El domingo pasado en Jacksonville, Florida, se realizaba un torneo nacional de
videojuego en un restaurante de la localidad y un gamer (jugador de
videojuegos) profesional asesina a 2 y hiere a 10 jugadores y al final se
suicida. ¿Cómo es posible que un muchacho de 24
años haya asesinado cuando el año pasado fue el campeón de videojuegos?
No sabemos el motivo por el cuál realizó los asesinatos. Lo qué sí sabemos es
que David Katz se
levantó del lugar donde estaba jugando y empezó a disparar, no en forma
indiscriminada, sino que tenía sus objetivos muy claros: los mejores jugadores.
Y al primero que mató fue al campeón de ese torneo. Uno de los jugadores, que
fue herido en un pie, comentó: “David había perdido
esa mañana y estaba muy enojado”.
El señor
Katz ya tenía antecedentes de problemas emocionales y mentales. Fue internado
dos veces en un hospital psiquiátrico y estaba siendo medicado con
antidepresivos y antipsicóticos con los que trataba su esquizofrenia. Vivió un
trauma muy severo en su adolescencia cuando sus padres se divorciaron.
No estoy
diciendo que el videojuego haya sido la causa de su conducta violenta, porque
todavía la policía no lo sabe. Sin embargo, puedo mencionar que hay una gran
cantidad de estudios que indican que estar expuesto mucho tiempo a los
videojuegos, sin importar su contenido, bloquean el funcionamiento del lóbulo
frontal. La corteza prefrontal, se encuentra en nuestra frente, se encarga de
desarrollar y dirigir las funciones ejecutivas: regular los impulsos,
desarrollar conductas de mayor empatía, analizar las situaciones y ayuda a tomar
las mejores decisiones, tomar conciencia de las consecuencias de las
decisiones, buscar metas a largo plazo y focalizar su vida con propósitos
reales y significativos, administrar las frustraciones y canalizar la voluntad
y esfuerzo sin importar los fracasos; es capaz de tener flexibilidad y
adaptarse a cualquier situación y problema para salir adelante. Aleksandr Lúriya, el padre ruso de la
neuropsicología, definió al lóbulo frontal como “el
cerebro de la civilización”. En nuestro libro: “Educando
la Generación Zombi: Déficit de Inteligencia Ejecutiva” afirmamos que
los videojuegos bloquean estas funciones y los impulsos empiezan a gobernar a
la persona. Veo con mucha frecuencia cuando un niño o adolescente está jugando
y es interrumpido por su papá reaccionan con impulsividad. Sé perfectamente que
lo que detonó la violencia de David
Katz fue el videojuego porque sufría trastornos de personalidad y
conducta, pero si a esto se le suma el videojuego, estamos incrementando
exponencialmente el riesgo que pueda ocurrir una tragedia.
El
consejo no es eliminar todos los videojuegos de sus hijos sino supervisar el
tiempo de exposición, contenido y especialmente, sus reacciones al estar
jugando. Si su conducta cambia drásticamente es mejor reducir el tiempo de
juego y promover otras actividades deportivas, sociales y artísticas. Pongamos
nuestro ojo en él para que él no ponga su ojo en alguien más.
Por Jesús Amaya Guerra
www.vanguardia.com.mx
30-08-2018
30-08-2018
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