VATICANO, 23 Oct. 17 /
04:07 am (ACI).- El Papa Francisco hizo una fuerte denuncia sobre aquellos que viven sólo
para el dinero y para poseer bienes, lo que es una “idolatría
que mata” a muchos niños.
Francisco aludió a los tiempos actuales en los que hay “tantas calamidades, tantas injusticias”, y deseó
que se acerquen a Dios y “no adoren al dios
dinero”.
En la homilía que pronunció en la Misa matutina en la Casa
Santa, el Santo Padre se refirió a los que intentan “alargar
la vida” con el uso
del dinero, entrar “en ese movimiento del
consumismo desesperado”.
“Es Dios el que pone límite a este estar apegado al
dinero. Cuando el hombre se convierte en esclavo del dinero. Y esta no es una
fábula que Jesús se inventa: esta es la realidad. Es la realidad de hoy. Tantos
hombres que viven para adorar el dinero, para hacer del dinero su propio dios”.
“Tantas personas
–continuó– que viven solo por esto y su vida no
tiene sentido” y “no saben qué es
enriquecerse de Dios”. El Papa contó algo que ocurrió en Argentina: “Un rico empresario, incluso sabiendo que estaba
gravemente enfermo, compró tercamente una villa sin pensar que en poco tiempo
tendría que presentarse ‘ante Dios’”.
También hoy existen estas personas, gente que posee “tantísimo” frente a “niños
hambrientos que no tienen medicinas, que no tienen educación, que están
abandonados”. Es “una idolatría que
asesina”, que hace “sacrificios humanos”.
“Esta idolatría hace morir de hambre a mucha gente.
Pensemos solamente en un caso: 200 mil niños rohinyá (grupo étnico musulmán que
sufre persecución en Bangladesh) en los campos de prófugos. Allí hay 800 mil
personas. 200 mil son niños. No es una cosa que el Señor decía en aquellos
tiempos: no, es hoy”.
“Nuestra oración debe ser fuerte: Señor, por favor,
toca el corazón de estas personas que adoran a dios, al dios dinero. Toca
también mi corazón para que yo no caiga en eso, que yo sepa ver”.
Otra “consecuencia” es la guerra. “Todos nosotros sabemos qué ocurre cuando hay en juego
una herencia: las familias se dividen y terminan odiándose, una a la otra”.
“Enriquecerse de Dios es el único camino. La
riqueza, pero en Dios. Y no es un desprecio por el dinero, no. Es el de la
codicia, como dice Él: la codicia. Vivir apegado al dinero”, concluyó.
Por Álvaro de Juana
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