viernes, 17 de agosto de 2018

CUÁLES SON LAS COSAS QUE DEBEMOS APRENDER PARA PODER AUMENTAR NUESTRA FE


Principio del formulario
El clamor de los cristianos es “Señor aumenta nuestra fe”. Es que sentimos que nuestra fe nunca alcanza, es frágil, escurridiza. Y la fe es el elemento central de nuestra FE. Es la forma o método de conocimiento que nos permite relacionarnos con Dios de una manera razonablemente permanente.
No podemos encontrar a Dios a través de nuestros sentidos porque es alguien sobrenatural.
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A lo sumo podemos concluir que ‘por acá pasó Dios’ cuando vemos la estela que deja.
Siendo tan central, entonces trataremos en este artículo de desmenuzar los diferentes conceptos de la fe, poniendo énfasis en el Carisma de Fe, que es algo poco considerado. Empecemos por el Catecismo de la Iglesia Católica que dice que la fe es Un acto personal, la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela. Y por su revelación, el ‘Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor y mora con ellos para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía’. La respuesta adecuada a esta invitación es la fe. Y dirá San Pablo en Hebreos 10:11 que “la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” Sin embargo existe la dificultad a través de nuestra idea preconcebida de que debemos sentir sensiblemente a Dios y a las cosas divinas.
Aunque sabemos especulativamente que Dios no se deja sentir, prácticamente sostenemos lo contrario.
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Creemos que la verdadera historia de nuestra vida espiritual está formada por todas esas cosas que hemos experimentado sensiblemente.
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Y nada es más erróneo.

LA VIDA ESPIRITUAL NO ES PERCIBIDA POR LOS SENTIDOS
¿Sentimos un sacramento produciendo su efecto adecuado? ¿Sentimos el aumento de la gracia en nuestra alma? ¿Sentimos la muerte del alma por el pecado y su resurrección por la absolución sacramental? ¿Sentimos la presencia real de Jesús en la Eucaristía?
Sin duda, hay momentos en que nuestro Señor se deja sentir sensiblemente.
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Sin embargo, no es la gracia, precisamente lo que se siente, sino a menudo algo más que lo acompaña.
Por ejemplo, vamos a la confesión con un sacerdote parco que simplemente escucha nuestros pecados, da una penitencia y nos absuelve; y no sentimos nada. Vamos al otro que nos entiende y dialoga con nosotros, que nos ayuda en nuestras búsquedas, que nos da consejos útiles. Y sentimos esa paz refrescante que al levantarse, parece que somos otra persona. ¿Fue la gracia del sacramento lo que sentimos? No. Fue la experiencia provechosa que tuvimos con el segundo sacerdote.
Sin duda también hay etapas en la vida espiritual en el que uno se da cuenta, al menos momentáneamente.
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Pero ser consciente de una cosa y sentirlo sensiblemente, no son la misma cosa.
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Tampoco es la vida espiritual toda una cosa de conciencia continua.
¡Hay tantas cosas, incluso los materiales, que no sentimos!
¿Sentimos la sangre que circula por las arterias?
¿Sentimos el misterioso funcionamiento del cerebro?
¿Nos damos cuenta de la maravilla por la cual la comida digerida es asimilada y transformada en nuestra propia sustancia?
¿Cuando éramos niños y jóvenes, nos sentimos el crecimiento de cada día?
Y si no nos sentimos estas cosas materiales, ¿cómo es que queremos sentir lo que es espiritual?

HAY QUE BUSCAR A DIOS CON LOS OJOS DE LA FE
En resumen, el primer secreto en la búsqueda de nuestro Señor es la fe. Él no se esconde de la mirada de la fe, ni puede eludirla.
La fe nunca tiene obstáculos, penetra en todos los recovecos; atraviesa todos los velos.
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¡Si tan sólo pudiéramos comprender el secreto de vivir por la fe, de ir a Dios por el camino de la fe oscura!
Nos acercamos al tabernáculo y no sentimos nada, al igual que si estuviéramos cerca de un tabernáculo vacío. Decimos: “Jesús está aquí” pero es como si estuviéramos pronunciando palabras en un idioma desconocido, porque ellas no mueven una sola fibra de nuestro corazón. Pero la fe nos asegura que Dios está ahí, y si hemos de comportarnos en armonía con lo que la fe nos dice, ¡qué diferente sería nuestra oración! Hablamos con Jesús, pero no sentimos que Él nos escucha, ni que Él nos responda; y nuestro coloquio languidece, y pronto no sabemos qué decir. Pero la fe nos dice que Jesús nos escucha y que Él nos habla, y que Él no necesita ni sonidos externos ni medios extraordinarios para hablar con nosotros.
Él es el Maestro divino, que habla y ordena sin el ruido de las palabras.
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Y si la fe me asegura que Jesús me escucha, me habla y me ama, entonces las delicias y los consuelos no son necesarios; nada en absoluto.
La oscuridad de la fe no se acomoda a nuestros gustos sensibles. Nosotros la desearíamos sentir por encima de todo lo demás y la fe no es para sentir y saborear, sino para conocerla. “Yo no encuentro a Dios” puedes decir. Tú no lo encuentras a él de acuerdo a tu manera, es decir, de una manera sensible. Pero, ¿tú crees? Si tienes fe, ya sabes que Dios no está lejos de ti, porque en Él vivimos, nos movemos y somos.
Porque Él nos rodea a la derecha y a la izquierda, arriba y abajo.
Porque Él nos penetra y vive por la gracia en lo más íntimo de nuestra alma.
Porque Él está presente en una flor, en la fragancia, en ese rayo de luz en ese glorioso cielo, en todas partes.
En consecuencia, si supiéramos cómo sacar provecho de la fe y vivir por la fe, de siempre encontramos a Dios, tendríamos resuelto nuestro problema. Habríamos descubierto el gran secreto de la vida interior. Teniendo en cuenta que la fe es el elemento central para buscar a Dios hicimos un trabajo taxonómico sobre cuáles son los distintos tipos de fe de las que se habla habitualmente en los textos católicos, poniendo énfasis en al Carisma de fe.

QUE ES LA FE PARA UN CRISTIANO
 DON GRATUITO DE DIOS Y DECISIÓN DE LOS HOMBRES
La Fe es un don gratuito de DIOS accesible a cuantos la piden humildemente y con un corazón sincero. Lo que mueve al creyente a creer es su voluntad de creer, pero siempre como consecuencia de un acto de bondad de DIOS: la gracia. El responsable último en la Fe del creyente es DIOS porque la Fe es siempre sobrenatural, viene de arriba. No es un sentimiento sino una decisión del hombre. Es la respuesta que cada uno le da a DIOS. “Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos” (Apoc. 3: 20). Oigo su voz, tomo la decisión abriendo la puerta, y él entra en mi corazón transformando mi vida. Por lo tanto el acto de Fe es un acto humano, y no es contrario a la libertad ni a la inteligencia del hombre depositar la confianza en DIOS, como tampoco adherirse a las verdades por Él reveladas” (Catecismo, 154). La Fe es tanto un reconocimiento personal a DIOS que se revela. Como también es un acto eclesial que se manifiesta en la expresión «creemos». Es la Iglesia quien cree con la gracia del Espíritu Santo, y precede, engendra y alimenta la Fe de cada uno. Por Fe cada hombre camina en una realidad que es invisible, pero cuando la confiesa y siente la Fe, esta Fe se hace realidad.

CREENCIAS DE LA FE
La profesión de Fe comienza con la afirmación «Creo en DIOS» porque es la fuente de todas las demás verdades sobre el hombre y el mundo. Creer en DIOS significa adherirse a DIOS mismo, confiando plenamente en Él y dando pleno asentimiento a todas las verdades reveladas por Él. Significa creer en un solo DIOS y en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es la certeza de lo que no se ve y de que lo visible proviene de lo que no se ve. No basta la razón para abrazar la verdad revelada, es necesaria la Fe. Pero para que el acto de Fe fuese conforme a la razón, DIOS ha querido darnos motivos de credibilidad que muestran que el asentimiento de la Fe no es un movimiento ciego del espíritu. Los motivos de credibilidad son señales ciertas de que la Revelación es palabra de DIOS:
la gloriosa resurrección de Cristo es signo definitivo de su divinidad y prueba de la verdad de sus palabras;
los milagros de Cristo y de los santos (Mc 16:20; Act 2:4) (Catecismo 156);
el cumplimiento de las profecías (Catecismo 156), hechas sobre Cristo o por Cristo mismo, por ejemplo las profecías acerca de la Pasión y sobre la destrucción de Jerusalén, etc..;
la excelencia y elevación de la doctrina cristiana;
la propagación y la santidad de la Iglesia, su fecundidad y su estabilidad, son signos ciertos de la revelación, adaptados a la inteligencia de todos (Catecismo 156).

LA PROMESA DE DIOS
La Fe se da cuando mantienes la seguridad en la promesa de DIOS, no por la esperanza que DIOS haga lo que pides sino porque tienes convicción de que DIOS te hizo la promesa. Es esperar a recibir lo que Jesús te prometió; es lo que tienes en tu corazón antes de que llegue la promesa. Es una certeza que supera la lógica y una total seguridad de que DIOS va a actuar a través de una palabra o una acción. Por lo tanto Fe es confianza en DIOS, en su palabra, en sus promesas, en su provisión, en el carácter moral correcto de sus avisos y mandamientos, hasta tocar la piedad y la santidad. Debes creer que DIOS está presente en tu vida en todo momento, que quiere hacer cosas buenas para ti, que DIOS puede hacerlo y que DIOS lo hace y lo hará.
“Sin Fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a DIOS ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan”.

Jesús nos dice: “Tenéis que buscar la recompensa divina”. Cuando DIOS ve el compromiso radical en tu Fe y ve tu dedicación total, entonces él te proveerá del “carnero”, de la bendición y de una vida plena.

CÓMO SE VIVE LA FE
Si le preguntásemos a Abel qué es la Fe nos diría “la Fe es una ofrenda a DIOS” y así podremos medir nuestra Fe en términos de cuanto más ofreces más recibes. Si le preguntásemos a Noé qué es la Fe nos diría: “es la obra, es trabajar por DIOS. La Fe significa edificar una barca arriba, en las montañas”. Para Abraham la Fe sería: salir a lo desconocido, permitiendo que DIOS me lleve más allá de mi comprensión y mi conocimiento”.
La Fe es una realidad espiritual y una forma de vida que toca cada dimensión de la existencia del creyente. La Fe es estar dispuesto a un constante cambio de decisiones, a que creamos en la liberación del alma. Y a que como embajadores de Cristo podamos ejercitarla con nuestros hermanos, ya que es un don que se puede transmitir, como en las Bodas de Caná (Juan 2: 1-11). Quien está en Cristo vive en seguridad aunque las circunstancias sean adversas (Salmos 46:1-3 y 27:1-3); porque:
-la Fe siempre ve posibilidades (1Juan 5:4-5);
-produce esperanza (Romanos 5:2);
-produce confianza (2 Corintios 5:7);
-testifica al incrédulo.
Hace que seas audaz y realices cosas que en otro momento no hubieras hecho. Te moviliza a buscar las bendiciones del Señor, como la enferma que toco el manto de Jesús. Porque con nuestra Fe podemos conseguir lo que queramos, siempre y cuando sea para nuestro bien y esté en la voluntad de DIOS (Hebreos 11:32-34). La Fe obra por el amor (Gálatas 5:6) y hace que te unas a otros hermanos en la Fe. Es el elemento necesario para la oración eficaz (Mateo 21:22); y la paz es el fruto de dicha oración.

CRECIMIENTO DE LA FE
La Fe general crece de la semilla original de la Fe salvadora que DIOS ha plantado en nuestros corazones (Romanos 12:3). El grado de la Fe general varía con la etapa del desarrollo del creyente (“poca Fe”, “mucha Fe”, etc.) (Mateo 14:29-31 y Lucas 7:2-9). Crece como resultado del ayuno y la oración (Mateo 17:17-21) y por escuchar su Palabra (Romanos 10:17). Nace y crece por la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo. La Fe crece con pedirla: “los Apóstoles dijeron al Señor: auméntanos la Fe”; los testimonios refuerzan la Fe. El Espíritu Santo produce Fe (1 Corintios 12, 9): “el Espíritu Santo….da a otro la Fe…”. Los sacramentos son una fuente inagotable de la acción del Espíritu Santo en los que Jesús se hace presente. Y el estar unido a una comunidad orante también ayuda a crecer en la Fe. En cambio la Fe se debilita por tribulaciones y persecuciones (Mateo 24:9-12). Por el amor al mundo (2 Timoteo 4:10). El descuido de la salvación (Hebreos 2:1-3). Por no congregarse (Hebreos 10:22-25). Por no obrar de acuerdo a la Fe, porque la Fe sin obra es Fe muerta (Santiago 2:20).

EXPECTACIÓN Y DUDA
Hay una diferencia clara entre expectación y Fe. Cuando quieres hacer algo y dices sólo con tu convicción “el Señor me lo va a dar”, es expectación. En cambio la Fe es cuando tú oras y llegas a la convicción de que DIOS te va a dar lo que pides. ¿Y cómo diferenciar y llegar a la convicción de lo que es de DIOS y lo que no lo es? En primer lugar, en el silencio interior, en la oración, en los signos exteriores coincidentes. En el abandonarte a los hechos y oportunidades que “misteriosamente” se van generando para ti, sentirás interiormente que algunas de las cosas que te suceden, y no otras, son la voluntad de DIOS. Y al identificarlas sabrás cual es el camino que Él quiere para ti. En segundo lugar, todo lo que viene de DIOS es coherente con el mensaje de Cristo, las escrituras, irradia amor y caridad, y aumenta tu Fe. La gran dificultad de la Fe es la duda o inseguridad, es cuando preguntas ante DIOS: “Señor, ¿cómo hago..?”. No hay nada perverso en dudar. Cuando Gabriel se acercó a María le dijo: “Concebirás un hijo, el hijo de DIOS “Y ella dijo: “Pero, ¿cómo?. Yo no he conocido a ningún varón”. No es malo dudar, pero la cuestión es qué hacemos con la duda. La duda y la inseguridad son reacciones humanas, pero el problema viene cuando la duda se convierte en incredulidad.
LOS TIPOS DE FE CRISTIANA: FE TEOLOGAL Y FRUTO DE FE
Obviamos hacer un análisis de los distintos tipos de Fe que existen, desde la natural y humana hasta las distintas creencias de Fe religiosas que no son cristianas, en obsequio a la brevedad. En términos generales podemos distinguir 3 tipos de Fe cristiana: la Fe que Salva, la Fe como Fruto y el Carisma de Fe. La Fe que Salva o Teologal sucede primero en el tiempo de conversión de una persona y no podemos tener Fruto ni Carisma de Fe sin tener la Fe de Salvación. Hasta se puede ver como una gradación entre ellas, o sea que en la medida que la Fe Teologal y el Fruto se hacen más robustos y firmes, se está más disponible para lograr una Fe Carismática que puede mover montañas y hacer caminar sobre el agua.

FE QUE SALVA O FE TEOLOGAL
Es la Fe por la que se aceptan las verdades reveladas por DIOS y que son definidas por la Iglesia. Por las que se cree en los dogmas y que exige que el espíritu atienda y la voluntad adhiera a ellas; esta Fe es útil al alma. Dicha Fe la recibimos desde el bautismo como regalo de DIOS (aunque inicialmente no nos demos cuenta). Se manifiesta en un corazón que cree que DIOS levantó a Jesucristo de entre los muertos para nuestra justificación. Y éste inmediatamente se convierte en un corazón dispuesto a confesar fiel y constantemente a Cristo como Señor y Salvador personal (Efesios 2:8; Juan 1:12; Romanos 10:9-10; 5:1; Gálatas 3:6; Filipenses 3:9; Romanos 4:25; 10:9, 10). Es confianza personal en el Señor Jesucristo y que cree en el mensaje de Jesús “el que escucha mi palabra y cree en aquel que me ha enviado tiene vida eterna y no incurre en condenación”. Es la Fe que viene al hombre que no conoce al Señor y a través de la Palabra es salvo. Cuando se predica la Palabra el Espíritu Santo obra y el incrédulo cree en Jesucristo como su Salvador. Es la Fe que causa que una persona se vuelva Cristiana y nos hace parte de la familia de DIOS. La Fe salvadora proviene de la gracia de DIOS. (Efesios 2:8-9) Se puede decir que la virtud teologal es “nuestra Fe”, que nos ha sido dada permanentemente, en comparación con el Don Carismático que es la “Fe de DIOS”. Y que fluye por medio nuestro en un momento dado cuando DIOS quiere actuar para realizar hazañas especiales y maravillosas (Mt. 18.19s; 1 Co. 13.2; He. 11.33–40).

FE COMO FRUTO
La Fe como Fruto del Espíritu Santo es una lealtad producida por el mismo Espíritu Santo y cultivada por el creyente. Que genera fidelidad y constancia. Lleva al hombre a experimentar la viva presencia de DIOS en su vida, independientemente de las circunstancias del momento. Le ayuda a vivir de acuerdo a su creencia y le lleva a experimentar una vida abandonada a la providencia de DIOS. Este tipo de Fe se aumenta, crece y madura en la medida que confiamos en Él cada día de nuestra vida. (1Ts.3:10). La Fe como fruto del Espíritu es una demostración de fidelidad a DIOS y su Palabra junto con una actitud de completa obediencia y sumisión a su voluntad. Es la Fe Servidora que nos permite seguir a DIOS y hacer lo que Él nos pide. Nos permite vencer los obstáculos en el camino de la vida. Y como resultado obtenemos la promesa de que todo lo que pidamos al Padre en el nombre de Jesús nos lo dará siempre y cuando esté en su voluntad. (Juan 14:12-14)

EL CARISMA DE FE
COMO SE INSERTA EN EL CONCEPTO DE FE
El Carisma de Fe o Don de Fe esta considerado dentro de los Carismas de Poder; por medio de ellos el Espíritu Santo manifiesta el poder divino (Hch.2: 22). A veces se refieren a él como “Fe especial” que indica alternativamente:
-que es una Fe otorgada por el Espíritu Santo para satisfacer una necesidad en circunstancias especiales;
-que es una Fe superior a la Fe general; y
-que no necesariamente reside permanentemente en el creyente.
A veces se le menciona como Palabra de Fe haciendo referencia a que actuó por una palabra que se profirió. La Fe como Don es la base de todos los carismas, una forma para medir cualquier carisma y para regular su ejercicio. Por eso a medida que crece nuestra Fe carismática, crecemos en otros carismas. Con frecuencia hay superposición en el uso de los Dones de Poder. Por ejemplo, en la resurrección de Lázaro, además del Don de Fe que puso en práctica Jesús, también actuaron los de Sanidad y de Milagros, pues no sólo fue resucitado sino curado (había estado enfermo antes de morir) y volvió a la vida sano. Este don es espontáneo e inmediato en su manifestación aunque los resultados no siempre son inmediatos, pero sí seguros. La impresión de que el Don de Fe funciona pasivamente se debe a que a menudo opera en cooperación con dones más dramáticos (la Operación de Milagros, los Dones de Sanidades). Y muchas veces se manifiesta en secreto. Sin embargo requiere del involucramiento activo del creyente para discernir, orar, conocer los riesgos, aceptar lo que el Señor le pide, aplicar.

QUE COSAS HACE
Es una operación sobrenatural que sostiene la confianza íntima en DIOS en situaciones imposibles en cuanto a lo natural (Lucas 17:6), de que el poder de DIOS va a intervenir, y de que DIOS quiere y puede usarnos para obrar maravillas. No opera en el plano de lo posible y por tanto comienza donde el poder del hombre termina. El Don de Fe es la confianza ferviente en DIOS que da valor para emprender y vencer en cosas que exceden las fuerzas humanas y aun en circunstancias cuando todo parece estar en contra de uno. Es la Fe que describió Jesús en Mateo 17:20 “Fe como un grano de mostaza”. Una Fe que puede mover las montañas de dificultad, puede hacer o recibir milagros, creer lo imposible y provocar Fe en otros. (Hechos 28:3-5, Marcos 16:18, Juan 14:12). Es la confianza de haber percibido la voluntad de DIOS que lo capacita a uno para actuar como si el hecho hubiese ocurrido ya, (1 Reyes 18:30-46, Hebreos 11), expulsar demonios (Mateo 17:19-20) y hacer cara a los más crueles martirios sin titubear. Es una súbita oleada de Fe para creer confiadamente que lo que hagamos o hablemos en el nombre de Jesús, sucederá, que el Señor hará lo que nos ha mostrado que hará, confiar en ello y hacer las cosas que le permitan a Él realizar lo que quiere hacer. Es la Fe que “espera” y que nos alienta a “creer sin ver” que DIOS hará lo que promete que va a hacer, y que nos permite actuar como vehículos suyos para hacer cosas asombrosas.

A QUIENES SE DA
El don de Fe es una habilidad especial que DIOS da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo, para discernir con extraordinaria confidencia la voluntad y el propósito sobre el futuro de su obra. Es una de las capacidades mayores que cada uno de nosotros debería “procurar” (1 Corintios 12:30) y pedir. Recordemos que Él dijo que los que tengan Fe harán las obras que Él hizo y aún mayores. (Juan. 14,12). Esta Fe marca la diferencia entre un carismático y un mentalista. El primero desarrolla su docilidad para hacer lo que DIOS quiere y el otro desarrolla sus propios poderes, con peligro de excitar su ego y creerse invulnerable o capaz de manipular a los otros. Sin una Fe carismática fuerte, las cosas que realicemos, aún cuando sean extraordinarias a la vista de los hombres, serán fenómenos psicológicos o ritos mágicos. Solamente cuando nos sentimos llevados por el Señor tenemos derecho a actuar en su nombre. (2Cor 3,3s) La gente con el don de Fe está interesada más bien en el futuro que en lo ya acontecido. Son pensadores positivos, centrados en objetivos, que soportan los sufrimientos y las adversidades. Siempre desean proyectarse y permanecen inmutables ante el ridículo y la crítica. Tienen grandes reservas de valor. Los llaman visionarios, soñadores o promotores y ven donde DIOS quiere que ellos vayan aunque no tengan idea de cómo van a llegar allí. El que está dotado de ese carisma sabe, en un momento determinado, que una situación sin esperanza no lo es en absoluto. Que DIOS va a intervenir y que todo va a ser cambiado para honra y gloria de su nombre.

PERSONA E IGLESIA
Es un carisma para protección y provisión personal y de mucha bendición para la Iglesia. Hombres con el Don de Fe son las chispas necesarias para avivar el fuego en la Iglesia de Jesucristo. Quizás recuerde usted alguna ocasión en que el Espíritu Santo usó un testimonio, un canto, una oración un mensaje para impartir esta Fe. A medida que aumente el Carisma de la Fe, se multiplicarán también las manifestaciones del poder y del amor del Señor en beneficio de la Iglesia y del mundo.

DIFUSIÓN, USO Y RIESGOS
Como todo Don es gracia y regalo de DIOS, y Él lo distribuye según su voluntad, pero podemos colaborar:
-siendo personas de oración y estudiosas de la Palabra;
-estar disponibles y entregados al trabajo de DIOS (“He aquí la esclava del Señor”);
conocer la voluntad del Señor (María escuchó antes al ángel); aceptar su voluntad y actuar en Fe (“Hágase en mí…”);
glorificar y alabar al “responsable de nuestro actuar” (Magníficat).
Para su difusión se sugiere abrir a los hermanos a este Don, distinguir qué problemas pueden resolverse con recursos humanos y cuáles no. Discernir lo que viene de la naturaleza humana y lo que viene de DIOS. Lograr que todos reconozcan cómo DIOS responde siempre a toda oración. Fomentar relatos de Fe (testimonios). Demostrar a los hermanos que hace falta la Fe carismática, Predicar la absoluta dependencia de DIOS.

Pregunta lo siguiente…
¿Te sientes positivo y optimista aun cuando hay circunstancias negativas?
¿Es fácil para ti confiar en las promesas de DIOS?
¿Puedes animar a otros para estar mas confiados en el Señor?
¿A ti le gusta tomar riesgos en el Señor y ver como el Señor le respalda?
¿Sientes una confianza cuando oras por sanidad o provisión financiera?
¿A ti te gusta orar específicamente para poder celebrar las respuestas?
Para poder usar nuestra Fe debemos tener una clara visión de nuestros objetivos, poseer un deseo ardiente por ellos (Proverbios 10:24-b), esperar delante del Señor todo el tiempo necesario hasta adquirir la seguridad, dar muestras de nuestra Fe. No obstante hay riesgos como caer en un tipo de “Fe irracional” por falta de discernimiento. Caer en la autosuficiencia y no escuchar a DIOS; caer en el desaliento y el temor. Improvisar descuidando la planificación y la preparación practica; regañar a los demás por no tener suficiente Fe.

EJEMPLOS Y MENCIONES DE CARISMA DE FE
EJEMPLOS NOTABLES DEL DON DE FE OBRANDO A TRAVÉS DE LA PALABRA HABLADA
a) Josué ordenó al sol y a la luna que se detuvieran. (Jos 10:12-14).
b) Elías controló el tiempo con su palabra. “no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra… y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses” (1 R 17:1; Stg 5:17).
c) Pablo obra un Milagro contra Elimas: “y serás ciego y no verás el sol por algún tiempo” (Hch 13:8-11).
d) Pedro habla del juicio de DIOS contra Ananías y Safira. (Hechos 5).
e) Las Escrituras enseñan el principio de la Palabra de Fe: “lo que diga le será hecho” en relación con el mandato de “tened Fe en DIOS” (Mr 11:22, 23) y “Determinarás asimismo una cosa y te será firme” (Job 22:28).

PASAJES BÍBLICOS Y TEXTOS
a) Hebreos 11:1 La Fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. 2 Por ella fueron alabados nuestros mayores. 3 Por la Fe, sabemos que el universo fue formado por la palabra de DIOS, de manera que lo que se ve resultase de lo que no aparece.
b) Mateo 17:18 Jesús increpó al demonio y este salió del niño, que desde aquel momento quedó curado.19 Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: “¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?”. 20 “Porque ustedes tienen poca Fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran Fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: “Trasládate de aquí a allá”, y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes”.
c) Hechos 3: 4 Pedro fijó en él la mirada juntamente con Juan, y le dijo: “Míranos.”. 5 El les miraba con fijeza esperando recibir algo de ellos. 6 Pedro le dijo: “No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te doy: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, ponte a andar.” 7 Y tomándole de la mano derecha le levantó. Al instante cobraron fuerza sus pies y tobillos, 8 y de un salto se puso en pie y andaba. Entró con ellos en el Templo andando, saltando y alabando a DIOS.
d) Romanos 10: 17 Por tanto, la Fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de Cristo.

EL DON DE FE, COMO TODOS LOS DONES, ES TRANSITORIO; ES PARA TIEMPO Y LUGARES ESPECÍFICOS
DIOS la da para una ocasión especial, aunque pueda repetirse otra vez.
a) Esta vez viene por el oír la Palabra de DIOS: Romanos 10:17.
b) Puede manifestarse como un acuerdo entre dos (o más) personas: Mateo 18:19.
c) Puede manifestarse para atar o desatar a una cosa o a una persona: Mateo 18:18.
d) Para hacer las obras que Cristo hizo y prometió que los creyentes harán: Juan 14:12; Marcos 16:17-18.
e) Esta Fe viva en la Palabra de DIOS es la que siempre traerá resultados: Juan 14:13-14; 15:7, 16.
f) Fe que moverá las montañas: Mateo 17:20; Lucas 17:6; Mateo 21:21-22.

PASAJES BÍBLICOS DEL DON DE FE EN OPERACIÓN DE LOS PATRIARCAS, PROFETAS Y APÓSTOLES
a) Abraham obedeció a DIOS y salió de Ur: Hebreos 11:8.
b) Abraham ofreció a su hijo Isaac como un sacrificio vivo: Hebreos 11:17.
c) Noé preparó el arca en obediencia a DIOS: Hebreos 11:7.
d) Caleb y Josué no hicieron caso a la evidencia palpable de los gigantes y creyeron que podían tomar la tierra prometida: Números 13:17-33.
e) Elías habló palabra de Fe que no llovería: I Reyes 17:1.
f) Moisés obedeció al llamado de DIOS: Hebreos 11:24-28.
g) David venció a Goliat por la Fe: I Samuel 17:26, 34-51.
h) Pedro ante el concilio de los sacerdotes: Hechos 4:8-13.
i) Esteban ante el Concilio: Hechos 6:8-10; 7:2-56.
j) Ananías recibe Fe por la visión de DIOS acerca de Saulo de Tarso: Hechos 9:10-18.
k) Pedro lo ejerce para la sanidad de varias personas: Hechos 3:4-8; 9:34.
l) Pedro recibe dirección divina por una visión de DIOS: Hechos 10:9-23.
m) Pedro habla acerca de los Gentiles en el plan de DIOS para la salvación de ellos: Hechos 15:6-12.
n) Pablo ciega a Elimas el encantador: Hechos 15:6-12.
o) Pablo recibe dirección divina por una visión de DIOS: Hechos 16:9-10; 27:23-25.
p) Timoteo recibe Fe por la imposición de las manos: I Timoteo 3:14-16; II Timoteo 1:5-8.

PASAJES BÍBLICOS DEL DON DE FE EN EL MINISTERIO DE CRISTO JESÚS
a) Rehusando las ofertas de Satanás: Mateo 4:3-11.
b) El agua transformada en vino: Juan 2:9.
c) La pesca milagrosa: Lucas 5:6.
d) Palabra de Fe para sanar a la suegra de Pedro: Mateo 8:14; Marcos 1:31; Lucas 4:38.
e) Palabra de Fe para sanar al leproso: Mateo 8:3; Marcos 1:41; Lucas 5:13.
f) Palabra de Fe que sanó al paralítico: Mateo 9:2; Marcos 2:3; Lucas 5:18.
g) Curación del hombre que estaba enfermo por 38 años: Juan 5:5.
h) Curación del hombre con la mano seca: Mateo 12:10; Marcos 3:1; Lucas 6:6.
i) Curación del mozo del centurión de Capernaúm: Mateo 8:5; Lucas 7:2.
j) El hijo de la viuda de Naín, resucitado: Lucas 7:11.
k) Los demonios echados del endemoniado: Mateo 12:22; Lucas 11:14.
l) Jesús calma la tempestad: Mateo 8:26; Marcos 4:39; Lucas 8:24.
m) Los endemoniados de Gerasa, liberados: Mateo 8:28; Marcos 5:1; Lucas 8:26.
n) La hija de Jairo resucitada: Mateo 9:18; Marcos 5:42; Lucas 8:41.
o) Curación de la mujer con flujo de sangre: Mateo 9:20; Marcos 5:25; Lucas 8:43.
p) Curación de dos ciegos: Mateo 9:27-30.
q) Curación del mudo endemoniado: Mateo 9:32-33.
r) La multiplicación de los panes y los peces para las 5,000 personas: Mateo 14:15; Marcos 6:41; Lucas 9:12; Juan 6:5.
s) Liberación del hombre endemoniado: Mateo 12:22
t) Jesús anda sobre la mar: Mateo 14:25; Marcos 6:49; Juan 6:19.
u) Liberación de la hija de la mujer SiroFenisia: Mateo 15:22; Marcos 7:25.
v) Multiplicación del pan para los 4,000: Mateo 15:32; Marcos 8:8.
w) El sordomudo sanado: Mateo 7:32-35.
x) Curación del hombre ciego: Marcos 8:23-25.
y) Liberación de un muchacho: Mateo 17:14-18; Marcos 9:17-27; Lucas 9:38-42.
z) El dinero para el impuesto: Mateo 17:24-27.
z1) Los diez leprosos limpiados: Lucas 17:12-19.
z2) El ciego sanado: Juan 9:1-7.
z3) Lázaro levantado de la muerte: Juan 11:1-44.
z4) La mujer con espíritu de enfermedad sanada: Lucas 13:11-13.
z5) El hombre hidrópico sanado: Lucas 14:2-4.
z6) Curación de dos ciegos: Mateo 20:30-34.
z7) Cristo maldijo la higuera: Mateo 21:19-22.
z8) La segunda pesca milagrosa: Juan 21:4-6.

MENCIONES DE CARISMA DE FE CONCEPTUALES
La Fe como Carisma es la que posee María en el momento de la Anunciación y que fue loada por Isabel. Es la que mantiene firme a la Cananea, a pesar de las aparentes negativas que recibe. Es la de Pedro cuando camina sobre las Aguas en busca de Jesús. Es la de Marta y María que llaman a Jesús cuando está enfermo su hermano Lázaro. Es la de Pedro cuando sana al paralítico: “En nombre de Jesús, anda”. Aquí Pedro no se limita a creer que Jesús puede curar, sino que lo va a hacer inmediatamente. Es la Fe de Abraham, “nuestro Padre en la Fe”. Es la de quienes como Pedro dicen: “en tu nombre echaré las redes”, y las sacan llenas de peces.

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