propone vivir su entrega en cada momento de nuestra vida.
LA PRESENTACIÓN DE LA
SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
En este
día en que se recuerda la dedicación, en el año 543 de la Iglesia de Sta. María
la Nueva, construida cerca del templo de Jerusalén, celebramos, junto con los
cristianos de la Iglesia Oriental, la “dedicación” que
María hizo de Sí misma a Dios, ya desde su infancia, movida por el Espíritu Santo,
de cuya gracia estaba llena desde su Concepción inmaculada.
Este es
un día dedicado a honrar a María, a quien alaban las liturgias de los
diferentes ritos, en el lugar más venerable de la Cristiandad.
El día de
hoy debemos implorar de María la paz en favor de los pueblos judíos y árabes,
reunidos al pie de esta iglesia, en Jerusalén, aún con las armas en la mano.
Debemos meditar, además, que María es el templo perfecto del Nuevo Testamento. “La Casa de Oro”, donde Dios se dignó preparar su
morada.
Es un día
de admiración para todos los hombres de buena voluntad, ya que Dios adornó a
esta niña, desde su Concepción inmaculada en el seno de Ana y durante todo el
tiempo de su niñez y juventud, con prerrogativas tan extraordinarias, que se
convirtió en la segunda Eva.
Por el “Fiat” -“Hágase en mí tu Voluntad”-, ella ofreció
una libre y total obediencia a los designios de Dios. Desde ese momento,
cesaron ante Dios los ritos exteriores del Antiguo templo y Jesucristo comenzó,
en el mismo seno de María, a ofrecerse como el único y eterno Sacerdote: como
la única ofrenda grata a Dios por todos los hombres.
La razón
principal de este hecho reside en la persona de la Virgen Niña, aquella
concebida sin pecado. El Arcángel San Gabriel la llama llena de gracia. Por
tanto, se comprende que, como algo espontáneo, al no haber estorbo alguno que
lo impidiera, se lanzaría intrépida hacia el Señor, como hacia un imán
irresistible. Cuando María contesta al ángel “¿cómo
puede ser esto, pues no conozco varón?”, da a entender su consagración
virginal.
Hay un
lienzo de Murillo con una linda escena. Santa Ana está enseñando a leer a la
Niña. Y lo hace con la Sagrada Escritura. María sabría muy bien el salmo 15:
“El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en tu mano. ¡Me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad!”.
No
dejemos de poner en manos de Nuestra Madre Santísima cada día, entregándonos
como ella lo hizo, con esa fidelidad y desapego, al Señor.
Oh Dios,
que quisiste que en este día fuese presentada en el templo la Santísima. Virgen
María, morada del Espíritu Santo: suplicámoste por su intercesión nos concedas merecer
ser presentados en el templo detu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén
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