Toda intervención
irreversible en el cuerpo debe ser realmente conveniente y razonable.
Por: David Ramos | Fuente: ACI Prensa
Por: David Ramos | Fuente: ACI Prensa
El famoso teólogo español José Antonio Fortea,
autor del tratado de demonología Summa Demoniaca, abordó recientemente la inquietud de si hacerse un tatuaje
permanente en la piel, o un piercing (perforación), es demoniaco.
“Hay personas que preguntan
si los tatuajes o los piercings son algo demoniaco. La respuesta es ‘no’. Solo
es demoniaco aquello que tiene una relación directa con el demonio”, dijo a
ACI Prensa.
El P. Fortea explicó que “tatuar el cuerpo, como ponerse un piercing, no es una ofensa a Dios.
No hay ninguna voluntad de ofenderle”.
Incluso en casos en los que la tinta para tatuar
pueda haber sido, como hacen algunos, consagrada al demonio, esto no
necesariamente afectaría a quien se hace el tatuaje sin saberlo. "Consagrar la tinta al demonio es simplemente que
esa persona invoca al demonio. Si se invoca al demonio pueden suceder cosas
malas -físicas o espirituales-, pero no es infalible. Dios puede poner su mano
para detener esa acción del demonio", señaló.
Sin embargo, precisó, “hay
que recordar a los jóvenes que el cuerpo es una obra de Dios. Y que una cosa es
poner algo encima de ese cuerpo y otra practicar en él reformas irreparables”.
“No hay nada malo en pintar
algo sobre el cuerpo si eso va a desaparecer al cabo de unos días o semanas. Es
el hecho de la irreversibilidad lo que hace que el sentido común se pregunte si
es algo adecuado”, precisó.
El sacerdote español destacó que “no importa lo artístico o bello que pueda parecer un
tatuaje, la piel en cualquiera de los colores y tonos otorgados por Dios a sus
hijos será siempre mucho más bella”.
“Es curioso que entre la
gente muy cristiana –de todas las confesiones– apenas si se dan tatuajes, pues
la conciencia avisa de que eso no es adecuado”.
El P. Fortea añadió luego que si bien “es cierto que algunos pueblos han tenido la costumbre de
hacerse tatuajes como un modo de mostrar su etnia o grupo religioso”, con
el tiempo estas costumbres “han sido abandonadas”.
“Porque la razón indica que
el cuerpo, joven o anciano, posee una mayor o menor belleza en sí mismo.
Mientras que la acción irreversible del ser humano suele ser un aditamento que
no mejora la simple y sencilla belleza del cuerpo mismo”.
“Si alguien me consulta si
mi juicio sobre el tatuaje cambia si se tatúan rostros de Jesús, de la Virgen,
crucifijos o cosas similares, la respuesta es ‘no’. En una casa puedo realizar
los cambios que desee, porque es una obra humana. Lo mismo en un vestido: en él
puedo realizar las reformas que considere convenientes. Pero el cuerpo humano
es algo divino. Toda intervención irreversible en el cuerpo debe ser realmente
conveniente y razonable”, añadió.
El sacerdote lamentó que “veo a algunas personas que se tatúan motivos de una vulgaridad
increíble. Veo a individuos que pagan para dibujar sobre su cuerpo cosas muy
feas y con un dibujo que no tiene ninguna belleza”.
Aún así, señaló, “por
muy estético que sea un tatuaje, hay que recordar que es como si escogiera una
ropa para mí con la obligación de llevar siempre esa ropa hasta el último día
de mi vida”.
“La recta razón indica que
no es una buena decisión”, concluyó.
Artículo originalmente
publicado en ACI Prensa
No hay comentarios:
Publicar un comentario