martes, 26 de septiembre de 2017

TRES SANTOS INTROVERTIDOS QUE CAMBIARON EL MUNDO

Quizás no supieran hablar en público y no fueran abiertos ni muy sociales, pero dejaron una huella duradera.
Todos sabemos que vivimos en un mundo hecho por personas extrovertidas. Como persona que al crecer ha pasado la mayor parte de las noches escuchando música solo en el cuarto mientras pintaba no me resulta un problema. Si ser introvertido significa que estoy condenado a largas tardes de perfecta satisfacción con una taza de café y una novela en la mano acostado en el patio trasero de la casa sin tener que charlar, supongo que tendré que sufrir las consecuencias de la personalidad que Dios me ha dado. Me imagino a todos los extrovertidos ahí fuera riendo con los nuevos conocidos en el bar, que hacen chócalas mientras hacen deporte y hablan por teléfono en el súper…. y me estremezco.
No estoy contra los extrovertidos, y tengo algún amigo que es así. Existe un motivo por el cual los extrovertidos gobiernan más o menos el mundo como los muchachitos populares en la escuela que luego terminan ocupando todos los puestos directivos más importantes gracias a la fuerza de su personalidad. Es porque son realmente atractivos.
A veces, sin embargo, parece que monopolizan toda la gloria, y existe un malentendido generalizado sobre los introvertidos, considerados tímidos o antisociales. Los introvertidos son caricaturizados como el bibliotecario que no tiene energía para mantenerse al día con el mundo que va de prisa y se ha retirado completamente. Para un introvertido puede ser realmente difícil ser una estrella de rock, un político o un personaje de televisión.
Eso no quiere decir, sin embargo, que los introvertidos no puedan cambiar el mundo. Significa que su influencia no es inmediatamente aparente, porque se relacionan con las personas de manera más íntima y tranquila. Existe más de una manera de cambiar el mundo, y estos santos introvertidos famosos son un ejemplo de cómo cualquiera puede dejar una huella positiva duradera.
PADRE PÍO: LEER LOS CORAZONES
Desde niño Pío fue tranquilo, y a menudo pasaba el tiempo sentado solo en la iglesia local. Como sacerdote también hacía grandes silencios. Durante sus misas, caía en un silencio reverencial durante largos periodos de tiempo, incluso horas. Esto provocaba muchas quejas, y Pío decía que le habría gustado hacer las cosas como una persona normal pero no lo lograba. Era, sin embargo, capaz de transformar su debilidad como orador público y guía de la adoración en fuerza cultivando su vida espiritual interior, pasando horas en meditación silenciosa, a menudo a costa de no comer y no dormir.
Los tiempos de silencio le permitían reflexionar profundamente sobre la naturaleza humana y lo ayudaron a desarrollar su capacidad de leer el corazón humano. La gente venía de todo el mundo para hablar con él en privado, y él la sorprendía con su conocimiento íntimo y la sensibilidad con que entendía su alma.
En 1971 el papa Pablo VI dijo del Padre Pío: “¡Miren que fama tuvo, qué clientela mundial reunió alrededor suyo! Pero ¿por qué? ¿Quizá porque es un filósofo? ¿Porque era un sabio? ¿Porque tenía los medios a disposición? Porque decía la misa humildemente, confesaba desde la mañana hasta la noche, y era, suena fácil, un representante impreso de los estigmas de Nuestro Señor. Era un hombre de oración y sufrimiento”. La oración puede parecer una actividad solitaria, pero es realmente capaz de estrechar una enorme cantidad de vínculos humanos, y el efecto en cadena de una persona que reza puede difundirse en todo el mundo.
BERNADETTE SOUBIROUS: VALOR
Bernadette Soubirous era una muchacha de salud inestable. Creció en una familia pobre en Francia, y se ocupó tranquilamente de sus deberes y cuidó a los hermanos más chicos visto que no podía ir a la escuela a falta de dinero. Mientras recogía madera para la familia se le apareció por primera vez la Virgen María.
Cuando volvió a casa no quería hablar, no quería llamar la atención para evitar hablar del tema. Al final se lo dijo a sus papás, que no le creyeron para nada. Luego volvió al mismo lugar cerca de una gruta, y María se le apareció por segunda vez. Al final la noticia se esparció por el pueblo, y sus compatriotas la mandaron interrogar por la policía. La gente pensaba que estaba mintiendo. Fue interrogada por adultos severos y fue puesta en discusión por una multitud de personas que dudaban, pero a pesar de todo siguió contando valientemente lo que había visto, aunque estaba creando confusión y la estaba poniendo en el centro de la atención. No dio nunca marcha atrás y no modificó nunca su historia, y al final miles de peregrinos comenzaron a tomar en serio las apariciones y se dirigieron a la gruta para rezar. La devoción que Bernadette comenzó es a Nuestra Señora de Lourdes, honrada todavía hoy con un santuario muy frecuentado en el que a menudo se llevan a cabo curaciones y milagros.
Bernadette, de cualquier modo, no buscaba la gloria. Se refugió en la soledad de un monasterio y vivió feliz el resto de su vida lejos de los reflectores.
Esta joven muestra cómo una sola persona que tiene valor y está dispuesta a permanecer firme a pesar de las presiones es capaz de cambiar la mentalidad de toda una comunidad. Incluso una niña introvertida, sin educación y pobre como ella fue capaz de hacer grandes cosas.
JULIANA DE NORWICH: CONCENTRACIÓN
Juliana vivía en Norwich y su trabajo oficial era el de anacoreta, es decir una mujer que vive entre los muros de la iglesia sin nunca salir. En el siglo XIV era una vocación extraña pero no del todo desconocida. Las anacoretas vivían en pequeñas habitaciones, a veces con una única pequeña ventana a través de la cual podían asistir a la misa y recibían las comidas. Juliana no hizo voto de silencio, pero algo en su elección de estilo de vida indica que no debía de ser una platicadora.
Juliana es particularmente famosa porque, aunque nunca dejó su habitación y probablemente tuvo solo pocas personas que la conocieron realmente durante su vida, es la primera mujer conocida por haber escrito un libro en inglés. Logró hacerlo porque estaba concentrara en comprender lo que debía hacer en base a una serie de visiones que tuvo cuando estuvo enferma. Su concentración derivaba de su capacidad de pasar el tiempo en silencio pensando y ponderando sus pensamientos. Juliana es la prueba que incluso una persona sin influencia en el mundo externo puede crear algo espléndido que toca el corazón de las personas donde quiera que se encuentren durante cientos de años.

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