«Tenemos que seguir hablando
de las verdades fundamentales del cristianismo que no pasan»
El prefecto de la Congregación
para la Doctrina de la Fe atiende la llamada de 'El Espejo' de la Cadena
radiofónica de los obispos días antes de ser creado cardenal.
(COPE) En entrevista telefónica en el programa 'El Espejo', Monseñor Luis
Francisco Ladaria Ferrer, SJ (Manacor, 1944) asegura que ser creado cardenal en
el Consistorio que tendrá lugar el próximo jueves «es una novedad relativa, porque la novedad
grande se produjo hace un año, cuando fui nombrado prefecto de la Congregación
para la Doctrina de la Fe».
Y es que, como prefecto,
explica Monseñor Ladaria, «el trabajo material no
cambia mucho respecto al del secretario, pero sí cambia la responsabilidad».
«Ahora, ser cardenal quiere decir que voy a tener que estar relacionado con
otros dicasterios, pero sustancialmente mi trabajo continuará siendo el mismo
como prefecto en la Congregación para la Doctrina de la Fe», apunta el
arzobispo español.
El Papa Francisco siempre le
dice a los nuevos cardenales que se fijen en la imagen de un Rey coronado de
espinas, en la imagen de Cristo. Monseñor Ladaria reconoce que la primera vez
que tuvo presente esa imagen fue «cuando me
ordenaron obispo y me impusieron la mitra. En ese momento, me vino la imagen a
la mente», reconoce entre risas.
Sobre el trabajo de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, un
dicasterio más expuesto a las polémicas que los demás, su prefecto
afirma que es consciente, pero que no le gustan: «Nosotros
hacemos lo que tenemos que hacer, tranquilamente, siempre en comunión con el
Papa y tratando de proponer la Doctrina de la Iglesia, que es nuestro trabajo y
nuestra función»
LA PROCLAMACIÓN DE LA VERDAD
ES UNA DIMENSIÓN ESENCIAL DE LA CARIDAD
Respecto al debate entre los
que abogan por la caridad como línea maestra de la Iglesia y aquellos que
aseguran que la prioridad es el testimonio, el neocardenal recuerda el
magisterio de los papas Benedicto XVI y San Juan Pablo II: «Una de las
dimensiones fundamentales de la Caridad es la proclamación de la Verdad.
La Iglesia que ha conocido la Revelación de Dios la tiene que dar a conocer,
porque si no, eso no es amar al prójimo. De tal manera que esto es una
dimensión -y no secundaria- de la caridad, del amor al prójimo: darles a
conocer la recta Doctrina de la Iglesia. Por tanto, no hay contraposición entre
caridad y Verdad, van juntas necesariamente»
Comparando los temas que tiene
sobre la mesa la Congregación para la Doctrina de la Fe con los que tenía en
los años 70 y 80, cuando el entonces cardenal Joseph Ratzinger era el prefecto
del dicasterio, Monseñor Ladaria asegura que algunos siguen estando de
actualidad: «Muchas de las cuestiones
bioéticas siguen ahí, y nos tenemos que seguir ocupando de ellas. Y después
están siempre los grandes problemas. Tenemos que seguir hablando de las
verdades fundamentales del cristianismo que no pasan y que siempre hay que
proponer, siguiendo la tradición de la Iglesia pero de una manera nueva para
que los hombres de nuestro tiempo las puedan comprender. Esa es nuestra función
primordial»
EL «NEO» ES IMPORTANTE, PORQUE
NO ES LO MISMO NEOPELAGIANO QUE PELAGIANO
Monseñor Ladaria también ha
aprovechado para comentar la carta Placuit Deo, el último documento elaborado
por el dicasterio que dirige, en el que se habla de las herejías que
reaparecen, como el neopelagianismo o el neognosticismo. El prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe asegura que el Papa les ha hablado mucho
de estas herejías «subrayando el 'neo', porque no son exactamente lo mismo, pero hay
elementos... y ahí tenemos que volver».
El neocardenal también ha
señalado en la entrevista la dificultad de explicar la Verdad en un mundo en el
que las grandes certezas del cristianismo ya no son compartidas por todos. «Si nosotros leemos un libro de los tiempos de los Santos
Padres, uno del Medioevo y uno moderno, caemos en la cuenta de que el lenguaje
es distinto, y el modo de hablar es distinto, aunque se proclame la misma Fe», explica
Monseñor Ladaria, que también afirma que «las cosas
cambian, el mundo cambia... pero como nos ha repetido el Magisterio de la
Iglesia, en medio de tantas cosas que cambian pues algo que no cambia, que es
el Señor Jesús, ahora y siempre».
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