jueves, 13 de septiembre de 2018

(295) INMANENTISMO VITAL Y HUMO DE SATANÁS


1.- DAR TESTIMONIO HA SUSTITUIDO a dar razones, con nefastos resultados. La minusvaloración del entendimiento ha producido un experiencialismo insano, que debe erradicarse porque subjetiviza la fe. Con otras palabras: dar testimonio sin razones, ha sustituido a dar razones del propio testimonio, que es lo que hace un católico.

2.- LA ADVERTENCIA DE SAN PÍO X, en 1907, punto 4 de la Carta Encíclica Pascendi, es muy clara, y debe dejar de ignorarse:
«Si alguno dijere que la revelación divina no puede hacerse creíble por signos exteriores, y que, en consecuencia, sólo por la experiencia individual o por una inspiración privada deben ser movidos los hombres a la fe, sea excomulgado» (Concilio Vaticano I, De fide can.2.)
Por extensión, no puede convertirse la catequesis en una mera producción de experiencias, cómo si ésta fuera la forma adecuada de mover a las personas a la fe.

3.- EL TESTIMONIALISMO HA ECLIPSADO LA APOLOGÉTICA, que habría que recuperar urgentemente. El conocimiento de Dios no debe destruirse en pos de las emociones, ni ser pulverizado en sentimientos, “enamoramientos sobrenaturales", sensiblerías humanas, demasiado humanas. Las emociones, sin el freno de la razón, sin el control de la gracia, sin el imperio de la ascética, tiranizan la vida cristiana y la hacen empatizar con el pecado. Porque la sensibilidad humana está caída. Los afectos deben ser redimidos.

4.-  SIN TEOLOGÍA NATURAL LA CATEQUESIS QUEDA MUTILADA, no puede sondear una explicación teológica sino en la propia existencia personal, que queda absolutizada, reducida a antropología, como pretende Kark Rahner. La catequesis, de esta forma, se reduce a testimonio existencial, derivando en fe fiducial. Como decimos, dar testimonio, entonces, sustituye a dar razones. La teología se vuelve monólogo del hombre.
El pasaje de la Pascendi, 5 es contundente al respecto. San Pío X describe así el inmanentismo vital aplicado a la religión:
«Pues bien: una vez repudiada la teología natural y cerrado, en consecuencia, todo acceso a la revelación al desechar los motivos de credibilidad; más aún, abolida por completo toda revelación externa, resulta claro que no puede buscarse fuera del hombre la explicación apetecida, y debe hallarse en lo interior del hombre; pero como la religión es una forma de la vida, la explicación ha de hallarse exclusivamente en la vida misma del hombre. Por tal procedimiento se llega a establecer el principio de la inmanencia religiosa. En efecto, todo fenómeno vital —y ya queda dicho que tal es la religión— reconoce por primer estimulante cierto impulso o indigencia, y por primera manifestación, ese movimiento del corazón que llamamos sentimiento. Por esta razón, siendo Dios el objeto de la religión, síguese de lo expuesto que la fe, principio y fundamento de toda religión, reside en un sentimiento íntimo engendrado por la indigencia de lo divino. Por otra parte, como esa indigencia de lo divino no se siente sino en conjuntos determinados y favorables, no puede pertenecer de suyo a la esfera de la conciencia; al principio yace sepultada bajo la conciencia, o, para emplear un vocablo tomado de la filosofía moderna, en la subconsciencia, donde también su raíz permanece escondida e inaccesible.»

Queda aquí expuesta la clave del infausto cristianismo anónimo, del cristianismo inconsciente, pura experiencia (interreligiosa) de sentido. Queda aquí expuesto ese supuesto anhelo inconsciente, al margen de la fe, que todas las religiones y todas las personas del mundo tienen de Cristo, supuestamente.

5.- UNA FILOSOFÍA QUE DEFIENDE LA EXPERIENCIA INCONSCIENTE CONTRA EL CONOCIMIENTO, los sentimientos contra las verdades, la voluntad contra el entendimiento, la fe contra la razón, los fenómenos contra las esencias; una teología que defiende que sólo por experiencias personales pueden ser movidas las personas a creer, sólo puede identificarse con el humo de Satanás, ese que penetró por una rendija en la Iglesia, y que sigue creciendo hasta hoy.
Alonso Gracián

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