Nunca, con tan pocas palabras, se había dicho tanto…
*
Confiésate, o pide perdón por tus pecados, o ve a misa, o reza el rosario, o
pide por tus enemigos, o dedica cinco minutos a Dios nuestro señor, o lee unos
versículos del Evangelio, o reza un salmo. Una sola acción, por minúscula que
sea, te pondrá en marcha hacia Dios.
* Ten
cuidado, porque los círculos viciosos empiezan con faltas insignificantes que
facilitan a otras faltas cada vez más grandes, hasta alejarte totalmente del
Señor.
* No
olvides incluir a tus enemigos en tu oración diaria, así como a todos los que
te han hecho daño, pidiendo a Dios que te de corazón generoso para perdonarlos
y que les otorgue grandes bendiciones.
* ¿Te
atormenta un amor humano? Piensa en este consuelo: Solo Dios Vale la Pena.
* Con
Dios nunca estarás equivocado.
* Mi abrigo.
Mi alimento. Mi bebida. Mis sandalias. Mi reloj. Mi Señor.
* Nunca
estés triste, porque eso es ausencia de Dios. Abandónate al Señor, deja su vida
en tus manos y despreocúpate, solo haz tu parte trabajando, orando, luchando,
pero siempre con esperanza, con fe, con alegría. Que tu alma siempre tenga una
pequeña sonrisa.
* En los
castillos levantados sobre dinero, poder y gloria no puede entrar Dios.
* Cuando
todo resulta bien en la vida, el hombre tiende insensiblemente a centrarse
sobre sí mismo, gran desgracia porque de él se apodera el miedo de perderlo
todo, y vive ansioso, y se siente infeliz. Para el hombre, la desintalación es,
justamente su salvación.
* Es
locura poner el corazón en las criaturas que a la mañana brillan y a la tarde
mueren.
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