El
día de los muertos, de los Fieles Difuntos, el 2 de noviembre, es un día en que
los católicos celebran a sus muertos. Y sucede luego de haber celebrado a los
muertos que sabemos que están en el Cielo. O sea la fiesta de Todos los
Santos.
En general no sabemos si nuestros muertos están en
el Cielo o no.
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Y si ya llegaron, es posible que hayan hecho un pasaje por el Purgatorio antes, para entrar limpios e impecables al Cielo.
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Pero muchos tienen la duda de que hacer si sus seres queridos aún permanecen purgándose.
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Y si ya llegaron, es posible que hayan hecho un pasaje por el Purgatorio antes, para entrar limpios e impecables al Cielo.
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Pero muchos tienen la duda de que hacer si sus seres queridos aún permanecen purgándose.
Por eso es
un día especial para tratar el tema del Purgatorio. Que se define como un lugar intermedio entre el Cielo y la Tierra
que la gracia de Dios nos regala para darnos otra oportunidad de llegar al
Cielo. La primera la tuvimos en la Tierra, que nos abrió la posibilidad de no
ir al ‘fuego eterno’. Esta fecha
nos recuerda que nosotros podemos
hacer muchas cosas para que la estadía de las almas que van al Purgatorio sea
lo más corta posible. Lo que luego se revertirá directamente sobre nosotros,
porque esas almas agradecidas que ayudamos a liberar orarán por nosotros en el
Cielo, ya sea mientras estemos en la
Tierra o si caemos en el Purgatorio. Acá presentamos una serie grande de
artículos que hemos publicado sobre el Purgatorio, debido a la importancia de
este lugar, que asevera la doctrina
católica que existe.
EL
CRISTIANISMO VIVIÓ DESDE SU INICIO APARICIONES DE MUERTOS
Los padres de la iglesia estaban familiarizados con
los fantasmas, visiones fantasmales y apariciones.
Las visiones
de los muertos en sueños (apariciones oníricas) y apariciones en vigilia de
figuras fantasmales, eran consideradas
encuentros espectrales. El significado profundo unido a las figuras
oníricas, sobre todo de gente real que
entrega mensajes importantes, no se consideraba meramente un subproducto
psicológico del ensueño, sino un evento sobrenatural. Veamos el caso de
Santa Perpetua, Santa Tecla y 9 relatos sobre apariciones de Almas del
Purgatorio.
QUIEN
FUE SANTA PERPETUA
Santa Perpetua fue una mártir cartaginesa, cuyo
martirio se relata en la Passio Perpetuae et Felicitatis.
Joven mujer rica de 22 años fue arrestada y acusada por cristianismo
junto con su esclava Felicidad (también conocida como Felícitas). Y ante su negativa a adorar a
los dioses paganos, fueron condenadas a
muerte en el circo. La historia de su martirio fue inmensamente popular en los
siglos IV y V. San Agustín dice que la Passio se leía frecuentemente en
las iglesias y reuniones, para gran provecho de los creyentes. Sus vidas fueron objeto de dos novelas
históricas recientes: Perpetua: Una
novia, una mártir, una pasión escrita
por Amy Peterson y La escalera de bronce de Malcolm Lyon. Perpetua fue muerta por decapitación en el
año 203 junto a Felicidad y se las recuerda juntas.
EL
CASO DE SANTA PERPETUA
Nuestro
primer fantasma aparece en La Pasión de
las Santas Perpetua y Felicidad, un importante cuento sobre el
martirio temprano. Antes de su ejecución en Cartago el 7 de marzo 203, Perpetua
experimenta algo inusual.
Mientras que está en espera en la cárcel, el nombre
de su pequeño hermano muerto Dinocrates viene a su mente de forma espontánea
durante la oración, y ella piensa que esto es significativo.
Esa noche,
ella tiene una visión de él: Yo veía à Dinocrates saliendo de un lugar oscuro, donde estaban otros
muchos. Sintiendo a la vez calor y sed, con
falta vestido, y color pálido; y la herida en su cara que él tenía cuando
murió. Este Dinocrates habían sido mi hermano en la carne, de siete años
de edad, quien estaba enfermo de úlceras de la cara, había tenido una muerte horrible, por lo que su muerte fue
abominada por todos los hombres. Por
él, por tanto, yo había hecho mi oración; y entre él y yo había un
gran abismo, de manera que ninguno podía ir de un lugar a otro. Había además, en el mismo lugar donde estaba
Dinocrates, una fuente llena de agua, cuyo borde más alto era de la estatura
del niño. Y Dinocrates se estiraba como si quisiera beber. Me
lamentaba de que la fuente tenía agua,
pero sin embargo la altura del borde le impedía beber.
Ella reza por su hermano cada día y noche, para que pueda ser liberado
de este tormento. Es interesante que el lenguaje evoca claramente la historia
del Rico y Lázaro, lo que sugiere
la imposibilidad de Dinocrates de obtener ningún alivio en el más allá. No
obstante, Perpetua sigue rezando por él.
Días más
tarde, ella tiene otra visión: Vi ese lugar que antes había
visto, y Dinocrates limpio del cuerpo, bien vestido, con comodidad. Y la
fuente que había visto antes, tenía el borde a la altura del ombligo del niño. Había allí agua
que fluía sin cesar. Y en el borde había un cáliz de oro lleno de agua. Dinocrates
se acercó y comenzó a beber de él. Y quedando satisfecho partió
lejos del agua y empezó a jugar como un niño lo haría, con alegría. Y me
desperté. Entonces entendí que fue
relevado de sus dolores.
Esta es una poderosa escena para un importante
texto cristiano temprano.
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Aquí tenemos una visión de los muertos que sugiere el destino de los difuntos en el otro mundo, con una imagen del agua viva que “fluía sin cesar”.
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El estado de Dinocrates, y la capacidad de las oraciones intercesoras de Perpetua para liberarlo, son un poderoso testimonio temprano de las apariciones, del purgatorio y de las oraciones por los muertos.
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Aquí tenemos una visión de los muertos que sugiere el destino de los difuntos en el otro mundo, con una imagen del agua viva que “fluía sin cesar”.
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El estado de Dinocrates, y la capacidad de las oraciones intercesoras de Perpetua para liberarlo, son un poderoso testimonio temprano de las apariciones, del purgatorio y de las oraciones por los muertos.
Estas apariciones de los muertos en sueños – casi siempre llenas de
significado y simbolismo cristianos – se repiten en la literatura
fantasmagórica y visionaria en los próximos mil años y más allá.
Veamos otro caso.
QUIEN
FUE SANTA TECLA
Tecla de Iconio es conocida hoy popularmente como Santa Tecla. Una mujer
que durante el siglo I , decidió ofrecer su castidad y seguir ciegamente a San
Pablo en su
peregrinar. Los dos evangelizadores cuenta la historia, pasaron con su divina palabra por la ciudad de Tarragona.
Santa Tecla continuó sola su peregrinaje.
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Luego fue perseguida por los enemigos del cristianismo, quienes la sometieron a toda clase de tormentos.
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Pero la Santa mujer siempre salía indemne, pues ni los leones.
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Ni los lagartos venenosos, ni el intento de quemarla viva pudieron con ella.
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Luego fue perseguida por los enemigos del cristianismo, quienes la sometieron a toda clase de tormentos.
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Pero la Santa mujer siempre salía indemne, pues ni los leones.
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Ni los lagartos venenosos, ni el intento de quemarla viva pudieron con ella.
Después, se retiró a una cueva para vivir el resto de su vida en cristo. Hasta el día en
que soldados intentaron atraparla, y ella a través de la oración hace derrumbar la montaña; quedando al descubierto
solo el brazo de Santa Tecla. El brazo de Santa Tecla fue trasladado
desde el país de Armenia, para ser protegido y rendirle culto en la catedral de
Tarragona.
EL
CASO DE SANTA TECLA
Esta otra visión de sueño fantasmal está en los apócrifos Hechos de
Pablo y Tecla, compuesto en el siglo segundo. Santa Tecla, inspirada en
Pablo para seguir una vida de virginidad, sobrevive varios intentos de ejecutarla por su fe. Después de una
de sus sentencias de muerte, se le da
al cuidado de una “rica reina” de nombre
Tryphaena a fin de preservar su virginidad hasta la ejecución. Las
autoridades tratan de alimentar con Tecla a los leones, pero éstos se niegan a
atacar, en su lugar lamen sus pies. Después de este primer intento de
matarla, Tecla retorna al cuidado de
Tryphaena, quien había perdido una hija llamada Falconilla.
La hija viene a Tryphaena en sueños diciendo:
“Madre, tú hablarás con Tecla, la extranjera que
está desolada, ella puede orar por mí y ser trasladada al lugar de los justos”.
Cuando
Tryphaena la recibió después de la procesión, que por igual
hacían lamentándose por ella le dijo: Tecla, mi segunda hija, ven, ruega tú por mi hija para que ella pueda
vivir para siempre; esto lo he visto en un sueño.
Y ella sin demora levantó la voz y dijo: ¡Oh, mi
Dios, Hijo del Altísimo que estás en los cielos, concede a ella su deseo, que
su hija Faleonilla pueda vivir para siempre.
Y
después de haber dicho esto, Tryphaena
se lamentó por ella, teniendo en cuenta que tan gran belleza debía ser
arrojada a las bestias.
Tryphaena se
había encariñado con Tecla como una segunda hija. Cuando Tecla sobrevive a un
segundo intento de matarla, la reina llega a creer en el Dios de Tecla y cree que el alma de su hija ha sido redimida
por las oraciones de Tecla.
Todo su hogar se convierte.
Así vemos nuevamente que la aparición, la oración de intercesión por los
difuntos y una sugerencia del purgatorio en otra pieza de la literatura
cristiana primitiva.
En estos dos cuentos, los fantasmas actúan como
testigos del estado de los muertos en el más allá, ya que abogan por oraciones
para moverlos a la salvación.
Es un motivo que veremos repetido durante siglos, desde fantasmas a
sueños fantasmales. Aún más interesante es que tenemos claro los primeros indicios del purgatorio y las oraciones por los muertos un
milenio antes de que algunos estudiosos (como le Goff) sostienen que el
purgatorio fuera “inventado”.
Veamos
otros relatos antiguos pero más recientes.
NUEVE
HISTORIAS SOBRE ALMAS DEL PURGATORIO
PRIMER
RELATO
Refiere
Tomás de Cantimprato que a un hombre muy virtuoso, pero que a causa de una
larga y terrible enfermedad, estaba muy deseoso de morir, se le apareció el Ángel del Señor y le dijo:
“Dios ha aceptado tus deseos, escoge, pues: o pasar
tres días en el purgatorio y después ir al cielo, o ir al cielo sin pasar
por el purgatorio, pero sufriendo todavía un año de esa enfermedad”.
Eligió lo primero: murió y fue al purgatorio. No había aun pasado un día,
cuando el ángel se le presentó de
nuevo. Apenas le hubo visto aquella pobre alma exclama: “No es posible, exclama, que tú seas el Ángel bueno, pues
me has engañado así. Me decías que solo
estaría tres días en este lugar, ¡y hace ya tantos años que estoy
sufriendo aquí las más horribles penas!” “Tú eres quien te engañas, contesto el
Ángel. Todavía no ha pasado un día, tu
cuerpo esta aun por enterrar. Si prefieres sufrir un año más esta
enfermedad Dios te permite aun salir
del Purgatorio y volver al mundo”. “Si, Ángel santo, replicó, no solo
esta enfermedad durante un año, sino cuantas
penas, dolores y males haya en el mundo sufriré gustoso, antes que
padecer una sola hora las penas del Purgatorio”.
Volvió,
pues, a la vida y sufrió con admirable
alegría un año más aquella enfermedad, publicando a todos lo terrible
que son las penas del Purgatorio.
SEGUNDO
RELATO
Refieren varios autores que estando un religioso
carmelita descalzo en oración, se le apareció un difunto con semblante muy
triste y todo el cuerpo rodeado de llamas.
“¿Quién
eres tú? ¿Qué es lo que quieres?”, preguntó el religioso.
“Soy,
respondió, el pintor que murió días
pasados, y deje cuanto había ganado para obras piadosas”.
“¿Y cómo padeces tanto, habiendo llevado
una vida tan ejemplar?”, volvió a decirle al religioso.
“¡Ay!,
contesto el difunto, en el tribunal del supremo Juez se levantaron contra mi muchas almas, unas que padecían terribles
penas en el purgatorio, y otras que ardían en el infierno, a causa de una pintura obscena que hice a
instancias de un caballero“.
“Por fortuna mía se presentaron también muchos
santos, cuyas imágenes pinte, y dijeron para defenderme que había hecho
aquella pintura inmodesta en la juventud
Que después me había arrepentido y cooperado a la
salvación de muchas almas, pintando imágenes de Santos.
Y por
último que había empleado lo que había ganado a fuerza de muchos sudores, en limosnas y obras de piedad“.
Oyendo el
Juez soberano estas disculpas, y viendo que los santos interponían sus méritos,
me perdonó las penas del infierno
pero me condenó a estar en el purgatorio mientras dure aquella
pintura.
“Avisa pues, al caballero N.N. que la eche al
fuego, y ¡ay! de él si no lo hace”.
Y en prueba
de que es verdad lo que te digo, sabe que dentro de poco tiempo morirán dos de sus hijos. Creyó, en efecto, el
caballero la visión y arrojo al fuego la imagen escandalosa. Antes de los dos
meses se le murieron los dos hijos, y el reparó con rigurosa penitencia los
daños ocasionados a las almas.
TERCER
RELATO
Estaba santa Brígida en altísima contemplación,
cuando fue llevada en espíritu al purgatorio. Allí vio, entre otras, a una noble doncella, y oyó que se quejaba
amargamente de su madre, por el demasiado que le había tenido:
“¡Ah! decía, en vez de reprenderme y sujetarme,
ella me proporcionaba modas, novios, me incitaba a ir a los bailes, saraos,
teatros, y hasta me engalanaba ella misma.
Es verdad que me enseñaba alguna devociones, pero que gusto
podían dar estas a Dios yendo mezcladas con tanto galanteo y profanidad? No
obstante, como la misericordia del señor es tan grande, por aquellas devociones
que hacía, Dios me concedió tiempo para
confesarme bien y librarme del infierno. Pero ¡ay!, ¡que penas estoy padeciendo, si lo supieran
mis amigas!!, ¡que vidas tan distintas llevarían!. La cabeza que antes
ataviaba con dijes y vanidades esta ahora ardiendo entre llamas vivísimas. Las espaldas y brazos que llevaba
descubiertos los tengo ahora cubiertos y apretados con hierros de fuego
ardentísimo. Las piernas y pies,
que adornaba para el baile ahora son atormentados horriblemente.Todo mi cuerpo, en otro tiempo tan
pulido y ajustado ahora se halla sumergido en toda clase de tormentos”
Contó la santa esta visión a una prima de la difunta, muy entregada también a la
vanidad, y esta cambio de vida. En términos que, entrando a un convento de muy rigurosa observancia procuro con
rigidísimas penitencias reparar los desordenes pasados, y auxiliar a su
parienta que estaba padeciendo tanto en el purgatorio.
CUARTO
RELATO
Había en Bolonia una viuda noble, que tenía un hijo único muy querido. Estando divirtiéndose un día con
otros jóvenes, paso un forastero y les
interrumpió el juego. Reprendiéndole ásperamente el hijo de la viuda, y resentido el forastero, saco un puñal, se lo
clavo en el pecho. Y dejándole palpitando en el suelo, echo a huir
calle abajo con el puñal ensangrentado en la mano, y se metió en la primera casa que encontró abierta. Allí suplicó a
la señora que por amor de Dios le ocultase, y ella, que era precisamente la madre del joven asesinado, le escondió en
efecto.
Entre
tanto llego la justicia buscando al asesino, y no hallándole allí:
“sin duda, dijo uno de los que les buscaba, no sabe
esta señora que el muerto es su hijo, pues si lo supiera, ella misma nos
entregaría al reo, que indudablemente debe estar aquí”.
Poco falto,
para que muriese la madre de sentimiento al oír estas palabras. Mas luego, cobrando ánimo y
conformándose con la voluntad Divina, no solo perdono al que había matado a su
único y tan estimado hijo. Sino que le entrego todavía una cantidad de
dinero y el caballo del difunto para
que huyese con más prontitud, y después le adopto como su hijo. Pero, ¡cuán agradable
fue a Dios esta generosa conducta! Pocos días después estaba la
buena señora, haciendo oración, por el alama del difunto, cuando de pronto se le apareció su hijo, todo
resplandeciente y glorioso, diciéndole: “Enjuagad
madre mía, vuestras lagrimas y alegraos, que me he salvado. Muchos años tenía que estar en el purgatorio, pero
vos me habéis sacado de él, con las
virtudes heroicas que practicasteis perdonando y haciendo bien al que me
quito la vida. Más os debo por haberme librado de tan terribles penas, que por
haberme dado a luz. Os doy las gracias
por uno y otro favor, ¡adiós, madre mía, adiós, me voy al cielo donde
seré dichoso por toda la eternidad”.
QUINTO
RELATO
Derrotado
por Cayano, el ejército de Mauricio y hechos prisioneros gran número de
soldados, Cayano pidió al emperador una
moneda y no de valor muy subido, por el rescate de cada prisionero. Mauricio se
negó a darla. Cayano pidió entonces una de menos valor, y habiéndosela
también rehusado, exigió por ultimo una ínfima cantidad. La que no habiendo podido
lograr tampoco, irritado el bárbaro, mandó cortar la cabeza a todos los soldados imperiales que tenía en su poder. Mas
¿Qué sucedió? Pocos días después Mauricio tuvo una espantosa visión. Citado al
tribunal de Dios, veía gran multitud de
esclavos que arrastraban pesadas cadenas, y con horrendos gritos pedían
venganza contra él. Oyendo el Juez supremo, tan justas quejas, se vuelve a Mauricio y le pregunta: “¿Dónde quieres
ser más castigado: en esta o en la otra vida? ¡Ah! Benignísimo Señor,
responde el prudente emperador, prefiero ser castigado en este mundo.
Pues bien, dijo el juez, en pena de tu crueldad con
aquellos pobres soldados, cuya vida no quisiste salvar a tan poco precio, uno
de tus soldados te quitara la corona, fama y vida acabando con toda tu
familia”.
En efecto,
pocos días después se le insurrecciono el ejército, proclamando a Focas por
emperador. Mauricio fugitivo se
embarcó en una pequeña nave con algunos pocos que le seguían, más
en vano, furiosas las olas lo arrojan a la playa. Y llegando los partidarios de Focas, le atan a él y a cuantos
le seguían y los llevan a Eutropia, en donde, ¡oh, pobre infeliz!. Después de haber visto con sus propios ojos
la cruel carnicería que hicieron de cinco hijos suyos, fue muerto
ignominiosamente, y no paso mucho tiempo sin que el resto de su familia
sufriese la misma desgracia. ¡Ah! Cristianos
que oís esto, no son unos pobres soldados, son vuestros propios hermanos y vuestros propios padres los que han caído
prisioneros de la Justicia divina. Este Dios misericordioso pide por su rescate
una muy pequeña moneda, de gran valor, es verdad, pero muy fácil de dar. ¿Y seréis tan duros que se le neguéis? ¿Tan insensibles seréis a la felicidad de las ánimas y a
vuestros propios intereses?
SEXTO
RELATO
Tenía una pobre mujer napolitana una numerosa familia que mantener, y a
su marido en la cárcel, encerrado por deudas. Reducida a la ultima miseria,
presento un memorial un gran señor, manifestándole su infeliz estado y
aflicción, pero con todas las suplicas no logro más que unas monedas.
Entra desconsolada a una Iglesia, y encomendándose
a Dios, siente una fuerte inspiración de hacer decir con aquellas monedas una
Misa por las Ánimas, y pone toda su confianza en Dios, único consuelo de los
afligidos. ¡Caso extraño!
Oída la
Misa, se volvía a casa, cuando encuentra a un venerable anciano, que llegándose
a ella le dice: “¿Qué
tenéis, mujer? ¿Qué os sucede?” La pobre le explico sus trabajos y miserias.
El anciano consolándola le entrega una carta, diciéndole que la lleve al mismo
señor que le ha dado las monedas. Este abre la carta, y ¿Cuál no es su sorpresa cuando ve
la letra y firma de su amantísimo padre ya difunto? ¿Quién os ha dado esta
carta? No lo conozco, respondió la mujer, pero era un anciano muy
parecido a aquel retrato, solo que
tenía la cara más alegre“.
Lee
de nuevo la carta, y observa que le dicen: “Hijo mío muy querido, tu padre ha pasado del purgatorio al cielo por medio de la Misa que ha
mandado celebrar esa pobre mujer. Con todas veras la encomiendo a tu piedad y
agradecimiento, dale una buena paga, porque está en grave necesidad”.
El
caballero, después de haber leído y besado muchas veces la carta, regándola con copiosas lágrimas de ternura:
“Vos,
dice a la afligida mujer, vos con la limosna que os hice, habéis labrado la
felicidad de mi estimado padre, yo
ahora haré la vuestra, la de vuestro marido y familia”.
En efecto, pagó las deudas, saco al marido de la
cárcel, y tuvieron siempre de allí en adelante cuanto necesitaban y con
mucha abundancia. Así recompensa Dios,
aun en este mundo, a los devotos de las benditas Animas.
SÉPTIMO
RELATO
Cómo, diciendo misa el hermano Juan de Alverna el
día de Difuntos, vio que muchas almas eran liberadas del purgatorio. Celebraba
una vez la misa el hermano Juan el día siguiente a la fiesta de Todos los
Santos por todas las almas de los difuntos, como lo tiene dispuesto la Iglesia. Y ofreció con tanto
afecto de caridad y con tal piedad de compasión este altísimo sacramento, el
mayor bien que se puede hacer a las almas de los difuntos por razón de su
eficacia, que le parecía derretirse del
todo con la dulzura de la piedad y de la caridad fraterna.
Al alzar devotamente el cuerpo de Cristo y
ofrecerlo a Dios Padre, rogó que, por amor de su bendito Hijo Jesucristo,
puesto en cruz por el rescate de las almas, tuviese a bien liberar de las penas
del purgatorio a las almas de los difuntos creadas y rescatadas por Él.
En aquel
momento vio salir del purgatorio un
número casi infinito de almas, como chispas innumerables que salieran de
un horno encendido. Y las vio
subir al cielo por los méritos de la pasión de Cristo, el cual es
ofrecido cada día por los vivos y por los difuntos.
OCTAVO
RELATO
Cómo, por los méritos de fray Gil, fue librada del purgatorio el alma de
un fraile Predicador, amigo suyo. Estaba ya fray Gil con la enfermedad de la
que a pocos días murió, y enfermó también de muerte un fraile dominico.
Otro
religioso amigo de éste, viéndole próximo a morir, díjole: “Hermano mío, si
te lo permitiese el Señor, quisiera que
después de tu muerte vinieses a decirme en qué estado te encuentras”.
El enfermo
prometió complacerle, caso de que le fuese posible. Ambos enfermos murieron el mismo
día, y el de la Orden de Predicadores
se apareció a su hermano superviviente, y le dijo: “Voluntad es de Dios que te cumpla la promesa. ¿Qué es de ti? -le preguntó el fraile.
Estoy bien -respondió el muerto-, porque aquel
mismo día murió un santo fraile Menor, llamado fray Gil, al cual, por su grande
santidad, concedió Jesucristo que llevase al cielo todas las almas que había en
el purgatorio.
Con
ellas estaba yo en grandes tormentos,
y por los méritos del santo fray Gil me veo libre”. Dicho esto, desapareció, y el
fraile que tuvo esta visión no la
reveló a nadie.
Pero ya
enfermo, temeroso del castigo de Dios por
no haber manifestado la virtud y gloria de fray Gil, hizo llamar a los frailes
Menores. Se presentaron diez, y, reunidos con los frailes Predicadores, reveló el enfermo devotamente la visión ya
referida. Investigaron con diligencia, y supieron que los dos habían muerto en un mismo día.
NOVENO
RELATO
Santa
Gertrudis, aquella esposa tan regalada del Señor, había hecho donación de todos sus méritos y obras buenas a las pobres Ánimas
del Purgatorio. Y para que los sufragios tuviesen más eficacia y
fuesen más adeptos a Dios, suplicaba a
su Divino Esposo le manifestase porque alma quería que satisficiese.
Se lo otorgaba su Divina Majestad, y la
santa multiplicaba, oraciones, ayunos, cilicios, disciplinas y otras
penitencias, hasta que aquella alma hubiese salido del purgatorio. Sacada una, pedía al Señor le señalara otra,
y así logro liberar a muchas de aquel horrible fuego.
Siendo ya la santa de edad avanzada, le sobrevino
una fuerte tentación del enemigo que le decía: “¡Infeliz de ti! ¡Todo lo has aplicado a las Animas
del Purgatorio, y no has satisfecho
todavía tus pecados! Cuando mueras, ¡que penas y tormentos te esperan!”
No
dejaba de acongojarla este pensamiento, cuando se le apareció Cristo Señor Nuestro, y la consoló diciendo: “Gertrudis, hija
mía muy amada, no temas, los sufragios que tu ofreciste a las Ánimas del
Purgatorio, me fueron muy agradables,
tu no perdiste nada.
Pues en recompensa no solo te perdono las penas que
allí habías de padecer, sino que aun aumentare tu gloria de muchísimos
grados.
¿No había prometido yo dar el ciento por uno, pagando a mis
fieles servidores con medida buena, abundante y apretada? Pues mira, yo haré
que todas las almas libertadas con tus
oraciones y penitencias te salgan a recibir con muchos Ángeles a la
hora de la muerte. Y que, acompañada
de este numeroso y brillante cortejo de bienaventurados, entres en el
triunfo de la gloria”.
Fuentes:
- http://www.tarragona-goig.org/tarragones/statecla.htm
- http://aristofennes.com/santa-tecla-un-brazo-una-santa-fiestas-en-tarragona/
- https://www.ewtn.com/spanish/Saints/Felicidad_y_Perpetua.htm
- https://es.wikipedia.org/wiki/Perpetua_y_Felicidad
- http://www.fordham.edu/halsall/source/perpetua.asp
- http://www.earlychristianwritings.com/text/actspaul.html
Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María
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