El profeta es siempre un hombre de esperanza que “se juega la piel”. Así lo indicó el Papa Francisco en la Misa
que presidió en la capilla de la Casa Santa Marta, en la que dio algunas claves
para distinguir a los verdaderos profetas de los falsos.
Francisco recordó la figura de San Esteban, que fue lapidado después de
hablar al pueblo y anunciarle la verdad. “Lo
llevaron fuera de la ciudad y lo lapidaron”, dijo.
“Cuando el profeta llega a la verdad y toca el
corazón: o el corazón se abre o se hace más de piedra y se desencadena la
rabia, la persecución” y “así acaba la vida de un profeta”.
Al mismo tiempo, reconoció que “los
profetas, siempre, han tenido estos problemas de persecución por decir la
verdad”.
“Pero, ¿cuál es para mí el test de que un profeta
cuando habla fuerte dice la verdad? Y cuando este profeta es capaz no solo de
hablar, sino de llorar a su pueblo que ha abandonado la verdad. Y Jesús por un
lado reprueba con estas palabras duras ‘generación malvada y adúltera’: Por
otro lado, llora sobre Jerusalén. Este es el test”.
“Un verdadero profeta es el que es capaz de llorar
por su pueblo y también es capaz de decir las cosas fuertes cuando las debe
decir. No es tibio, siempre es así: directo”.
El Pontífice añadió que “abrir las puertas,
resanar las raíces, resanar la pertenencia al pueblo de Dios para ir adelante.
Su trabajo no es ser un reprobador. No, es un hombre de esperanza. Reprobará
cuando sea necesario y abre las puertas mirando al horizonte de la esperanza.
Pero el verdadero profeta si hace bien su trabajo se juega la piel”.
“La Iglesia necesita profetas. Diré más: tiene
necesidad de que todos nosotros seamos profetas. No critica, esta es otra cosa.
Una cosa es siempre el juez crítico al cual no le gusta nada, nada le gusta:
‘No, esto no está bien, no está bien, no está bien; esto tiene que ser así…’.
Ese no es un profeta. El profeta es el que reza, mira a Dios, mira a su pueblo,
siente dolor cuando el pueblo se equivoca, llora –es capaz de llorar sobre el
pueblo–, pero es también capaz de jugársela bien por decir la verdad”.
Redacción ACI
Prensa
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