Agustín Laje,
escritor y politólogo argentino, así lo afirma.
Por: Diego López Marina | Fuente: ACI Prensa
Por: Diego López Marina | Fuente: ACI Prensa
Como parte de una exhaustiva investigación el
politólogo argentino Agustín Laje reveló que la ideología de género no solo
existe anteponiéndose a los datos científicos más básicos, sino que representa
una nueva careta del movimiento político de izquierda al que denominó “neomarxismo”.
En conversación con ACI Prensa, Agustín Laje,
coautor junto a Nicolás Márquez del bestseller de Amazon “El Libro Negro de la Nueva Izquierda”, el cual busca
desenmascarar a la ideología de género, explicó que esta última debe ser
considerada ideología porque cuenta con dos acepciones fundamentales: una acepción epistemológica (del conocimiento científico)
y otra desde la perspectiva de la ciencia política.
En la primera acepción, Laje destacó que la
ideología de género es verdaderamente “ideológica
en tanto y en cuanto se contrapone a lo
que las ciencias duras afirman sobre el cuerpo humano”.
“Lo que la medicina,
biología, morfología, anatomía, fisiología, neurología, psicobiología, hablan
sobre qué es la sexualidad humana, de cómo se compone, opera y funciona, se contrapone a los postulados de la
ideología de género”, explicó.
Laje dijo que estos postulados están resumidos
en aquella frase de la teórica feminista y marxista, Simone de Beauvoir, que en
su libro ‘El Segundo Sexo’ dice: ‘no
se nace mujer: se llega a serlo’”.
“Aquí hay un punto de inflexión que lo que marca es que la
sexualidad ya no es un dato de la
naturaleza sino que es una construcción de la sociedad”.
“No importa lo que nuestro
cuerpo biológico trae sino lo que creemos que es o lo que nos han hecho creer
que es. Epistemológicamente la ideología de género es una ideología porque está a contrapelo de la realidad
empírica”, aseguró el politólogo y escritor.
Sobre la acepción en el campo de la ciencia
política, Laje explicó que la ideología de género corresponde a “un sistema de ideas que le da cohesión a un grupo
político”.
“Según nuestras
investigaciones la ideología de género nace para suplir una falta en la
izquierda (marxismo) ante la falta del
obrero como clase revolucionaria. Esa falta abre paso de una lucha de
clases a una lucha por la cultura”.
“Los conflictos –continuó–
ya no se dan más en el terreno de las relaciones
productivas sino en lo que tiene que ver
con los conflictos culturales, dentro de los cuales se enmarca el
conflicto heterosexual-homosexual / hombre-mujer, que es un conflicto
construido por la ideología de género para darle nuevo oxígeno a este grupo
político que llamamos ‘neomarxismo’”.
NEOMARXISMO
E IDEOLOGÍA DE GÉNERO
El joven pensador indicó, reafirmando las tesis
de su libro, que luego de la caída formal de la Unión Soviética (URSS) en 1992 “la izquierda llegó por distintas vías a una crisis
fulminante de su paradigma clásico”.
“Me refiero al pensado por
(Karl) Marx y (Friedrich) Engels. Un paradigma que en primer término anunciaba
que la revolución del obrero iba a suceder en el occidente avanzado, en el
capitalismo industrial. Lo que Marx entendía es que la revolución del obrero
venía en el capitalismo avanzado y no en un orden feudal como ocurrió en Rusia.
Allí se crea un quiebre en el paradigma teórico y filosófico de la historia”, aseguró.
En segundo término, continuó el autor, la clase
obrera empezó “ser absorbida por el sistema al cual
supuestamente se tenía que oponer”.
“El capitalismo le da un
sentido económico que antes no tenía al obrero. Marx decía que los obreros ‘no
tienen nada más que perder que sus propias cadenas’, sin embargo, hoy estos tienen para perder su automóvil,
casa, celular, su televisor, wifi, etcétera”.
Ante la disyuntiva actual de esta “nueva izquierda”, Laje dijo que la misma, para
alzarse nuevamente en “revolución”, deja de
lado al obrero (proletario) para “construir nuevos sujetos revolucionarios”.
Según la tesis principal de “El Libro Negro de la Nueva Izquierda”, es allí
donde entran a tallar diversos y pequeños grupos generadores de conflictos
sociales, entre los que destaca el afín a la ideología de género, que a su vez
está subdividido “por el feminismo, el abortismo y
el homosexualismo ideológico”.
Laje indicó que los teóricos marxistas
posteriores a la caída de la URSS entendieron “que
el conflicto primario en la sociedad no acontece en las relaciones productivas
que definen a las clases sociales”, sino en lo que Marx llamó la “superestructura”
de la sociedad.
“Marx entendía que la ‘superestructura’
de la sociedad contenía la filosofía,
religión, moral, derecho, familia y cultura en general. Hacer una
revolución a ese nivel, para Marx, era pelearse con un fantasma, porque era un
‘segundo piso de una casa’ que si se destruía, fácilmente podía volver a ser
armado. Lo que había que volar en mil pedazos para Marx era el primer piso (la
estructura), el de las relaciones de clases”.
Laje aseveró que teóricos neomarxistas como
Ernesto Laclau o Chantal Mouffe, basados en la propuesta de “hegemonía cultural” del fundador del partido
comunista italiano, Antonio Gramsci (converso al catolicismo antes de morir en abril de 1937),
ahora dicen que lo que se debe hacer es “atacar” el
“segundo piso” de la casa, o en otras
palabras, la “superestructura” de la
sociedad.
“Por eso hablamos de
‘neomarxismo’ o ‘marxismo cultural’, porque ya no es clasista sino con los ojos
puestos en los conflictos de la cultura”, sentenció
el politólogo.
Finalmente, Laje recalcó que lo que ha estado en
el “corazón de la izquierda” desde los
postulados de Marx y sus predecesores utópicos hasta hoy, “es la idea de que hay que destruir a la familia”
porque es el componente más elemental de la “superestructura”,
que “reproduce la conciencia contra la cual
la izquierda ataca”.
“Aparte, la familia
significa un límite entre lo político y lo privado. La familia es parte de la
sociedad civil y la política parte de lo público estatal. Entonces,
‘reventando’ la familia se puede tener un Estado total”, indicó.
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