Patricia Sandoval,
una activista provida mexicana que abortó tres veces y trabajó para la
multinacional del aborto Planned Parenthood,
contó cómo su madre dejó la
brujería, volvió a la fe católica y rezó durante años por su conversión.
Sandoval brindó este testimonio durante el II Congreso
Internacional “Hacia el amor verdadero” realizado en
Lima (Perú) en junio de 2017.
La activista recordó que cuando era niña, su casa era “una feria de brujas” y que su madre la motivaba a
realizar prácticas esotéricas, como alinear los chakras.
“Nosotros íbamos a congresos de brujos”, relató.
Sandoval, cuyos padres emigraron de México a Estados Unidos, afirmó que “en mi casa no
reinaba Jesucristo, reinaba el demonio. Mi mamá llegó a creer que
Jesucristo era un extraterrestre”.
Su madre, prosiguió, también era una mujer vanidosa y le repetía
constantemente que “si no eres joven ni bella no
vales nada en la vida”.
Ella nunca le habló sobre la importancia de la castidad ni de hacer
respetar su cuerpo. Más bien le decía “el día que
tú decidas tener relaciones sexuales, ponte un condón. Se responsable, no seas
tonta”.
Cuando la activista tenía 12 años, sus padres se divorciaron porque “desafortunadamente como en mi casa jugábamos la ouija
todos los días, habían brujas cada
fin de semana, obviamente la familia no duró”.
Todo empeoró porque a raíz del divorcio, su madre dejó el hogar de la
familia.
“Recuerdo que yo le tenía odio a mi mamá. Pensaba
cómo era posible que una madre deje a sus hijos. No quería hablar con ella”, narró Patricia Sandoval.
A raíz de esta crisis familiar, la joven empezó a llevar un estilo de
vida libertino, practicando el “sexo seguro” que
le aconsejó su madre lo que la llevó a quedar embarazada tres veces y a abortar
a todos sus bebés.
Tiempo después, se mudó y entró a trabajar como enfermera en una clínica
de la trasnacional del aborto Planned Parenthood en el estado de California.
Allí fue testigo del sufrimiento de las mujeres que abortan y del mutilamiento
de los niños en el vientre de sus madres.
Dejó de laborar en ese lugar porque no podía soportarlo. Se refugió en
la droga, perdió todo y “quedé tirada en la calle
por tres años con mi novio viviendo como vagabundos”.
“Mi familia no sabía nada de mi porque ¿cómo iba a llegar donde ellos si yo no tenía éxito, ni belleza? Era totalmente un
fracaso. Me daba pena llegar con mi familia”, afirmó.
Tras ser abandonada por su pareja y sentirse totalmente sola, Sandoval
tuvo una experiencia de fe que le permitió acercarse a Dios y regresar a la
casa de su familia.
Al retornar se dio con la sorpresa de que su mamá también había vuelto y
se había convertido a la fe católica. Además, mientras vivió en la calle por
tres años, ella había rezado para que Patricia volviera a casa.
Esa fue la primera vez que su madre le dijo que ella no valía por las
cosas materiales ni por su apariencia física sino que “la
única razón por la cual tú vales es porque Jesús derramó la última gota de
sangre por ti en la cruz. Tú vales
la sangre de Cristo, es tu identidad. Tú eres princesa del Rey de Reyes
y eres hija del altísimo”.
Luego, continuó la activista provida mexicana, la mamá tomó una biblia y
pronunció estas palabras: “no importa o que el
mundo diga de ti. Me importa lo que Dios dice de ti. Los pasajes de la Biblia
son cartas de amor que te ha escrito tu Padre”.
Tras el reencuentro, su madre comenzó a llevarla a Misa diariamente,
rezaba el rosario y la acercó al sacramento de la reconciliación. Gracias a su
apoyo pudo sanar y volver a la fe.
“Yo creo que por la misericordia de Dios y por las
oraciones de mi madre mi novio nunca regresó por mí. Las oraciones de una madre vienen desde lo
más profundo de su ser y son las más escuchadas por Dios”, aseguró Patricia Sandoval.
En mayo de este año, la activista provida se comprometió. Además, ha
publicado su autobiografía bajo el título “Transfigurada”.
POR MARÍA XIMENA
RONDÓN | ACI Prensa
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