Un estudio analiza
por qué muchas personas, sobre todo jóvenes, abandonan la práctica religiosa.
Hay quienes dicen que la gente
ha dejado de ir a la iglesia debido a su falta de flexibilidad en algunos
temas, como su postura en cuanto a las uniones entre homosexuales, su negativa
a ordenar sacerdotisas, o sus principios en materia de sexualidad; sin embargo,
la falta de fieles en los templos puede deberse a otras razones.
En su libro Por qué ya nadie quiere ir a Misa, Thom y Joani Schultz señalan que actualmente
muchas personas, sobre todo jóvenes, de países con una antigua tradición
cristiana, han decidido apartarse de su religión. Dicha afirmación se basa en
una exhaustiva investigación que estos escritores realizaron en ambientes
católicos y protestantes, misma que revela además cuatro razones de fondo por
las que en realidad la gente decide no acercarse más a los lugares de culto.
Dichas razones se describen a continuación:
1. La gente se
siente juzgada en la iglesia
Esta es la primera de las
cuatro causas explicadas por los esposos Schultz –consultores en materia de religión–,
por las que hoy en día muchas personas ponen tierra de por medio con las
iglesias o centros de culto.
No se trata tanto de que realmente abunden en estos lugares quienes
juzgan, sino de una idea preconcebida por parte de quienes se sienten juzgados, por lo que puede haber para
ello una solución eficaz: insistir en que la Iglesia acoge y acepta a todos tal
como llegan, en el estado en el que se presentan, independientemente de que a
los ojos de Dios sus actos no sean buenos; es decir, se requiere de una “hospitalidad radical”, que abra la oportunidad de
tratar posteriormente el tema de los pecados.
2. La imposibilidad
de diálogo
En este sentido, Thom y Joani
Schultz explican que en occidente, en la época actual, la gente reclama el
derecho de hablar y ser escuchada: en el colegio se suscitan los debates, y
desde niño cualquier alumno interviene para decir al profesor lo primero que se
le ocurre; los periódicos en internet están llenos de comentarios de gente que
con toda probabilidad ni siquiera ha analizado bien el tema, pero que tiene
muchos deseos de comentar.
Sin embargo, la gente cuando
va a Misa o a un culto, no encuentra un momento para expresarse. De hecho, hay
quienes dicen que los católicos la llevamos menos complicada en este sentido,
ya que al menos recitamos algunas respuestas o rezamos en voz alta; siendo que
en muchos cultos protestantes las personas deben limitarse a escuchar al pastor
o cantar himnos, por lo que, en cuanto cambian los cantos, para quienes no los
conocen deja de haber algo qué hacer.
El caso es que los esposos
Schultz detectan que la gente quiere
hablar de sus sentimientos religiosos, formular preguntas, sentirse escuchados,
lo cual por supuesto no puede hacerse en una Misa, de manera que la Iglesia
debe esforzarse en ofrecer espacios en los que los fieles puedan compartir sus
opiniones. Y ya que un párroco no puede escuchar a sus 2 mil, 3 mil o 30 mil
parroquianos con una escucha atenta, es necesario impulsar la creación de
espacios donde se pueda establecer el diálogo, como las células de
Evangelización Parroquial, los grupos Carismáticos, los grupos del Camino
Neocatecumenal, los grupos de Scouts u otros.
3. El pensamiento de
que “los cristianos son hipócritas”
Sobre este punto, el libro refiere
que para la gente es fácil pensar que si hay hipócritas, por supuesto son
otros, “no yo”. Lo cierto es que los cristianos nunca serán suficientemente
virtuosos para los elevadísimos estándares de los alejados. No importa
cuánto bien hagan los cristianos de su parroquia o entorno, el alejado “caza-hipócritas” siempre encontrará algún
cristiano que no sea lo suficientemente bueno para él; y si en su entorno no
encuentra a un miembro de la iglesia pecaminoso, lo encuentra en los medios de
comunicación: un cura estafador, un religioso que cometió un crimen. O en el
pasado: “No voy a misa porque hace cinco siglos la
Santa Inquisición…”.
Así, señalan los escritores, la mejor estrategia para la Iglesia es hacer
hincapié en el hecho de que ésta no es una casa para perfectos, sino un
hospital para enfermos. Además de fomentar la humildad y hacerla
visible, ya que si la humildad es atractiva, también la imagen de humildad es
necesaria, razón por la que el Papa Francisco es atractivo para muchas personas
alejadas.
4. La sensación de
que Dios está “distante” o “muerto”
La última razón que los
esposos Schultz ofrecen sobre el porqué del distanciamiento que cada vez más
personas tienen con los espacios religiosos o de culto cristiano, es que no sienten que haya un Dios vivo, argumentan
que no lo han visto ni han tratado con Él. Por lo que la respuesta aquí
es el Kerigma, el anuncio fuerte de que “Cristo ha
resucitado, te salva de la muerte y del pecado y cambia tu vida”; o
bien, el mensaje de que “Dios te ama y te perdona,
de forma personal, a ti”.
Señalan que, más que hablar a
las personas acerca de una moral elevada que deberán practicar, lo que se
requiere es invitarlas a hacer la prueba de confiar en el Señor, abrirle su
corazón y dejarse transformar por Él, ya que un encuentro personal con Él es
clave. Por eso, la Nueva Evangelización pide, como decía Juan Pablo II, nuevos
métodos, nuevo lenguaje, nuevo ardor.
Con información
de Religión en Libertad y
publicado en Desde la fe
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