Probablemente pocos católicos puedan negar que hay una crisis en la
Iglesia Católica. Algunos se quedarán con la idea conformista de que la Iglesia
siempre estuvo en crisis. E incluso a punto de caer en el despeñadero en casi
todos sus 2000 años.
En medio de los debates morales y sacramentales de
la Iglesia, es fácil centrarse en las políticas eclesiales y buscar en ella los
problemas.
Pero sin
negar la importancia de este tipo de debates, también es útil dar un paso atrás y examinar las raíces de la crisis.
El P. Robert
Southard escribió en la edición de abril 1974 de la Opinión
Homilético y Pastoral lo siguiente: “La Iglesia
Católica va a sobrevivir en este planeta hasta el fin del tiempo, creyendo,
enseñando y practicando esencialmente lo que Cristo quiere de ella… Pero
debemos entender esta promesa correctamente. La Iglesia en tal o cual lugar determinado puede ser destruida… Se
aplica a la Iglesia en su conjunto, no a todos los miembros o parroquias o
diócesis, ni siquiera a las naciones en su conjunto”.
En base a eso algunos consideran que ciertas prácticas que se han
introducido a la misa
contribuyen a la pérdida de lo sagrado. Y dicen que cuando el sentido de lo
sagrado se ha perdido, el sentido de lo sobrenatural, inevitablemente se
pierde, lo que lleva a una pérdida generalizada de la fe. Esto algunos lo ven
como un reduccionismo, o sea achacar la
erosión a un sólo factor, y quizás tengan razón Para reflexionar sobre
el tema debemos pensar primero cuales
son las bases de nuestra fe.
LAS
BASES DE LA FE
El pensamiento cristiano se articula en base a 4 conceptos
esenciales: el amor, la vida, la razón y la fe en lo sobrenatural.
EL
AMOR
San Juan
dice en 1 Juan 4: 7-8 que el que no ama no conoce a Dios porque Dios es amor. Y este amor se refleja en nosotros a través de la
Santísima Trinidad y es lo que nos permite amar a los demás.
Este amor nos permite encontrar el significado y el
propósito de la vida, y es a través de ello que reconocemos que Dios existe.
En 1
Corintios 13: 1-8 San Pablo nos dice lo que es el amor desde el punto de vista
humano, llegando a decir que si no
tengo amor no soy nada. ¿Hemos perdido nuestra
capacidad de sentir y dar amor a Dios y al Prójimo?
LA
VIDA
La vida es central en el cristianismo porque Dios
es el autor de la ella y por tanto es sagrada.
Cuándo el
libro del Génesis relata la creación vemos como Dios da vida a todo lo que existe. Pero a su vez la vida creada en el ser humano es la única
en su especie, porque se trata de una vida que puede crear cultura,
hacer artefactos, cambiar el hábitat, producir belleza. Y por lo tanto no puede ser abusada, ni suprimida fuera de
Dios que la creó y conoce sus misterios. ¿Se ha deteriorado nuestra capacidad de comprender
lo sagrado de la vida?
LA
RAZÓN
Aquí nos
estamos refiriendo al logos. En
Juan 1: 1-5 dice que la palabra era la
fuente de la vida y la palabra era Dios.
Este logos es el que nos da la capacidad de pensar
racionalmente y críticamente, y es lo que nos separa de los animales.
Sin esta capacidad sería imposible crear cultura, hacer ciencia, producir belleza, etc. Pero
también es esta razón la que nos lleva a entender nuestro propósito en la vida y en el universo. Y por esto
que el cristianismo no es una emoción,
sino que nos permite conocer a Dios y sus planes para nosotros. ¿Hoy estamos oyendo a Dios,
comprendiendo lo que quiere de nosotros y haciéndolo?
FE
EN LO SOBRENATURAL
Cuando Jesús
estuvo en la Tierra nos pidió que
tuviéramos fe en Él, lo que a primera vista a algunos les puede
parecer como un acto a ciegas.
Pero nosotros somos parte de la cadena de
testimonios que comienzan cuando Jesús es encarnado y que profetizan hechos que
luego se cumplen.
Es por estos
testimonios que sabemos qué María fue
fecundada por el Espíritu Santo, o sea que es un hecho sobrenatural. Luego
durante toda la vida de Jesús en la Tierra, los que estuvieron al lado de Él, han testimoniado infinidad de milagros
imposibles de realizar sin violar las leyes naturales. Más adelante están los testimonios de las distintas generaciones de
cristianos, que han manifestado las cosas sobrenaturales que les han sucedido
y hemos leído.
Y finalmente están las maravillas hemos podido ver
en nuestras vidas, que no pueden ser frutos de la mera casualidad.
Por lo tanto
la fe en lo sobrenatural no es una
creencia sin pruebas sino todo lo contrario, es una respuesta a la evidencia
de que existe un mundo sobrenatural que da sentido a todo lo que nos rodea. ¿Creemos en el mundo
sobrenatural en estos tiempos? Estas preguntas sobre las bases de la fe
son útiles para detectar dónde están los puntos débiles. Hay que tener en cuenta también que Dios está
permitiendo que no suceda esto en la fe, quizás para podarnos.
CRISIS
PERMITIDA POR LA DIVINA PROVIDENCIA
Parecería
que Dios ha estado dejando que suceda lo que el obispo Atanasio Schneider ha
llamado “una crisis
permitida por la Divina Providencia”. ¿Por qué Dios permitía la confusión y la discordia
en su Iglesia? Por supuesto, nadie puede responder a esa pregunta. Siempre
que alguien pregunta por qué Dios permite que sucedan este tipo de cosas, es razonable un autoexamen. En este
caso, debemos examinar las raíces
espirituales de la crisis actual de la Iglesia.
¿Qué han hecho o no han hecho los católicos para llegar a esta anemia espiritual y moral? Papa Emérito Benedicto XVI en su
conversación con Peter Seewald, El Último
Testamento, afirma con razón que su tarea era a la vez un reformador
y conservador: “Usted tiene que tratar de renovar las cosas, y en ese sentido he
tratado de llevar la fe hacia adelante, trabajando desde una preocupación
moderna. Al mismo tiempo se necesita continuidad,
para asegurar que la fe no es derribada, o despedazada” Vio a su
tarea como: “Resaltar la centralidad de la fe en
Dios, y dar a la gente el valor de tener fe, el coraje para vivir en el mundo con la fe”. A través de la fe, Dios permanece en
nosotros y por nosotros. Nos santifica
y también al mundo a través de nosotros.
Por lo tanto, la batalla de la Iglesia está
principalmente en el nivel del alma.
Si verdaderamente la Iglesia continúa el ministerio de Cristo en el
mundo, entonces debe abrazar la Cruz. Es triste ver a los cristianos
desanimados por los pecados de otros católicos, y, sin embargo, parece que el mayor sufrimiento de la Iglesia viene de
las heridas de sus miembros. El Catecismo cita en este punto: “La Iglesia es,
pues, santa, a pesar de tener a pecadores en medio de ella, porque ella
misma no tiene otra vida, sino la vida de la gracia. Si viven su vida, sus miembros se santifican; si se alejan
de su vida, caen en pecados y trastornos que impiden que la radiación de
su santidad”. ¿Justifica esto la
enfermedad espiritual de los miembros de la Iglesia? Como San.
Pablo diría: ¡De ninguna
manera!
Debemos escudriñar el alma para purificarnos, por
lo que vamos a ser capaces de abrazar la Cruz de manera más completa y
purificar al mundo moderno, en lugar de ceder a sus enfermedades.
En este
proceso, he aquí algunos puntos importantes a tener en cuenta. Buscando
explicaciones sobre raíces de la crisis en la Iglesia y en la fe, aquí presentamos una batería de 7 razones que
las están generando o reforzando.
7
COSAS QUE ESTÁN PRODUCIENDO CRISIS DE FE EN LA IGLESIA
1
– HACER LA MISA SOBRE MIRANDO AL HOMBRE
Nada erosiona más el sentido de lo sagrado que las
liturgias antropocéntricas.
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Estimulan nuestro propio narcisismo y nuestra incorrecta comprensión de la participación dentro de la misa.
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E inculcan el orgullo cuando la humildad se necesita más.
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Estimulan nuestro propio narcisismo y nuestra incorrecta comprensión de la participación dentro de la misa.
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E inculcan el orgullo cuando la humildad se necesita más.
El Cardenal
Sarah recientemente esta insistiendo en que los celebrantes de la misa miren hacia el Señor en partes de la misa.
2
– IRREVERENCIA HACIA LA EUCARISTÍA: DISTRIBUIR LA COMUNIÓN EN LA MANO
El Obispo Atanasio Schneider ha identificado
esto como la gran crisis en la Iglesia de hoy.
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La pérdida de reverencia a la Eucaristía lleva a una pérdida de fe sobre la presencia real de Nuestro Señor.
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La pérdida de reverencia a la Eucaristía lleva a una pérdida de fe sobre la presencia real de Nuestro Señor.
Mientras que
muchos han ofrecido argumentos convincentes a favor de la práctica tradicional
de recibir en la lengua (incluyendo la propia Roma), nadie puede ofrecer una buena defensa de la nueva práctica. La que
había desaparecido completamente de la
Iglesia durante más de una milenio, hasta la década de 1970.
3
– RETIRAR LA BELLEZA OBJETIVA EN LAS IGLESIAS
El minimalismo arquitectónico postconciliar ha
significado nada menos que un asalto contra la
belleza.
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Altares y estatuas hermosas clásicas fueron descartadas en los años después del Concilio Vaticano II.
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Cuando se empezaron a quitar estatuas de santos haciendo a los templos más despojados, y hasta protestantizando las Iglesias.
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Altares y estatuas hermosas clásicas fueron descartadas en los años después del Concilio Vaticano II.
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Cuando se empezaron a quitar estatuas de santos haciendo a los templos más despojados, y hasta protestantizando las Iglesias.
Al igual que
se eliminó la belleza física de la
Iglesia, también su belleza musical. Instrumentos profanos e incluso himnos y canciones de alabanza
protestantes se introdujeron al culto católico.
4
– INNOVACIÓN CONSTANTEMENTE
Posiblemente nada haya sido más decisivo para
erosionar la fe es la incesante manipulación de la unidad de la liturgia.
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El espíritu de innovación ha sido constante, lo que lleva a la interminable experimentación litúrgica y a la obligación de dictar cambios a la tradición que ellos mismos habían recibido.
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Siempre tienen que reinventar para hacer mejor la misa.
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El espíritu de innovación ha sido constante, lo que lleva a la interminable experimentación litúrgica y a la obligación de dictar cambios a la tradición que ellos mismos habían recibido.
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Siempre tienen que reinventar para hacer mejor la misa.
La tragedia
más grande en todo esto es que los argumentos
más convincentes a favor de la Iglesia, su antigüedad, su inmutabilidad, su
constancia se ve socavada por la total inestabilidad. Jesucristo es
el mismo ayer, hoy y para siempre.
5
– NUNCA HACER REFERENCIA A LO SOBRENATURAL
No hay referencias claras e insistentes sobre la
mayoría o todas estas cosas:
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-el destino de nuestra alma eterna;
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-la realidad del cielo;
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-la realidad del infierno;
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-la realidad de satanás y los demonios;
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-la realidad del purgatorio;
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-la paga del pecado;
.
-la muerte del alma causada por el pecado mortal;
.
-la destrucción causada por la fornicación, la anticoncepción, la sodomía, la pornografía, el aborto;
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– la necesidad de arrepentirse;
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-la necesidad de la oración;
.
-la necesidad de silencio.
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-el destino de nuestra alma eterna;
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-la realidad del cielo;
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-la realidad del infierno;
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-la realidad de satanás y los demonios;
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-la realidad del purgatorio;
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-la paga del pecado;
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-la muerte del alma causada por el pecado mortal;
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-la destrucción causada por la fornicación, la anticoncepción, la sodomía, la pornografía, el aborto;
.
– la necesidad de arrepentirse;
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-la necesidad de la oración;
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-la necesidad de silencio.
La gran mayoría de los sacerdotes y obispos predican hoy con poco o
ningún sentido de lo sobrenatural. Y tampoco demuestran un sentido de lo sagrado al ofrecer la misa. No hay urgencia en su enseñanza, ni
hablan de la verdad para contrarrestar las mentiras de los revolucionarios
culturales por temor a ofender. Se niegan a diagnosticar la verdadera
enfermedad o prescribir los medicamentos necesarios. Esta posición que describimos
puede parecer reduccionista para algunos, porque pone la crisis actual de la fe primordialmente en una causa. Cuando
bien pudiera ser el cambio de la liturgia la consecuencia de la pérdida de fe.
Pero también se puede pensar, que
aunque consecuencia, además la puede acelerar.
Afortunadamente en los últimos años estamos
empezando a ver sacerdotes más ortodoxos que se recuperan este sentido de lo
sagrado y lo sobrenatural.
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Por lo que algunos puntos del diagnóstico anterior se pueden estar empezando a revertir.
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Por lo que algunos puntos del diagnóstico anterior se pueden estar empezando a revertir.
Pero hasta
que esto no ocurra masivamente, es probable que se vea una continua pérdida de fe y, con ella, la
pérdida de innumerables almas.
6
– FALTA DE CONFESIONES
Cualquier examen de conciencia para los católicos
de hoy necesita empezar, literalmente, con nuestra falta de examen.
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Cuando hablamos de la misericordia, tiene que comenzar con la Confesión, con el sacramento que Cristo nos dio para otorgar su piedad a nosotros.
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Cuando hablamos de la misericordia, tiene que comenzar con la Confesión, con el sacramento que Cristo nos dio para otorgar su piedad a nosotros.
A la Iglesia ha sido dada la enorme gracia de Cristo para perdonar pecados, pero
la gente simplemente no está muy interesada en ello.
7
– MÍNIMO DE PENITENCIA
Nuestra salud espiritual proviene principalmente de
los sacramentos, pero también se puede medir la salud de la vida espiritual con
nuestro desapego de las cosas materiales.
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La falta de penitencia crea un espíritu de laxitud, que disminuye aún más nuestra única posibilidad de mantenerse firme en la vida espiritual.
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La falta de penitencia crea un espíritu de laxitud, que disminuye aún más nuestra única posibilidad de mantenerse firme en la vida espiritual.
Como dijo
San Alfonso: “Si leemos las vidas de los santos
y vemos las obras de penitencia que llevaron a cabo, nos avergonzamos de la delicadeza y la reserva con la que castigaban la
carne”.
En una
sociedad secular con aumento de las
tentaciones, nuestra necesidad de la penitencia ha aumentado
considerablemente. Y sin embargo se observa una disminución progresiva en la práctica de la penitencia. Históricamente
hemos pasado del ayuno todos los días
durante la Cuaresma, a solo 3 o 4 durante todo el año. ¿Por qué la
relajación de ayuno y abstinencia importa? Porque Dios lo quiere: “Todos los fieles están obligados por ley divina, cada
uno en su propia manera, a hacer penitencia…” (Derecho Canónico #1249).
Los días de penitencia son lo que necesitamos para crecer en santidad y
hacer penitencia por nuestros pecados.
Ahora me gustaría preguntarte si crees que hay
otras cosas en las que se está evidenciando la pérdida de fe.
Fuentes:
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