Estamos viviendo en la generación donde la tecnología es la
aliada de aquellas personas que desean tener un bebé. Hoy hay muchos avances
que ayudan en la concepción. Sin embargo, hace muchos años, en los tiempos de
Ana (1 Samuel 1:1-20), esto no era tan simple. Las mujeres que padecían algún
tipo de esterilidad, se las consideraba indignas, maldecidas. En la clase de
hoy analizaremos la actitud de una mujer que luchó por su milagro y de cómo
nosotros podemos ver una transformación en nuestra vida siguiendo su ejemplo de
fe.
Ana era una persona justa, como pocas que levantaba su mirada
a Dios para alabarlo con todo el corazón. Estaba casada con un hombre que se
llamaba Elcana. Pero, como era costumbre en aquel tiempo, él tenía otra esposa
que se llamaba Penina. Esta última, sí había podido darle a Elcana varios
hijos, por lo cual se consideraba superior a Ana y la afligía.
Ana debía soportar día y noche las burlas y el menosprecio de
Penina. Seguramente una y mil veces habrá pensado, ¿por qué me pasa esto a mí?
¿Si trato de amar al Señor con toda mi alma? Sin embargo, en lugar de enfocarse
en su fracaso, se afirmó en la esperanza y confió en Dios. Soportó las burlas y
continuó creyendo hasta que un día dio a luz un hijo: el profeta Samuel.
LA
RESPUESTA DE SU ORACIÓN
Samuel fue un hombre excelente. Amaba a Dios sinceramente y
llevaba al pueblo a acercarse a Él gobernando en integridad. Fue el que ungió
al Rey David y uno de los ministros más temerosos de Dios. Pocos hombres se
comparan con su ministerio en la Biblia.
En una época donde las casas eran construidas como tiendas (o
carpas), con palos y lonas. Cobra otro sentido cuando leemos en Isaías 54:2 “Ensancha el sitio de tu tienda..” pues tiene que
ver con correr las limitaciones, con pensar que vamos a crecer y a prosperar;
que vamos a experimentar el milagro de Dios en nuestras vidas.
El límite puesto por el hombre, es débil frente a Dios, pues
Él tiene el poder para cambiar todas las cosas. Y la esterilidad puede
trasladarse también a otras cosas, como la vida interior, por ejemplo, cuando
uno se siente vacío que no puede agradar a
Dios, que no puede avanzar en la vida. Ésta es la época donde el Señor te
quiere sorprender. Tal vez en lo económico, en lo ministerial o en la familia
todavía no has podido dar a luz un sueño y te sientes en derrota. Tal como esta
mujer. Sin embargo, también hoy Dios tiene una palabra para ti y es que te
sueltes del fracaso y las comparaciones y te afirmes de la promesa. Que te
mantengas constante en la fe, “extendiendo el sitio
de tu tienda”, avanzando hacia lo que el Señor tiene por delante.
El pueblo de Israel tuvo grandes victorias pero también
momentos donde se apartaba de Dios y sufría las consecuencias de la
desobediencia. Sin embargo, el Señor en su eterna misericordia, les estaba
anunciando que era tiempo de “ensanchar el sitio..”
es decir, de avanzar por más y tomar la promesa.
De igual manera, Dios hoy te anuncia que es tiempo de dejar
el fracaso de lado y avanzar en fe hacia lo que tiene por delante. Prepárate y
anímate a vivir en fe. ¡No es tiempo de achicarse! Es tiempo de ensanchar y
creer que el sueño de ver la familia unida, de volver a ver la gloria de Dios
en tu casa, es posible!
Dios es quien te toma de su mano para que avances por más
En Isaías 54:4-5 el Señor nos infunde aliento y nos está diciendo que no
seremos abandonados, como una mujer en la antigüedad que sin su marido no podía
subsistir. ¡Dios es quien te levanta, te sostiene y te sustenta!
Lo que el Señor busca, es un corazón dependiente que
manifieste su necesidad por Él.
Ana tenía necesidad de Dios y no dudó en
manifestarlo. Y pasó de ser estéril a tener unos hijos maravillosos. Ella luchó
por su milagro, no se quedó sentada lamentándose y pensando como vengarse de
Penina. Ana se enfocó en las cosas espirituales y en Aquél capaz de revertir su
fracaso.
Tal como dice en Isaías 42:9-10 Dios nos enseña que hoy se
termina un tiempo y comienza otro. Y cuando Dios anuncia algo, es para darle
gracias y prepararse. Puesto que lo que viene es maravilloso. Así como en el
caso de Ana, confía y lucha por tu milagro puesto que Dios es poderoso para
transformar cualquier necesidad!
Claudio
Freidzon
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