La Cuaresma nos
presenta una excelente oportunidad de fortalecernos para poder seguir luchando
contra la corriente en la batalla espiritual.
Por: Padre James Farfaglia | Fuente: Catholic Exchange // Píldoras de Fe
Por: Padre James Farfaglia | Fuente: Catholic Exchange // Píldoras de Fe
Todos los autos o camiones traen en el
compartimiento de la guantera un programa de mantenimiento. Cambiar el aceite
de motor, rotar y balancear las llantas, y el resto de los chequeos del motor
mantienen el vehículo en excelentes condiciones.
El miércoles de ceniza comenzamos una de los
tiempos con más prácticas del año litúrgico Católico.
La
Cuaresma nos brinda la oportunidad de abrir nuestro programa de mantenimiento
personal y observarnos profundamente mientras hacemos nuestro viaje hacia la
vida eterna.
CUARESMA: BATALLA CONTINUA CONTRA EL PECADO
La vida espiritual no es una empresa fácil
debido a nuestra naturaleza humana que se encuentra herida. Es verdad que el
Bautismo lava nuestro pecado original, pero realmente no tenemos el control
completo de nosotros mismos.
San Pablo lo describe esta continua batalla de
manera brillante. El plantea esta lucha como un batalla interna (Romanos
7,14-25), un tesoro en una vasija de barro (2 Corintios 4,7-18), y un aguijón
para la carne (2 Corintios 12,7-10)
Debido
al pecado original, una fuerza interior nos llevara siempre hacia
la dirección equivocada. Es necesario un continuo esfuerzo para controlar los
movimientos internos de nuestro ego y permitir que la presencia de la gracia
tome el control de nuestros pensamientos, deseos y acciones.
La
batalla espiritual es como nadar en un río contra la corriente. Si
nos continuamos bregando o nos agarramos de una roca, la corriente nos
arrastrara en la dirección opuesta.
CUARESMA: TIEMPO DE OPORTUNIDADES
La
Cuaresma nos presenta una excelente oportunidad de
fortalecernos para que podamos seguir luchando contra la corriente.
Una Cuaresma
fructífera requiere que desarrollemos un serio plan de acción. Nuestro
programa debería consistir tanto en prácticas generales que la Iglesia Católica
requiere de todos los fieles, y nuestro propio programa cuaresmal.
Como una práctica general de todos los
Católicos, la Iglesia nos llama a
ayunar el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. También nos llaman a
abstenernos de carne el Miércoles de Ceniza y todos los viernes de Cuaresma.
Además del mandato de ayuno y abstinencia que la
Iglesia nos dicta, deberíamos crear un
programa personal de crecimiento espiritual.
Este es nuestro programa de mantenimiento.
Siempre he recomendado que trabajemos en un aspecto negativo y otro positivo.
LOS PEQUEÑOS SACRIFICIOS
Por aspecto negativo, me refiero a que cada
persona se comprometa a abandonar algo
o una serie de cosas. Este sacrificio debería ser serio y demandante.
El auto control que ejercemos en abandonar algo
placentero fortalece nuestra voluntad y domina la inclinación de nuestras
pasiones.
Por aspecto positivo, me refiero a que cada uno
de nosotros debería realizar un acto
que normalmente no haríamos en nuestro día a día.
Atender Misa diariamente, visitar enfermos,
dedicar tiempo de voluntariado en la parroquia o rezar el Rosario los domingos
en la noche con toda la familia son actos positivos y virtudes que han ayudado
a muchas personas a mejorar en su relación con Dios.
BENEFICIOS DE LA PENITENCIA
Las prácticas de penitencia de Cuaresma tienen grandes beneficios para nuestra vida
espiritual.
Una Cuaresma bien vivida, es como la limpieza que hacemos cuando
comienza el verano, la cual purifica toda la suciedad que se pueda haber
acumulado en nuestras almas.
Un
serio compromiso de penitencia también nos ayudara a vencer
nuestras adicciones, obsesiones y comportamiento compulsivo. Una verdadera
Cuaresma purificara nuestra alma y nos permitirá experimentar una
libertad interior más profunda.
A medida que se aproxima el inicio de otra
Cuaresma, debemos examinar
cuidadosamente nuestras vidas.
Usualmente nos enfocamos en examinar nuestros
pecados, pero casi nunca consideramos nuestros pecados de omisión.
¿Honestamente consideramos las cosas que no hacemos?
Una forma de romper con el ciclo de la apatía es
traer nuestra Cuaresma a una dimensión apostólica.
Esto puede lograrse haciendo dos firmes
compromisos: Rezar el Rosario en una
clínica de abortos de nuestra localidad o enfocarnos en esa persona que
no asiste a la iglesia e invitarla a nuestra parroquia.
Todavía mas, tendría mucho poder si pudiésemos
ofrecer nuestro ayuno, abstinencia, sacrificios Cuaresmales y nuestros Vía
Crucis semanales al Señor para detener el aborto y llevar más almas de regreso
a la Iglesia.
No esperes hasta el Miércoles de Ceniza para hacer tu programa de Cuaresma. Decide hoy
lo que vas a ofrecer. Padres siéntense con sus hijos y asegúrense de que forman
un plan de acción serio.
Tengan
una reunión familiar y decidan juntos que esta será la mejor Cuaresma que hayan
vivido. Reúnanse como familia todos los domingos a
revisar su programa de Cuaresma. Rindan cuentas unos a otros.
Si hacen de esta su mejor cuaresma podrán ver
una gran diferencia de aquí al Domingo de Pascua.
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