A partir del ejemplo de Jesús
recogido en el Evangelio, el Papa Francisco explicó que todo pastor debe tener
presente tres verbos para su labor: ver, tener
compasión y enseñar.
El Santo Padre explicó, durante
el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro este domingo 22 de julio, que esos
son los tres ejes de la enseñanza del Señor, como se narra en el fragmento del
Evangelio del día.
“El Evangelio de
hoy nos narra cómo los apóstoles, tras su primera misión, regresaron donde
estaba Jesús y le contaron todo aquello que habían hecho y que habían
enseñado”, señaló
Francisco.
Explicó que los apóstoles, “después de la experiencia de la misión, ciertamente
entusiasta pero también agotadora, tenían necesidad de descanso. Jesús, lleno
de comprensión, se preocupa de ofrecerles un poco de alivio y dice: ‘Venid
también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco’”.
Sin embargo, “en esta ocasión la intención de Jesús no se puede llevar
a cabo, porque la multitud, intuyendo el lugar solitario adonde se dirigía con
la barca junto con sus discípulos, llegaron al lugar antes que ellos”.
“Eso mismo también
puede suceder hoy”, aseguró. “A veces no logramos realizar nuestros proyectos porque
surge un imprevisto urgente que modifica nuestros programas y que exige por
nuestra parte flexibilidad y disponibilidad hacia las necesidades de los
demás”.
Cuando se produzca esa
circunstancia “estamos llamados a imitar todo lo
que hizo Jesús: ‘Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos,
pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas
cosas’. En esta breve frase, el evangelista nos ofrece un flash de
especial intensidad, fotografiando los ojos del divino Maestro y su actitud”.
Es en esa frase en la que se
muestras los tres verbos que deben guiar toda acción pastoral: ver, tener compasión,
enseñar. “Los podemos llamar los verbos del
Pastor”.
“La mirada de Jesús
no es una mirada neutra, fría o alejada, porque Jesús siempre mira con los ojos
del corazón. Y su corazón es tan tierno y está tan pleno de compasión, que sabe
acoger las necesidades que permanecen incluso más escondidas para las
personas”.
Por otro lado, “su compasión no indica simplemente una reacción emotiva
frente a una situación de inquietud de la gente, sino que va más allá: es la
actitud y la predisposición de Dios hacia el hombre y su historia. Jesús se
presenta como la preocupación y el cuidado de Dios por su pueblo”.
Además, “puesto
que Jesús se conmovió al ver a toda aquella gente necesitada de guía y de
ayuda, podríamos esperar de Él que hiciera algún milagro. Sin embargo, se puso
a enseñarles, a enseñarles muchas cosas”.
“He aquí el primer
pan que el Mesías ofrece a la multitud hambrienta y necesitada: el pan de la
Palabra. Todos nosotros tenemos necesidad de palabras de verdad que nos guíen y
que iluminen nuestro camino. Sin la verdad, que es Cristo mismo, no es posible
encontrar la orientación correcta en la vida”.
Por el contrario, “cuando nos alejamos de Jesús y de su amor, nos perdemos,
y la existencia se transforma en decepción y en insatisfacción”.
Por último, recordó que “con Jesús a nuestro lado podemos proceder con seguridad,
podemos superar las pruebas, se progresa en el amor hacia Dios y hacia el
prójimo. Jesús se hizo regalo para los demás, convirtiéndose de esa manera en
modelo de amor y de servicio para cada uno de nosotros”.
Redacción
ACI Prensa
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