Tenemos
una seria incapacidad para concentrarnos en el minuto presente. No es
casual. Es una inesperada táctica del enemigo para que nos
concentremos en lugares y tiempos distantes.
Demasiados de nosotros caemos en una de las trampas más comunes del
diablo:
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vivir en el pasado o estar preocupados por el futuro.
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Es muy fácil sucumbir a los dos estados de ánimo y a veces estamos aún anclados en el pasado y el futuro y ¡al mismo tiempo!
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vivir en el pasado o estar preocupados por el futuro.
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Es muy fácil sucumbir a los dos estados de ánimo y a veces estamos aún anclados en el pasado y el futuro y ¡al mismo tiempo!
Enfrentar nuestra condición de mortales nos hace perseguir afanosamente
la búsqueda del placer.
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Que nos ayuda a evadir nuestros temores o sumergirnos fanáticamente en el trabajo que nos asegurará el “ser y el tener”.
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Que nos ayuda a evadir nuestros temores o sumergirnos fanáticamente en el trabajo que nos asegurará el “ser y el tener”.
DOS
OPCIONES QUE NOS PROPONE SATANÁS
A la pregunta ¿para qué nos ha creado Dios? Respondemos por fe que nos ha
creado para que compartamos su eterna felicidad en el Cielo. Pero ¿tenemos esa fe? En
realidad, nuestra fe, aunque nos creamos firmes y sólidos, es débil. Somos débiles
frente a los problemas, a las tribulaciones, a la inseguridad que nos
depara el estar vivos y no ser dueños de nuestro existir. ¿Cómo podemos evadir todas estas
circunstancias que pesan en nuestra alma? Hay dos opciones que nos sugiere satanás.
Una es vivir en el pasado, añorándolo, tal como una viuda lamenta un
presente de soledad y prefiere negarlo, limitándose a dejar pasar sus horas en
ensoñaciones de tiempos que se le antojan mejores.
La otra elección por la que podemos optar, también “ayudados” por el demonio, es la de vivir ya en el
futuro, negándonos a darle a nuestro presente la dimensión real que
tiene.
C.S. Lewis, en su libro Cartas del Diablo
a su Sobrino (que puedes leerlo y bajarlo en un link de abajo) hace decir al demonio
que Dios nos ha creado para que vivamos conectados con Él, como forma de
anticipar nuestra partida hacia Sus brazos.
“Los seres humanos”, dice el diablo “viven en el tiempo, pero
Dios los destina para la eternidad”.
La peor situación que el diablo puede imaginar es un alma que está
firmemente plantada en el momento presente.
DESTINADOS
PARA LA ETERNIDAD PERO VIVIENDO EN EL PRESENTE
Lewis señala
que Dios quiere que los hombres atiendan
principalmente dos cosas, a la
eternidad en sí, y a ese punto del tiempo que llaman presente. ¿Por
qué? Porque el presente es el punto en
que el tiempo toca a la eternidad.
Si nosotros estamos unidos a Dios en el espíritu, viviremos, tal como
Dios espera de nosotros, nuestro presente de forma real.
“Obedeciendo la voz de la conciencia presente,
llevando nuestra cruz presente, recibiendo la Gracia presente, dando gracias
por el placer presente” (C.S.Lewis, Cartas…). Por lo tanto, el negocio del enemigo será tratar
de inducirnos a hacer todo lo contrario. O sea, negar nuestro presente por
medio de sucedáneos que al diablo le parecen igualmente positivos: la droga “real” (sustancias tóxicas), y todo tipo de “otras drogas” (el aturdimiento) con que nos
incita permanentemente, la ambición entre ellas. Eso seguramente nos aleja del presente y, lo que es más importante, de lo
eterno.
EL
MALIGNO QUIERE PENSEMOS EN EL FUTURO PORQUE NO EXISTE
Pero hay más
sobre por qué el demonio se afana en empujarnos a vivir en el futuro. ¿Cuál es
la razón? Pues que la astucia del enemigo
conoce que en realidad, el
futuro no existe.
El futuro es algo irreal, y tal como el enemigo nos incitaba a hacer
caridades “imaginarias” y a negarnos todo pensamiento acerca de la
muerte, nos empujará a afanarnos por asegurar un futuro que no sabemos
siquiera si nos llegará.
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Ver 10 Tácticas Increíbles que usa el Maligno para hacernos caer.
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Ver 10 Tácticas Increíbles que usa el Maligno para hacernos caer.
Existen
ejemplos sobrados en nuestra vida de esto. Un concertista que no comparte horas de solaz con su familia y se
enoja de intromisiones que llama “molestas” de
sus hijos, porque está ensayando una pieza de música que interpretará tiempo
después. Un ejecutivo full time que
parece dedicarse únicamente a cuidar los negocios futuros de su empresa,
quitándole horas a aquellos que lo aman, todo en aras de un bienestar futuro
que ignora si llegará. Pero la cosa más
probable que llegue es el reproche de los hijos ya grandes, de todos los
olvidos y ausencias que su padre tuvo para con ellos.
Increíblemente, el diablo piensa en el futuro como la raíz de todos los
males.
Ha “insuflado” en el inconsciente colectivo, ideas
como la evolución creadora, el humanismo científico o el materialismo marxista,
que fijan los intereses y los afectos
del hombre en el futuro.
“La
gratitud mira hacia el pasado, y el amor al presente, pero es hacia adelante
que miran todos los vicios: avaricia, lujuria, miedo, ambición.
El futuro es de todas las cosas, la menos parecida
a la eternidad”. Dice el demonio. (Lewis, Cartas de …)
¡Cuántas veces vivimos en el pasado o
en el futuro y qué lejos estamos de la eternidad!
EL
CIELO QUIERE QUE VIVAMOS EN EL MOMENTO PRESENTE
¿Recibimos ayudas del Cielo para rechazar las tentaciones del demonio y
tratar de asentarnos con firmeza en nuestro presente? Por supuesto que sí. Muchos
santos han escrito por siglos acerca de vivir en el momento presente y eso está basado en las
enseñanzas de Cristo. En Su vida terrena, Él nos enseñó que no debemos
preocuparnos tanto por las cosas que nos dan seguridad.
Nuestro Señor, en los Evangelios de Marcos y Lucas, consagró las normas
para “santificar” el momento presente.
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Esto significa que cada día tiene sus propios afanes.
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No estamos para pedir prestado problemas al día de mañana, porque ese día también traerá su propia cruz.
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Debemos dejar el pasado a la misericordia divina y confiar el futuro, cualesquiera sean sus retos, al amor y la providencia de Dios.
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Esto significa que cada día tiene sus propios afanes.
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No estamos para pedir prestado problemas al día de mañana, porque ese día también traerá su propia cruz.
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Debemos dejar el pasado a la misericordia divina y confiar el futuro, cualesquiera sean sus retos, al amor y la providencia de Dios.
“Por tanto, no os preocupéis por el día
de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo.
Bástele
a cada día sus propios problemas”. Mateo, 6:34
“Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra
vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis.
¿No
es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa?
Mirad
las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros,
y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta.
¿No
sois vosotros de mucho más valor que ellas? Mateo 6:25
“Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta
por tantas cosas; pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido
la parte buena, la cual no le será quitada”. Lucas 10: 41,42
Se trata de tener Fe, lisa y llanamente. Fe y Confianza. También los Apóstoles enseñaban a
depositar la confianza en Dios. San
Pablo exhorta a los Filipenses a no estar afanosos y a los Corintios a
estar libre de preocupaciones. Y San Pedro nos indica que debemos entregar
todas nuestras ansiedades al Señor, que cuida de nosotros.
RESISTIR
AMARRADOS EN EL PRESENTE
Por lo tanto, y sabiendo que el enemigo querrá llevarnos hacia otro
lado, debemos tomar conciencia de que no sirve de nada preocuparse por lo que
“podría ser”.
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No conocemos el futuro y ni siquiera sabemos si vamos a disfrutar de los frutos de nuestro trabajo.
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Incluso más, aunque nos horrorice, hoy podría ser nuestro último día en la tierra.
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No conocemos el futuro y ni siquiera sabemos si vamos a disfrutar de los frutos de nuestro trabajo.
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Incluso más, aunque nos horrorice, hoy podría ser nuestro último día en la tierra.
Es por eso
que siempre debemos esforzarnos por “ser y estar” en el
momento presente. Dios nos creó para ser santos, y la santidad se
consigue en el momento presente. Kosloski
señala acertadamente, que “no podemos empujar la santidad hasta cierto punto en el futuro ya que
no sabemos si incluso tenemos un futuro”. Pero más de una vez aplazamos, por desconfianza, nuestra entrega a los
brazos amorosos de Dios. Dejando para mañana el compromiso, la fidelidad, todo
lo que nos llama a nuestra condición de criaturas creadas y dependientes
del amor y la providencia del Creador.
Esta
realidad maravillosa, que como criaturas de fe nos debería bastar, en cambio
muchas veces nos disgusta, porque el
demonio, sagazmente, ha ido convenciendo al mundo de su propia inmortalidad, de
la no existencia de Dios, según el mundo secular moderno, invento de
los temerosos e ignorantes. Como contrapartida, el hombre se cree a
sí mismo autosuficiente y dueño de su futuro. Esta “contaminación diabólica” del mundo,
no nos debería interesar pero, al estar fríos en nuestra fe, se nos
contagia. Y no nos damos cuenta de que así nos vamos deslizando por la suave
pendiente que lleva hacia el abismo. Y lo que es tanto o más grave, es
que al negar nuestro presente, estamos
dejando de cumplir el mandato evangélico y dejando de ser Cristo para los demás. Nos perdemos de escuchar la voz de
Dios hoy y ahora y pensamos que algún día, cuando estemos dispuestos, la
escucharemos. El cardenal
Martini nos dice que estamos yendo por “caminos
ilusorios” y nos exhorta a
vigilar.
“Vigilar es la capacidad de volver a encontrar
el tiempo necesario para escuchar la voz de Dios en el hoy y el ahora”.
La Santa Madre Teresa de Calcuta, por ejemplo, deseaba siempre estar en el momento presente.
Ella dijo
una vez, “Creo en el persona a persona. Cada
persona es Cristo para mí, y ya que sólo hay un Jesús, esa persona es única en
el mundo para mí en ese momento”
Otra persona
muy santa que se esforzaba por vivir en el momento presente es la Madre Angélica, fundadora de la cadena de
televisión católica EWTN.
Sus escritos
sobre el tema fueron compilados en un “Pequeño
libro de Lecciones de la Vida cotidiana y Espiritualidad” y son una gran fuente de inspiración.
También el Siervo de Dios Arzobispo Fulton Sheen expresó su punto de vista
sobre este tema.
“Toda la infelicidad (cuando no hay causa
inmediata de pena) proviene de la excesiva concentración en el pasado o de
extrema preocupación por el futuro.
Los
principales problemas de la psiquiatría hoy giran en torno a un análisis
de los sentimientos de desesperación, pesimismo, melancolía.
Y complejos
que son las herencias de lo que ha pasado o con los miedos, ansiedades,
preocupaciones, que son las fantasías de lo que será”
LA
SALVACIÓN ES EN EL MOMENTO PRESENTE
Tengamos presente entonces, para poder ser fuertes contra las
tentaciones, que cada minuto de la vida tiene su propio deber,
independientemente de la apariencia que pueda tener ese minuto.
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El momento presente es el momento de la salvación.
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Cada queja en contra de él es una derrota; cada acto de resignación es una victoria.
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El momento presente es el momento de la salvación.
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Cada queja en contra de él es una derrota; cada acto de resignación es una victoria.
Hasta una
figura secular como Winston Churchill
se defendía de la tentación de abarcar demasiado el futuro: “Es un error
mirar demasiado lejos. La cadena del destino sólo puede ser captada un
eslabón a la vez.“
Hay un bello
mensaje que puede aplicarse a esto y se puede leer en todas las
sacristías de las Misioneras de la
Caridad.
El texto
dice: “Sacerdote de Dios, celebra esta Misa como si fuera tu primera
Misa, tu última Misa y tu única Misa.”
Santa Faustina tiene una oración alentando la esperanza en la oración de cada día de
nuestras vidas:
Oh
mi Dios, Cuando miro hacia el futuro, estoy asustada, Pero, ¿por qué sumergirme
en el futuro? Sólo el momento presente
es precioso para mí. Ya que el futuro nunca puede entrar en mi alma en
absoluto. Y no está en mi poder el cambiar, corregir o añadir algo al pasado; porque
ni sabios ni profetas podrían hacer eso. Así, debo confiar a Dios lo que el
pasado ya ha abrazado.
Oh, momento presente, me perteneces, todo entero. Deseo usarte lo
mejor que pueda. Y aunque soy débil y pequeña, Tú me garantizas la gracia de Tu
omnipotencia.
Y
así, confiando en Tu misericordia, camino
por la vida como un niño pequeño, ofreciéndote a Ti cada día este
corazón ardiendo de amor para Tu mayor gloria. Amén.
(De
su Diario: Divina Misericordia en Mi Alma, Cuaderno 1)
Fuentes:
- http://www.philipkosloski.com/the-enemys-tactic-12-why-the-devil-hates-the-present-moment/
- http://www.mercaba.org/Filosofia/Lewis/Lewis,%20C.%20S%20-%20Cartas%20del%20diablo%20a%20su%20sobrino.pdf
- http://forosdelavirgen.org/90508/10-tacticas-diablo/
- http://books.google.com.uy/books/about/Estoy_llamando_a_la_puerta.html?id=ijPcAAAACAAJ&redir_esc=y
Escrito por María de los Ángeles Pizzorno
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