Cuando algunos se quejan de que
la Iglesia está horriblemente mal y que todo tiempo pasado fue mejor, me
gustaría decir unas pocas cosas sobre el tema. Tranquilos, no van a ser
repetición de las 8.000 cosas ya dichas en unos 14.000 post pasados.
La población de Europa sí que
está mal en el aspecto de la pertenencia a la Iglesia Católica. Eso no
significa que el clero y el pueblo realmente fiel esté mucho peor que el de
siglos pasados. Esto que acabo de afirmar es una conclusión. No considero que
tenga que justificarla; por lo menos en este post, no.
Hoy precisamente leía en el libro
del historiador Joseph Bergin, The making of the French Episcopate, 1589-1661. La sede episcopal de Metz fue concedida al hijo ilegítimo de Enrique IV
de Francia, ejem, de cuatro años de edad.
El segundo cardenal de Rentz intriguing,
womanizing and worldy bishop debió la sucesión a la sede de París no
precisamente a méritos propios, sino a la influencia y presión de su familia.
Es de suponer que el dr. Galat
encontraría el voto de este cardenal en un cónclave perfectamente legal y
legítimo.
Hay más casos de candidatos
extremadamente jóvenes nombrados para sedes episcopales (aunque esto fueron
excepciones contadas) y de otros obispos menos jóvenes pero que cumplieron
plenamente con la Humanae Vitae a juzgar por los frutos.
En la época de Luís XIX, los
estudios de los historiadores demuestran con detalle cómo el episcopado francés
e inglés estuvo dominado por nobles. En la era de la aristocracia, en el siglo
XVIII, el episcopado francés llegó a ser casi un monopolio de esta clase
social.
En el Concordato de Bolonia, se
determinaba que el rey francés presentaría un candidato al Papa dentro del
plazo de seis meses desde que quedara vacante la sede. El candidato debía tener
el doctorado o la licenciatura, y estar en su vigésimo séptimo año de edad.
No sé cómo serían los candidatos
franceses a los 27 años, pero yo, desde luego, era un memo inmaduro.
Sea dicho de paso, se logró que
para los candidatos de la familia real existiera una exención de esos grados
académicos. Y también para los miembros de las familias de los más altos rangos
nobiliarios.
Como se ve, cualquier tiempo
pasado no fue mejor. Aunque si te gusta la nobleza, ése es tu tiempo. Si te
gustan los grandes pelucones, también ésa es tu época. ¿Los sacerdotes y los
obispos de la época del Papa Francisco están mejor que los de esa época? Sí,
sin duda, están cien veces mejor.
Eso sí, ¡cuando se construía una iglesia, no se hacían esperpentos
modernos como los de ahora!
P. FORTEA
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