Con el título de “Reiki, la ‘medicina’ milenaria
que no te curará”, el diario El Mundo ha
publicado un artículo de Laura Tardón, encuadrado en su
sección de Salud, aclarando que “aquí no hay
ciencia”. Por su interés, lo reproducimos a continuación, y recordamos
que en InfoRIES hemos publicado otros artículos donde se
aclaran las consecuencias ocultas del reiki.
Energía que se bloquea y manos
capaces de disolver hipotéticos nudos que impiden el equilibrio del organismo.
Es el leit motiv del reiki, una técnica espiritual tan
extendida que incluso llegó a
colarse en algunos hospitales públicos como terapia que ayudaba a
los pacientes a paliar los efectos secundarios de tratamientos como la
quimioterapia.
EL REIKI NO CURA
Sin embargo, “hasta la fecha, no existe ninguna evidencia científica que nos demuestre que el reiki es
efectivo en la curación ni en el tratamiento de ningún tipo de enfermedad”, afirma con severidad María Begoña Barragán
García, presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC).
Cuarenta y cinco minutos sobre
una camilla, con música suave, bocanadas de incienso y expresiones como “abrir canales” o “limpieza
de chakras” mientras
las manos del que se autodenomina maestro se colocan sobre determinadas zonas
del cuerpo con el fin de que la “energía
fluya”. Así transcurre cada
sesión de esta técnica japonesa que, al igual que otras pseudociencias, “es
tan inútil que no tiene ni efectos secundarios”, apunta el presidente del
Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM), Miguel Ángel Sánchez
Chillón.
Concretamente en el reiki –que en japonés significa energía vital–, lo que puede producirse es un efecto placebo. Quienes defienden esta
técnica milenaria señalan que mejora el estado de ánimo, reduce la ansiedad,
aumenta la relajación…
Pero, como argumenta
Barragán, “este estado se consigue de
muchas maneras (tomando un café con amigos, por ejemplo) y tampoco hay nada que
diga que la relajación sea curativa. Puede ser un placer para el estado
general, pero nada que ver con el
tratamiento de enfermedades”.
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS EN
SALUD?
El peligro de las
pseudociencias en general es que pueden confundir a los pacientes,
especialmente a los más vulnerables psicológicamente. En palabras de Sánchez
Chillón, “el mayor riesgo es que supongan el abandono de la terapia convencional”.
Muchas veces, agrega la
presidenta del GEPAC, “el desconocimiento y la vulnerabilidad de la propia
enfermedad hace recurrir a otras terapias que no son sólo las convencionales y
en ocasiones, los pacientes pueden dejar sus tratamientos y caer en estas
terapias sin evidencia científica. Eso es lo más peligroso de todo”.
Tras su expansión en los
centros hospitalarios públicos, tales como el Ramón y Cajal y el 12 de Octubre
en Madrid, el Clínic y el Vall d’Hebron en Barcelona o el Virgen de la Macarena
en Sevilla, y teniendo en cuenta la ausencia de evidencia científica,
comunidades autónomas como la madrileña decidieron eliminar el servicio de sus centros. A través de
una circular, se prohibió cualquier tipo de
publicidad y promoción relacionada con el reiki (lo mismo sucedió en Murcia).
RECHAZO DE LOS PROFESIONALES
Una medida muy avalada por
diferentes comunidades científicas. “Lo que
los médicos pedimos ante cualquier tipo de fármaco o terapia es que tenga
evidencia científica y ensayos clínicos que demuestren su eficacia”, expone el presidente del ICOMEM. Dado que las
pseudociencias no cuentan con estos avales, “no
lo recomendamos, lo rechazamos […]
En los hospitales públicos debe imperar el rigor”.
Para la presidenta del
GEPAC, “permitirlo en un entorno sanitario
valida algo que no tiene evidencia científica de cara a los pacientes.
Así, la gente piensa que es bueno y
que lo puede hacer en cualquier otro sitio y dependiendo de las manos en las
que caigan, puede tener efectos perjudiciales dependiendo de las manos en las
que caigan, porque a veces se
habla de curación por el reiki”.
Por su parte, el Colegio
Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM), que ya venía
denunciando otras técnicas como el shiatsu,
también celebró la decisión de la consejería madrileña, señalando que “un servicio público no puede
servir a fines privados para encubrir un negocio privado”.
Así de contundente se muestra
también Barragán, quien no se atreve a hablar de timo, pero sí “de un abuso
de la confianza de personas vulnerables y enfermas”, especialmente el colectivo de pacientes con cáncer, “porque
es muy grande, somos presas fáciles de toda pseudociencia y estafadores que hablan de curaciones con
terapias y tratamientos que realmente no tienen ninguna evidencia científica”.
Aunque en ocasiones las sesiones pueden realizarse de forma gratuita,
continúa la experta, “detrás hay una
intención de formar y transmitir ese conocimiento acerca del reiki y ahí sí que
cobran”.
¿CÓMO PRESENTAN EL REIKI?
El reiki forma parte de las terapias “energéticas”, como
la acupuntura y el shiatsu. Es decir, su objetivo es liberar energía bloqueada que se puede
concentrar en diferentes zonas del cuerpo humano. Logrando deshacer estos “entuertos”, a través de la imposición de las
manos a cierta distancia para transmitir energía, quienes practican esta
técnica milenaria aseguran que se alcanza un equilibrio físico, emocional y espiritual.
Se trata de una práctica que
sus defensores dicen –sin pruebas– que empezó a practicarse hace más de 3.000
años y cayó en el olvido hasta principios del siglo XXI, cuando el japonés
Mikao Usui la rescató. Al igual que la acupuntura y el shiatsu, se basa en la idea de que el ser humano es
todo energía y cuando ésta se bloquea por cualquier circunstancia,
se puede producir una enfermedad.
Secretaría RIES
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