viernes, 20 de octubre de 2017

POR QUÉ LOS CATÓLICOS SE HAN EXTRAVIADO DEL MUNDO SOBRENATURAL

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El catolicismo occidental ha perdido el sentido de los milagros sobrenaturales. Y en ello se puede entrever una de las causas de su decadencia. Los cristianos sostienen que Dios existe y creó al hombre. Pero en un juego de palabras, los ateos le responden que fue el hombre quien creó a Dios. Y a veces pareciera que es así porque no tratamos de comprender que lo invisible alrededor nuestro es tan o más importante que lo visible.
Los católicos hemos hecho un largo camino en el siglo pasado hacia soslayar esta realidad.
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En lo que algunos han bautizado, erróneamente, como una fe madura.
Porque si bien lo católicos creen en la existencia de Dios, éste no se “concibe”, en occidente, como alguien que hace prodigios en la tierra actualmente. Lo que hoy prima es la promoción de una filosofía de vida en vez de una revelación de un plan sobrenatural, como realmente lo es. Aunque debemos considerar que hay diferencias entre los distintos lugares del mundo. En los lugares en que crece más el cristianismo, como en África, la fe tiene una fuerte impronta sobrenatural. Mientras que en los lugares en que decrece más la fe, como en occidente, el cristianismo ha sido vaciado de sus contenidos sobrenaturales.

EL CATOLICISMO OCCIDENTAL HA PERDIDO LA BASE SOBRENATURAL
Los cristianos hemos ido perdiendo nuestra creencia en el mundo sobrenatural.
Necesitamos recordar que nuestra religión no tiene que ver simplemente con tratar de ser buena gente y hacer un mundo mejor.
Sino que en realidad trata de nuestra marcha hacia un mundo mejor que no es acá en la Tierra.
El que ya está presente entre nosotros a través de los propios ángeles y los santos. Nuestro problema es que hemos dejado de creer en la visión del mundo invisible. Debido a nuestra época utilitaria y económicamente eficiente, no nos hacemos tiempo para reflexionar sobre eso. Incluso llegamos a tener vergüenza de reivindicar el mundo sobrenatural aún en nuestra religión. Y así minimizamos por ejemplo el poder sobrenatural de los sacramentos y el poder de la oración. Viéndolos simplemente como un requisito formal de la religión o un hábito que tranquiliza nuestra conciencia.
En realidad, hemos convertido nuestra fe en una especie de moralismo, de deísmo y de terapia para curar nuestras emociones y nuestras inclinaciones.
Y quizás haya sido en nuestro afán de empujar para que nuestra fe católica sea relevante para la mayoría de la población del mundo. Es más, en la vida diaria, si bien la mayoría de las veces no dudamos de la existencia de Dios – dudas que a veces es natural nos asalten a los cristianos -,  muchas veces tendemos a pensar que Dios en realidad está en su mundo y que no interfiere demasiado en nuestro mundo. Salvo que nosotros estemos constantemente presionándolo, y en ese proceso de presión, es qué nosotros nos vamos sanando a nosotros mismos, pero por la presión que hacemos sobre nuestras emociones. Es así que entendemos que catolicismo es en realidad tratar de ser mejores personas y hacer de este mundo un lugar mejor.
Y es tanto nuestro empuje por hacer el bien, por llegar a ser buenas personas y por hacer de este mundo un lugar más acogedor, qué realidad nos estamos olvidando de que este mundo es la preparación para un mundo mejor fuera de aquí, que este no es el mundo definitivo en el que viviremos toda la vida.
El intelectual español Juan Manuel de Prada ha dicho: “El pensamiento católico ha aceptado lastimosamente el dualismo, estableciendo un dique o frontera entre lo natural y lo sobrenatural. Y de este modo, se ha resignado a enjuiciar la realidad natural con categorías estrictamente ´naturales´ (políticas o económicas o estéticas o sociológicas o cómo demonios se quiera)”,
Y el Obispo Robert Barron dijo también: “El cristianismo africano pone énfasis en lo milagroso, la vida eterna, en la providencia activa de Dios, la gracia de curación, y en la divinidad de Jesús…”
Y es bueno acotar que el cristianismo crece más rápidamente en África que en cualquier otro lado. Pero agregó algo aún más importante:
“La razón por la que el cristianismo orientado sobrenaturalmente crece es que es congruente con los fines de la Espíritu Santo, y también que presenta algo que el mundo no puede…
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Cuando el cristianismo se dedica a las preocupaciones puramente de este mundo… se seca rápidamente”
Hay unos cuantos católicos que están en esta línea de volver a conectar el cristianismo occidental a sus raíces, a quitarlo del letargo del confort y la mundanidad. O sea rescatar la naturaleza sobrenatural del cristianismo. Esa es la línea de los Foros de la Virgen María. Un cristianismo que haga hincapié en la vida eterna milagrosa, en la providencia activa de Dios, y la gracia de la curación.

LOS GRANDES MILAGROS TODAVÍA EXISTEN
Nunca he visto a una persona resucitado de entre los muertos. Sin embargo, he sido testigo de personas curadas milagrosamente. Hemos publicado mucha cantidad de ellas.
Y hay un denominador común.
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Una curación sobrenatural supone un encuentro activo con Dios en la vida de una persona.
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Y construye la fe y la esperanza a muchas personas lo leen.
Dirige nuestros corazones y mentes hacia el cielo. Muchos de los santos, entendieron que lo sobrenatural se expresa en el mundo natural, y sostuvieron que es una herramienta muy eficaz para la evangelización. Se dice que San Vicente Ferrer ha convertido más de 200.000 almas en su vida, muchas de ellas después de presenciar milagros increíbles. Lo sobrenatural, sin embargo, no es un truco de salón o un fin en sí mismo.
El cristianismo sobrenatural es congruente con la obra del Espíritu Santo.
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Su propósito es demostrar el amor y el asombroso poder de un Dios bueno.

NO ES BUENO ESCONDER LOS MILAGROS
Hay lecturas inspiradoras, como el libro, “Santos que Levantaron de la Muerte” por el P. Albert Hebert, en el que relata 400 historias de santos que han levantado a personas de entre los muertos. Lo ponemos como ejemplo porque esto dramatiza que los milagros, incluso el más milagroso de milagros, la resucitación de los muertos, no terminó con los apóstoles. Pero lamentablemente cuando se escribe sobre estos santos rara vez oímos de sus hechos milagrosos.
Es casi como si el catolicismo occidental tuviera miedo de lo que no puede entender, y por lo tanto reduce los grandes santos a meras caricaturas morales.
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O lo que es peor, tiene vergüenza de la ‘credulidad’ o ‘fantasía’ de los relatos que han llegado hasta nosotros.
Acá hay algunas de estas resucitaciones.
SAN PATRICIO
San Patricio es mucho más que la tradición de expulsar las serpientes de Irlanda. Un hombre llamado Machaldus y sus amigos decidieron burlarse de San Patricio. Cubrieron uno de su grupo con un manto como si estuviera muerto, y se le pidió Patricio volverlo a la vida. Patricio sabiendo el truco, les dijo que el hombre estaba muerto, y de hecho comprobaron que lo estaba. Después de descubrir al embaucador, ahora muerto, Patricio lo levantó de entre los muertos. Machaldus, que había intentado burlarse de Patricio, se convirtió y se hizo conocido como San Machaldus.
SAN ESTANISLAO
El obispo San Estanislao compró una propiedad para su Iglesia de un hombre llamado Piotr, que murió poco después de la venta. Tres años más tarde, los hijos de Piotr impugnaron la venta como parte de un complot contra Estanislao. El santo ordenó a la tumba de Piotr abrirse, tocó los huesos del hombre con su báculo, y todo su cuerpo se llenó. Piotr dio testimonio de la venta, reprendió a sus hijos, y luego pidió ser devuelto a la tumba.
SAN FRANCISCO JAVIER
En la ciudad de Combutura, un niño cayó en un pozo profundo y se ahogó. Después que el cuerpo fue recuperado Francisco oró por el niño muerto. Francisco le tomó de la mano y le ordenó levantarse en el nombre de Jesucristo. Inmediatamente, el muchacho regresó a la vida.
SAN VICENTE FERRER
A San Vicente Ferrer se le atribuyen muchos milagros. La esposa de un hombre que había dado alojamiento al santo se había vuelto loca, mientras el hombre estaba ausente. A su regreso se enteró que su esposa había cortado su garganta a su hijo pequeño, cortando en pedazos el cuerpo, y asando algunas partes, incluso tratando de servirlos como alimento. San Vicente llegó a la casa, recogió las piezas con sangre del cadáver, oró, e hizo la señal de la cruz sobre el cuerpo. Las partes del cuerpo de inmediato se reunieron y el niño volvió a la vida.
PADRE PIO
Una mujer fue a San Giovanni Rotondo para ver al Padre Pío, y llevaba a su bebé muerto de seis meses de edad. La mujer en su desesperación clamó al Padre Pío, quien tomó el cuerpo del bebé y oró. Después de unos minutos, él le dijo: “¿Por qué gritas tanto? ¿No ves que su hijo está durmiendo? El bebé estaba muy vivo”.
SAN MARTÍN DE TOURS
A San Martín de Tours se le acredita traer al menos tres personas de entre los muertos. Una mujer llevando a su bebé muerto y acompañada de una gran multitud llegó a San Martín en busca de ayuda. La mujer le rogó a San Martín para que trajera a su hijo de vuelta. El obispo tomó al niño en sus brazos, se arrodilló y oró. Cuando se levantó, el niño estaba vivo. Además de esas cosas que hacen los santos, que hemos puesto como ejemplos, los ángeles también nos recuerdan que hay más cosas aquí en la tierra y también en el cielo de lo que lo que señalan nuestras pobres filosofía del mundo.

LOS ÁNGELES SON GRANDES ACTORES DEL MUNDO SOBRENATURAL
Los ángeles traen del Cielo a la Tierra el mensaje de que el hijo de Dios está volviendo físicamente a la Tierra.
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Y que hay un mundo invisible al que podemos recurrir diariamente y en todo momento.
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No sólo para darnos paz, sino fundamentalmente para actuar en el mundo, a través de pedirles auxilio a los ángeles.
En definitiva son los ángeles los que nos permiten ver la realidad con ojos de eternidad. Son quienes que nos permiten abrir la imaginación, nuestra mente, nuestro corazón y si por ahí logramos la bendición de comunicarnos físicamente con el mundo sobrenatural, veremos la realidad tal cual es. Piensa en el jardín del edén, en el paraíso que se nos presenta en el apocalipsis: los ángeles son grandes actores del drama de nuestra salvación.
Así los vemos luchando al lado de los patriarcas, de los profetas, caminando con los israelitas hacia la tierra prometida.
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Y son los propios ángeles quienes anuncian la venida del Hijo de Dios, en la plenitud de los tiempos.
El ángel del Señor se presenta Zacarías para anunciarle a San Juan Bautista. El ángel Gabriel llega hasta María y le anuncia la venida de su hijo nuestro salvador. Y también se le aparece a José para asegurarle el relato de la concepción sobrenatural de Dios en María. Los ángeles no pueden contener su jolgorio cuando el Señor nace; llaman a los pastores a presenciar el hecho y cantan canciones de alabanza todo el tiempo. También son los que asisten a los Reyes Magos para llegar hasta Belén y luego para irse por otro camino para evitar peligros.
No son solo mensajeros  sino que ellos con su acción nos llevan adorar al Hijo de Dios, y velan por nosotros como guardianes y como guías en el camino.
Esta época navideña nos recuerda que el catolicismo debe ser profundamente místico para captar la realidad última que vivimos en la tierra. Y rescatarnos del minimalismo realista que da por sentada una realidad que únicamente es la que podemos captar con nuestros sentidos físicos.

EL LLAMADO A VOLVER A LA ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
Es por estos riesgos del minimalismo y también por los riesgos materiales, que en algunas parroquias y algunos fieles ha comenzado recitar nuevamente la oración a San Miguel Arcángel luego de terminada la misa. Quien esto escribe recita diariamente la oración a San Miguel Arcángel una vez que el sacerdote termina diciendo “… pueden ir en paz” y los fieles contestan “demos gracias a Dios”. La invocación a San Miguel Arcángel es para que nos proteja de los peligros físicos y de los peligros de la caída en el minimalismo.
En realidad con esta oración no estamos pidiendo solamente que nos proteja de ataques físicos.
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Sino que nos proteja también del orgullo, la envidia, la pereza, la avaricia, la lujuria, la gula, la ira, qué son los desajustes y las trampas espirituales con las que el maligno busca nuestra perdición.
Estos son nuestros puntos débiles, pero también son cosas que nos llegan desde afuera, que actúan sobre nosotros, y que no nos debe permitir el lujo de ser pasivos, sino activos para contrarrestarlos. No se trata se entrar al mundo encantado de hadas y gnomos, sino que se trata de ser conscientes de la lucha entre poderes extra humanos, que como dice San Pablo nuestra lucha contra los principados y potestades: los demonios (Ef 6:12). Porque queramos o no, estamos inmersos en esa lucha, no podemos salirnos, y cuanto antes nos demos cuenta, será mejor para la salvación de nuestra alma.
Cuando recitamos la oración a San Miguel Arcángel recuperamos el dominio del mundo total, del natural y del sobrenatural porque son uno sólo.
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El que nos fueron incautando los ultra materialistas y también quienes delinearon un paisaje totalmente humano de las pasiones del alma, como Freud por ejemplo.
En esta oración recordamos que estamos sujetos a una lucha cósmica entre las fuerzas de Dios y las fuerzas del maligno. Y nos da las armas para luchar contra nuestras inclinaciones del alma, como pueden ser los deseos sexuales desordenados, las ambiciones de poder, la avaricia, los celos, etc. Porque en realidad esas cosas también son provocadas externamente a nosotros, porque no somos flores de invernadero, sino que estamos inmersos en un ambiente, expuestos a las inclemencias del mundo natural y sobrenatural a la vez. Desde el principio el objetivo central de los ángeles caídos ha sido la seducción y llevar a la ruina a las almas humanas.
Una forma de verlo es que estamos viviendo en una tierra donde están tratando de darnos caza, pero estamos siendo protegidos por ejércitos de ángeles.
Pero lamentablemente una gran cantidad de los católicos se ponen en guardia cuando se habla de los ángeles buenos y malos en lucha, pensando que el escenario de una lucha entre fuerzas invisibles del bien y del mal es un concepto pre moderno. Hay quienes oponen lo que llaman una fe madura a una fe infantil y consideran que creer que existe un mundo sobrenatural, más allá de la transustanciación de la eucaristía, es de niños.
La iglesia desmontó oficialmente la recitación de la oración a San Miguel Arcángel como consecuencia del Concilio Vaticano Segundo.
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Junto con la minimización en las iglesias de las estatuas, pinturas y vitrales que señalaban el énfasis en esta lucha contra potestades y principados.
Aunque en él se habló elogiosamente de la religiosidad popular y de lo sobrenatural, el efecto fue reducir su impacto en el catolicismo. En realidad comenzó a primar la visión del diablo y sus fuerzas como una representación de mitos pre científicos qué explican psicológicamente y físicamente el mundo para que podamos adaptarnos. En lugar de ver que en realidad existe un ataque y una defensa a los seres humanos de parte de seres angelicales, los primeros malos y los segundos buenos.
Ya en 1994 el Papa Juan Pablo II pidió a los católicos recitar de vuelta la oración de San Miguel Arcángel.
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Porque se ha puesto en evidencia el ataque cada vez más concertado hacia los humanos a través del aborto, la pornografía, el matrimonio del mismo sexo, el divorcio sin culpas, la eutanasia, etc.
¿Estamos volviendo?. ¿Cada vez más católicos comunes piensan que es correcta la antigua concepción de una lucha entre la fuerza de Dios y las fuerzas demoníacas sobre los seres humanos en la Tierra? No lo en realidad ¿qué opinas ?
Si fuera, así nos permitiría reconstruir la realidad, interpretando que toda esta locura que vemos y con la que nos enfrentamos no son fantasmas de nuestras almas torturadas.
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Sino que es parte de un escenario de lucha que se produce en un campo que nosotros no vemos, pero en el que estamos inmersos.
Pero además nos haría más conscientes de que las fuerzas angelicales nos ayudan a movernos en el mundo.
Porque los católicos sabemos que no podemos confiar solamente en nosotros mismos, ni tampoco confiar en qué podemos elegir correctamente entre el bien y el mal en cada situación.
En definitiva este tiempo es propicio para recordarnos la presencia de los ángeles a través de toda la historia del mundo, qué contamos con ellos.
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Y que son los que nos defienden en esta lucha contra los principados y potestades.
ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Se nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. ¡Reprímele Dios! pedimos suplicantes. Y tú,¡Oh Príncipe de la Milicia Celestial!, arroja al infierno, con el divino poder, a satanás y a todos los espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.  Amén. Glorioso San Miguel Arcángel, protégenos.

Fuentes:

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