Aprovechando un
nuevo aniversario de la muerte de Domingo Faustino Sarmiento, dejamos aquí
algunas perlitas de uno de los pensadores masones y liberales más famosos de
nuestra Argentina.
Las citas están
extraídas del último libro de Enrique Díaz Araujo titulado Ensayos básicos (EDA,
Buenos Aires 2018, 216 pp).
Un hijo de su
buena madre con todas las de la ley.
Que
no te la cuenten…
P. Javier
Olivera RAvasi
SU RACISMO Y SU POSTURA SOBRE LA RAZA NATIVA
“Si Sandez mata
gente, cállense la boca. (los argentinos nativos) Son animales bípedos de tan
perversa condición que no sé qué se obtenga con tratarlos mejor” (D. F. Sarmiento a B. Mitre,
por carta de W. Paunero, del 29 de julio de 1862).
“Somos (los
argentinos) pobres hombres llenos de pretensiones y de inepcias, miserables
pueblos ignorantes, inmorales y apenas en la infancia. Somos una raza bastarda
que no ocupa sino que embaraza la tierra” (D. F. Sarmiento, Obras Completas, t. 52, p. 165).
“Se nos ocurre
que la barbarie, lenguajes y medios de poder en la Argentina, la hacen
descender a la condición de los pueblos más despreciables y atrasados de
América” (D. F.
Sarmiento, OC, t. 6, p. 414).
“Todos estamos
de acuerdo en la laboriosidad del extranjero y la holgazanería del hijo del
país, aptitud de uno e ineptitud de otro” (D. F. Sarmiento, OC, t. 36, p. 279).
“Ningún rasgo
apetecible tenemos de carácter nacional, ni en sus instituciones, ni moral ni
práctica gubernativa, ni tradiciones, ni costumbres si no son las de barbarie” (D. F. Sarmiento, OC,
t. 23, p. 266).
“Amalgama de
razas incapaces e impropias para la civilización ¡Qué habitudes de incuria, de
aspiraciones limitadas, qué incapacidad absoluta para el trabajo, que horror
para todo lo que pueda civilizar habitudes de incuria, de aspiraciones
limitadas, qué incapacidad absoluta para el trabajo, qué horror para todo lo
que pueda civilizar, que pertinacia en la ignorancia voluntaria!” (D. F. Sarmiento, OC,
t. 11, p. 10).
“¡Qué chasco nos
hemos dado con la inmigración extranjera! Estos gringos que hemos hecho venir
son aliados naturales de todos los gobiernos ladrones… Lo más atrasado de
Europa es lo primero que emigra… El labriego español, irlandés o francés” (D. F. Sarmiento, en carta a
Posse, Epistolario, t. II, p. 566; en “El Censor”, del 12 de
julio de 1887, y en “El Diario”, del 12 de setiembre de 1887).
“Hay en América
dos partidos: el partido europeo y el partido americano… Traidores a la causa
americana nos dicen todos. ¡Cierto! ¡Traidores, ésta es la palabra! Cierto
decimos nosotros; traidores a la causa americana, española, absolutista,
bárbara… a las tradiciones españolas y a la conciencia nacional, íntima,
plebeya, que han dejado la Inquisición y el absolutismo hispano” (D. F. Sarmiento, Facundo).
SU OPINIÓN SOBRE ESPAÑA
“Aquellos que
como yo, detestan todos sus antecedentes históricos y simbolizan en la España
la tradición del envejecido mal de América… ¡Pueblos decrépitos, diría yo,
vástagos podridos del viejo y podrido tronco! Tampoco en España viven hoy las
bellas artes… tengo razón de creer que allí el pensamiento está muerto… Digo la
verdad, un “vaudeville” me causa mayores sensaciones que el repertorio español
antiguo y moderno… tan sin objeto son estos millares de versos y versificadores
que produce la España, entre los cuales jamás se vio un Byron, ni Goethe, ni
Lamartine, ni Beranger, ni nombre alguno que salga de la Península… España es
la nación que menos puede pretender a nada suyo propio en materia de trabajos
de la inteligencia, porque el atraso no es una civilización, ni produce una
literatura… Por sus costumbres y su espíritu, el pueblo español es el pueblo
más romano que existe hoy día. Todos sus males vienen de ahí… el español vive
peleado irreconciliablemente con el agua… el destino extraño que parece haber
regido en todos los tiempos a España, que no consiste en andar a remolque de
las otras naciones, sino a destiempo… no tiene pintura sagrada ni profana… No
hay estatuas en España ni antiguas ni modernas… Aquí no hay nada; nada hay en
Sevilla… son como nosotros, atrasados, sin ciencia y sin artes… Ninguna
industria se ha introducido en tres siglos… No hay marina nacional… No hay
caminos… No hay educación popular… No hay grabadores… Opino porque se colonice
a España; y ya lo han propuesto compañías belgas” (D. F. Sarmiento, Viajes,
II).
“España es una
raza atrofiada que no da esperanza de mejora… En tanto el cráneo de los
norteamericanos se ha abovedado, el de los españoles se ha contraído… han
perdido el hábito de ejercitar el cerebro… hay que abrirles la boca para
hacerles tragar un libro” (D. F. Sarmiento, OC, t. 36, pp. 166-175, 204-237, 106-129, 255).
“Uno de los
cargos que le hacemos es habernos hecho tan parecidos a ella… No podía parir
otra cosa. Es como si un negro culpase a su madre negra de parirlo negro” (D. F. Sarmiento, OC,
t. 37, p. 153; t. 2, p. 223).
SU POSTURA ANTE EL CATOLICISMO
“España se ha
empobrecido por exceso de sacerdotes. Déjeme de ultramontanismo rancio. El
sacerdote en América española se aferra a la intolerancia anticristiana. Dígase
sin agravio de la cruz que llevaban al pecho los insignes malvados que la
deshonraban. En Córdoba: plantel de monjas, frailes, clérigos,
universidades y seminarios para enseñar orgullo, insolencia, ignorantes por
principios. ¿Qué remedio? Supresión de conventos y monasterios. Es preciso dar
otros ideales al pueblo (D. F. Sarmiento, OC, t. 2, pp. 233, 278; t. 8, pp. 208, 269).
“El fanático, el
supersticioso, el sacerdote embaucador, no es un hombre sino una depravación
del hombre. La superstición excluye la humanidad. El catolicismo se ha vuelto
una enfermedad frenética que tira mordisco al aire como perro con hidrofobia” (D. F. Sarmiento, OC,
t. 2, pp. 387, 388).
“Los milagros
son un cuento del tío, se hacen siempre entre gente rudas y ante chicuelos que
suelen ser tan taimados como los que acompañan a los rateros en Lourdes. Dudoso
es que Luján de más que para sanar un dolor de jaqueca o enderezar con bilmas
una pierna quebrada. Los que concurren al santuario sólo logran divertirse” (D. F. Sarmiento, OC,
t. 48, p. 405).
“La razón
católica es la negación de la razón” (D. F. Sarmiento, OC, t. 52, p. 330).
“Los templos
sepultan capitales, las escuelas siembran moralidad. Los masones son el más
firme apoyo de los gobiernos” (D. F. Sarmiento, OC, t. 30, p. 240; t. 5, p. 267).
“¿Qué es la
religión? Un cúmulo de necedades con olor a incienso. Tenemos a la iglesia
católica en la más absoluta y completa impotencia. Ahí está el “Syllabus”,
por fin, que parece un documento escrito en un momento de locura. El
liberalismo, siendo contrario a la tradición de la iglesia, no admite que sea
concebible un papa liberal; porque desde el momento que se hiciera la unión del
liberalismo y de la iglesia, los fundamentos de ésta vendrían por tierra” (E. Wilde, OC, vol. XV,
III, pp. 199, 192, 196).
“Empiezan a
repugnar los milagros de los muertos y los extravíos histéricos de los profetas
y de los doctores de la Iglesia, en que siguen comulgando los pobres de
espíritu… treinta y dos generaciones de hombres transcurrieron bajo la era
cristiana en la miseria, la ignorancia y la barbarie crónicas. Quedan en todo
el plan de la redención cristiana, iniquidades morales… Los creyentes en las
supersticiones católicas aclimatados desde la infancia a la fe en los fetiches
y a su régimen de terrores y esperanzas ilusorias. Es que el mal de todas las
religiones está en su esencia misma” (Agustín Álvarez, La transformación de las razas en América).
Javier Olivera
Ravasi
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