Por el Padre Lic. Federico Highton, S.E.
Kakarvitta - Madrid, Junio de 2018
La cámara de diputados de Argentina devino cámara del infanticidio pre-natal.
En el contexto del actual “debate” sobre el
llamado “aborto” (eufemismo mediático para
referirse al homicidio pre-natal), aportamos este breve subsidio cuyo objetivo
es presentar sucintamente la posición
de las principales creencias religiosas sobre el asesinato del nasciturus.
Si bien, probablemente casi todos los legisladores, son relativistas, en
mayor o menor grado y muy pocos votan en conciencia y a pesar de que casi
seguro la mayoría vota según criterios estúpidos o viles, como ser el interés
del partido, la opinión de las mayorías encuestadas, el cálculo electoralero,
la fama social o el interés económico derivado de eventuales coimas o favores
que las multinacionales del asesinato pre-natal les puedan ofrecer, creemos que
es intelectualmente provechoso presentar las posiciones religiosas sobre el
homicidio prenatal.
La Iglesia Católica es la
única Religión Verdadera y además es la única Religión que, sin fisuras ni
excepciones, defiende al niño por nacer . Los legisladores católicos que votan aprobando una ley abortista,
devienen reos de pecado mortal –que es castigado con el infierno eternal si no
hay arrepentimiento-. Ellos re-crucifican místicamente a nuestro divino
Salvador, misteriosamente presente en cada niño destrozado por los forceps,
aspiradoras o decapitaciones de los más siniestros verdugos: los médicos
aborteros.
El (neo-) modernismo “católico” no
es católico, por más que sus mayores cultores sean ministros del culto válido.
Esta herejía, dicho brevemente, mundaniza la Fe revelada, buscando convertir a
la Iglesia en una sirvienta del Mundo, en vez de afirmar que a la Iglesia, y
sólo a Ella, le corresponde la Misión de ser la Maestra del mundo, la Maestra
que lleve al mundo a Cristo. He aquí que el modernismo podrá aprobar cualquier
cosa, desde el homicidio de bebés hasta el cambio de sexo de los obispos, desde
procesiones de nudistas hasta la idolatría lisa y llana. Hoy podrá justificar
la pedofilia en nombre del amor, mañana bendecirá al Anticristo…
Los protestantes evangelistas
si se mueven según su concepción religiosa, deberían votar en contra del
homicidio pre-natal, mas como para el luteranismo rige el libre examen, según
el cual cada creyente interpreta la Biblia como le parezca, no se puede decir
que el protestantismo sea pro-vida. Será pro-vida según la interpretación
privada de cada cual. De hecho, los tribunales hebreos hoy tienden, casi
monolíticamente, a aprobar el homicidio pre-natal en muchos casos,
interpretando la Palabra de Dios en esta línea. Es que si se quita el
Magisterio de la Iglesia y se interpreta la Biblia de modo privado, se puede
usar las Sagradas Escrituras para justificar cualquier cosa.
En lo que toca a los legisladores
judíos, los cuales, como los católicos, son muchos, hay que decir que si
son practicantes de su religión, hoy dominada por el rabinismo
kabbalístico-talmudista, en principio votarán a favor del homicidio pre-natal
ya que, como todos saben, la jurisprudencia rabínica contemporánea (unánime o
al menos dominante) aprueba el asesinato del bebé por nacer en muchos casos.
De los musulmanes no
hablemos porque ningún legislador argentino, o casi ninguno, lo es. De todos
modos, creen en el Corán que dice que durante un buen lapso de tiempo el bebé
por nacer no es un ser humano.
Legisladores hinduistas
no debe haber ninguno en Argentina, aunque sí debe haber algunos budistas, aunque sea un budismo a la
carta (ese yoguismo fashion de los bosques de Palermo, los sahumerios en el
living y la falopa misticona). Ahora bien, los legisladores budistas o
filo-budistas si bien tendrían el discurso de la compasión y la benevolencia
con todo sentiente, en principio no tendrán ningún problema en matar bebés por
nacer ya que la falsa creencia en la reencarnación, como pasa en Taiwán, puede
mover a matar al nasciturus que tuvo la “desgracia”
de ser concebido en el seno de una madre necesitada, para que se
reencarne en el seno de una madre rica.
Digamos también una palabra sobre el marxismo ya que, en el fondo, el marxismo es una pseudo-religión
puesto que nadie puede adherir a esta ideología salvo que crea en ella (ya que
no hay ninguna prueba que demuestre la verdad de sus postulados, sino todo lo
contrario).
Los legisladores marxistas, tanto extremos como moderados, no tendrán
problema en aprobar o mandar, cual Herodes, cualesquier matanza de seres
humanos, nacidos o por nacer, ya que el marxismo puro es materialista y para el
materialismo todos los seres, incluidos los humanos, no somos más que un montón
de materia. Por eso, para los marxistas que sean coherentes con el materialismo
afirmado dogmáticamente por Karl Marx, en línea de principio, no hay diferencia
entre tirar treinta mil bolsas al mar y asesinar treinta mil hombres.
¿Y el liberalismo?
Digamos
también una palabra sobre esta impostura, si bien no es una religión, aunque sí
es un pecado, como decía Sardá y Salvany. Para el liberalismo, más o menos,
vale todo, según sea el grado variante de liberalismo de cada cual, desde el
sacrilegio público –protagonizado recientemente por un ministro macrista- hasta
la poliandria, la legalización de las drogas y el
bestialismo-en-la-vía-pública.
II.
El más elemental sentido común y la ley natural bastan y sobran para
darse cuenta que siempre será una iniquidad abisal asesinar un bebé por nacer.
No hace falta ser ni filósofo ni religioso y ni siquiera se requiere creer en
Dios, para entender que el asesinato pre-natal no es menos asesinato que el
post-natal.
Pero, las falsas religiones
mencionadas en este artículo –antiguas (rabinismo, hinduismo, budismo,
islamismo, protestantismo) y modernas (marxismo y liberalismo)-, oscurecen las conciencias de sus adherentes
con sus doctrinas favorecedoras del masacramiento de los niños que viven el
seno materno.
En suma, si bien la ley natural prueba irrefutablemente la malicia
intrínseca del llamado “aborto”, al fin de
cuentas, por más que ilegítimamente tres obispos con tono dulzón se opongan a
heroicas manifestaciones, sólo el Catolicismo defiende y defenderá a capa y
espada al niño por nacer.
¡Que el fuego de la caridad consuma a los católicos
y los lleve a gastarse y desgastarse en la defensa de los niños por nacer y de
la reyecía de Cristo, el Autor de la Vida!
¡Que la reyerta por la vida, pase lo que pase en el
parlamento, prepare la reyerta por la reyecía de Aquel que es la Vida, nuestro
señor Jesucristo, Esposo de la Iglesia Católica por los siglos de los siglos!
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