Hay
una guerra espiritual que no podemos ver con nuestros ojos ni oír con nuestros
oídos. Ruge en nuestros corazones, nuestra cultura, y en nuestro
mundo. Nos quieren tentar para que nos pasemos al bando perdedor.
En la Sagrada Escritura Dios advierte continuamente a su pueblo que debe
prepararse para la guerra.
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Él es el Rey victorioso y satanás y todo el infierno saben que no hay esperanza de la victoria final.
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Pero por despecho luchan para arruinar a la mayor cantidad de almas que puedan.
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Él es el Rey victorioso y satanás y todo el infierno saben que no hay esperanza de la victoria final.
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Pero por despecho luchan para arruinar a la mayor cantidad de almas que puedan.
Nuestra guerra no se combate con armas hechas de nuestras propias manos,
sino por la gracia de Dios.
Y una gracia fundamental es la razón, la capacidad de examinar las
cosas que nos llegan.
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Determinar cuáles son tentaciones y cuáles no, cuáles son buenas y cuales hay que desechar.
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Determinar cuáles son tentaciones y cuáles no, cuáles son buenas y cuales hay que desechar.
EL
MALIGNO BUSCA NUESTRA PÉRDIDA DEL RAZONAMIENTO
La pérdida de la razón se ha convertido en el campo de batalla del
diablo en la cultura moderna. Lo que no
nos permite apreciar en detalle las tentaciones a las que estamos expuestos y
combatirlas. Hoy en día, la capacidad
de argumentar y de analizar con detenimiento y raciocinio nuestras vidas se
está extinguiendo. CS Lewis enmarca la situación de esta manera en Cartas del Diablo a su sobrino, “En ese momento [siglos antes] los hombres todavía sabían bastante bien
cuando se demostraba una cosa y cuando no; y si se demostraba
realmente creían. Estaban dispuestos a modificar su forma de vida como el
resultado de una cadena de razonamientos”. (Screwtape
Letters, 1)
Escrutopo,
el demonio voraz que enseña a su sobrino, dice que han adquirido muchas armas recientemente para combatir este sentido
de la razón.
Él
escribe:
“Con la prensa semanal y otras armas hemos alterado
en gran medida eso.
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Él no piensa en la doctrina como principalmente “verdadera” o “falsa”, sino como “académica” o “práctica”, “pasada de moda” o “contemporánea”.
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La jerga, no el argumento, es el mejor aliado.
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No pierdas el tiempo tratando de hacerle creer que el materialismo es cierto.
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Hazle pensar que es fuerte o corajudo, esa es la filosofía del futuro.
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Esa es la clase de cosa que le importa”.
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Él no piensa en la doctrina como principalmente “verdadera” o “falsa”, sino como “académica” o “práctica”, “pasada de moda” o “contemporánea”.
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La jerga, no el argumento, es el mejor aliado.
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No pierdas el tiempo tratando de hacerle creer que el materialismo es cierto.
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Hazle pensar que es fuerte o corajudo, esa es la filosofía del futuro.
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Esa es la clase de cosa que le importa”.
Podemos ver esta “cultura de expertos” en
nuestra sociedad hoy en día, de que debemos creer en lo que dicen sin probarlo
para determinar si se trata de un argumento válido o no. Esencialmente vemos las
noticias a través de la lente de “si X fulano
prestigioso lo dice, entonces debe ser cierto.” Abrimos los medios y en lugar de argumentos
que son razonables y que siguen un orden lógico, vemos falacias que apelan
a la autoridad o una celebridad. O apelan a las emociones, que hacen
que los crímenes atroces se parecen a los actos misericordiosos de amor que una
persona puede hacer. Vemos a Maradona opinar con autoridad sobre política o se
nos presentaba el suicidio asistido y la eutanasia como una decisión
valiente. Y se nos pide que consumamos eso sin sentido crítico. Es obvio
que el diablo odia a un retorno a la
razón y que razonemos sobre las cosas que nos suceden, para que no estemos en
guardia.
Como Escrutopo dice, “El problema sobre la argumentación es que mueve toda la
lucha al campo del Enemigo [de Dios]. Nosotros podemos argumentar
también… Pero el acto mismo de
argumentar, despierta la razón del paciente; y una vez que está despierto,
¿quién puede prever el resultado?”
El diablo aplaude esta pérdida de la razón en nuestra vida diaria y que
nos llevemos por la emoción.
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Que no pongamos a prueba las cosas que nos pasan a la luz de la moral y lo bueno, que no pensemos que podemos ser tentados.
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Que no pongamos a prueba las cosas que nos pasan a la luz de la moral y lo bueno, que no pensemos que podemos ser tentados.
CÓMO
DETERMINAR SI ES DIOS EL QUE NOS LLEVA A HACER ALGO O EL QUE NOS LO TRANCA
A veces no resulta fácil determinar si es Dios el que nos impulsa a
hacer algo o nos impide hacerlo.
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Hay momentos en que puedes pensar que el maligno está en tu camino y estaba realmente la presencia del Espíritu Santo para prevenirte.
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Y en otros momentos puedes pensar que era el Espíritu Santo quien estaba abriendo la puerta.
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En cambio era realmente el mal, que aprovechando alguna debilidad en tu propio corazón, te preparaba para un desastre.
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Hay momentos en que puedes pensar que el maligno está en tu camino y estaba realmente la presencia del Espíritu Santo para prevenirte.
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Y en otros momentos puedes pensar que era el Espíritu Santo quien estaba abriendo la puerta.
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En cambio era realmente el mal, que aprovechando alguna debilidad en tu propio corazón, te preparaba para un desastre.
Tentaciones e ilusiones aisladas de todo contexto son la base de las
promesas del maligno. En cambio las promesas de Dios para nuestra vida en el
tiempo histórico, están relacionadas con el plan maestro que tiene Dios para la
humanidad. Y que
vemos transcurrir desde el antiguo testamento a nuestros días, pasando por el
nuevo testamento. Están relacionadas con nuestra posición en el plan divino
para la humanidad; esta es una primera evaluación, gruesa. Pero en
términos más operacionales, puede haber casos en que discernimos que algo
perfectamente cabe dentro del plan divino para la humanidad, pero ¿Dios quiere que yo lo haga ahora o no? Por
más que hayamos crecido en el camino de Cristo, todos somos propensos a la duda.
La comprensión de cómo guía el Espíritu Santo y cómo engaña el diablo puede
ayudarte a seguir los pasos que el Señor ha ordenado para ti, en vez
de caer en la trampa del león que ruge; pero siempre es necesario orar en cada
paso particular. Podemos tomar una lección del apóstol Pablo, quien observó con
agudeza la diferencia entre sus propios
planes, los planes del Espíritu Santo y los planes del diablo.
EL
TESTIMONIO DE SAN PABLO
Pablo fue
llamado a predicar el evangelio a los gentiles, y se puso a realizar los pedidos de su Padre con fervor, todo lo que se
muestra en la persecución de la iglesia. Pablo viajó por el
mundo en su época, pero cuando él y su equipo apostólico pasaron por
algunas ciudades para predicar la Palabra, el Espíritu Santo se lo impidió a favor de una misión más estratégica.
En Hechos
16: 6-10, Lucas registra: “Atravesaron Frigia y
la región de Galacia, pues el Espíritu Santo no les dejó que fueran a predicar
la Palabra en Asia. Estando cerca de Misia intentaron dirigirse a Bitinia,
pero no se lo consintió el Espíritu de Jesús. Atravesaron entonces Misia y
bajaron a Tróade. Por la noche
Pablo tuvo una visión. Ante él estaba de pie un macedonio que le suplicaba:
«Ven a Macedonia y ayúdanos». Al despertar nos contó la visión y
comprendimos que el Señor nos llamaba para evangelizar a Macedonia”.
Pablo llegó a la conclusión de que el Señor quería que él predicara el
evangelio en Macedonia sólo después de que el Espíritu Santo dos
veces le impidió predicar en otras ciudades.
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Y luego le dio una visión que claramente estableció la siguiente etapa de su viaje misionero.
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Y luego le dio una visión que claramente estableció la siguiente etapa de su viaje misionero.
En otras palabras, Pablo tenía sus planes, pero el Espíritu
Santo tenía un plan diferente. Pablo pudo haber culpado equivocadamente al diablo de los obstáculos
para llevar el evangelio a Frigia y a la región de Galacia y Bitinia, pero él
percibió que era el Espíritu Santo, no el diablo quien impedía el cumplimiento
de su misión. Claro que te preguntarás ¿cuántos de nosotros hemos tenido
una visión del espíritu santo alguna vez? Pero considera también hay visiones retrospectivas, post dicciones, no
predicciones.
Cuando nos abandonamos en el camino de Dios que va surgiendo en nuestra
vida, sin poner resistencias, y echamos una mirada para atrás, vemos la estela
que deja nuestra historia.
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Y ahí será más claro cuál es el rumbo e incluso por qué no sucedió una cosa y sí otra, aunque las dos podrían haber sido válidas para el plan de Dios, a nuestro juicio.
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Y ahí será más claro cuál es el rumbo e incluso por qué no sucedió una cosa y sí otra, aunque las dos podrían haber sido válidas para el plan de Dios, a nuestro juicio.
Este análisis de la estela, nos sirve como background para discernir
nuevas cosas que se nos presentan, porque enriqueció lo que Dios quiere para mí concretamente. La historia fue muy diferente en los
esfuerzos de Pablo para visitar la iglesia de Tesalónica, ahí Pablo estuvo
seguro desde el inicio quien impidió un hecho. Pablo escribe: “Quisimos ir a visitarles y, en cuanto a mí, Pablo, lo
intenté varias veces, pero satanás nos
puso trabas” (1 Tes.
2:18). No sabemos exactamente cómo Pablo determinó que satanás le dificultó y
no fue el Espíritu Santo quien se lo impidió o lo que satanás pudo haber hecho
para impedírselo. Pero Pablo estaba
seguro que el diablo era el culpable.
DISCERNIR
OBSTÁCULOS SATÁNICOS
A veces es obvio que el Espíritu Santo te impide o que el diablo te está
frustrando. Pero a veces no es tan obvio. Entonces, ¿cómo saber la
diferencia?
Pregunta al Espíritu Santo que está pasando.
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Primero que nada tenemos que orar y preguntar al Señor lo que está pasando.
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En caso de duda, nuestro mejor primer paso es confiar en el Señor y no en nuestro propio entendimiento.
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Primero que nada tenemos que orar y preguntar al Señor lo que está pasando.
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En caso de duda, nuestro mejor primer paso es confiar en el Señor y no en nuestro propio entendimiento.
Sólo porque
hemos visto un patrón de cómo se mueve el Espíritu Santo o cómo satanás
obra, no significa que automáticamente se puede presumir que está detrás de
algo. Dicho esto, hay algunos indicios
demoníacos discernibles.
Por
ejemplo… ¿Dios ya te dijo que lo hicieras? Si estás convencido de que el Espíritu Santo te
dijo expresamente respecto a hacer algo y te encuentras con
obstáculos, es probable que el enemigo esté tratando de evitar frutos para el
Reino. Satanás trabaja constantemente
para impedir el plan de Dios, a pesar de que ya está vencido.
¿Cuál es el objetivo del obstáculo? Cualquier obstáculo que te impide acercarte a Dios no es de Dios.
El maligno pondrá
ídolos en nuestras vidas con la esperanza de que vayamos por ellos, el dinero,
el entretenimiento, la fama o el algo más. Por supuesto, él usa nuestra propia
carne y los deseos anímicos para distraernos.
¿Qué pasa por tu mente? La Palabra dice que debemos pensar en las cosas buenas. Si el obstáculo que
enfrentamos viene en la forma de pensamientos desagradables e imaginaciones
temerosas, no es Dios hablándole. Esa es la manera del diablo para conseguir tu
miedo, tu duda y tu incredulidad. Recuerda, no estamos luchando contra la
sangre y la carne, pero estamos luchando. La clave está en luchar contra el enemigo y no contra Dios. En
otras palabras, no queremos ser
resistentes a Dios cuando deberíamos resistir al enemigo y no queremos
estar cooperando con el enemigo, cuando deberíamos estar cooperando con
Dios. El enemigo está caminando como león rugiente buscando a quien devorar. Los ojos de Dios recorren la tierra con el
fin de fortalecer a aquellos cuyos corazones que están totalmente comprometidos
con él (ver 2 Crón. 16:9).
El último
consejo es hacer lo que hizo Pablo: “Encomienda tu camino al Señor, confía en él,
y él hará que pase” (Salmo 37:5)
No hay diablo en el infierno que pueda impedir la voluntad de Dios si
aceptas su plan.
DESCUBRIR
LAS TENTACIONES Y LUCHAR CONTRA ELLAS
La razón enfocada a las señales que tenemos es la que nos permite
descubrir cuáles de las cosas que nos suceden son tentaciones, para combatirlas
y no arruinarnos, y cuales son cosas de Dios.
Este es un proceso que se hace en silencio y oración, tratando de ver
más allá de las coloridas proposiciones del mundo, y reflexionando sobre las
consecuencias de los actos que nos están proponiendo. Ahora es el momento de
luchar contras las tentaciones, durante nuestras vidas. Ahora es el momento de ponernos la armadura de
Dios y tomar la espada. Porque en cada
cosa que decidamos estamos eligiendo un bando en esta guerra, “el que no está conmigo, está contra mí”.
Aquí
están 9 estrategias para luchar en esta
guerra y vencer a la tentación:
Evita y/o huye de ella. A veces, la discreción
es la mejor parte del valor.
La mujer lo
agarró de la ropa diciendo: “Vamos, acuéstate
conmigo”. Pero él, dejándole su
ropa en la mano, salió afuera corriendo. Gen 39:12
Presenta tus pensamientos a Dios. Él sabe
mejor que nosotros lo que es bueno.
“Por
lo demás, hermanos, fíjense en todo lo que encuentren de verdadero, noble,
justo, limpio; en todo lo que es fraternal y hermoso; en todos los valores
morales que merecen alabanza”. Fil 4:8
Supera el egoísmo. El verdadero amor no conoce
el egoísmo. Porque, si amas a Jesús tu no te perteneces a
ti mismo.
“Y
vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios”. 1 Cor 3:23
Espera y apróntate para la tentación. Tenemos
que estar preparados para la batalla espiritual.
“Por
eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y
mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas”. Efe 6:13
Recuérdate a ti mismo las consecuencias del
pecado.
“Es
fácil reconocer lo que proviene de la carne: libertad sexual, impurezas y
desvergüenzas; culto de los ídolos y magia; odios, ira y violencias; celos,
furores, ambiciones, divisiones, sectarismo y envidias; borracheras,
orgías y cosas semejantes. Les he dicho, y se lo repito: los que hacen tales
cosas no heredarán el Reino de Dios”. Gal 5:19-21
Memoriza la Palabra de Dios, llena tu
mente con las cosas de Dios, para que estés disponible en todo momento; esto es
muy sabio.
Él
respondió: “Dichosos más bien los que oyen la
palabra de Dios, y la guardan”. Luc
11:28
Cultiva el sentido de la presencia de Dios,
pero no sólo escuchar sino también obedecer.
“Mejor
acércate tú para oír todo lo que diga Yavé, nuestro Dios, y luego tú nos las
dices para que las pongamos en práctica”. Deut 5:27
La confesión frecuente nos sana y comenzamos de
nuevo espiritualmente saludables.
“Reconozcan
sus pecados unos ante otros y recen unos por otros para que sean sanados. La
súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante”. Sant 5:16
La rendición de cuentas nos ayuda a evitar el
pecado. Cuando somos responsables ante el hombre y Dios, nos ayuda a
superar la tentación.
“Yahvé
preguntó a Caín: “¿Dónde está tu hermano?” Respondió: “No lo sé. ¿Soy acaso el
guardián de mi hermano?”. Entonces Yahvé le dijo: “¿Qué has hecho? Clama la
sangre de tu hermano y su grito me llega desde la tierra”. Gen 4:9-10
Fuentes:
- http://es.wikipedia.org/wiki/Cartas_del_diablo_a_su_sobrino
- http://www.philipkosloski.com/the-enemys-tactic-1-the-loss-of-reason/
- http://marysaggies.blogspot.com/2014/07/9-biblical-ways-to-overcome-temptation.html
- http://www.charismamag.com/
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