martes, 6 de junio de 2017

EL RAMADÁN ¿ES LA CUARESMA DE LOS MUSULMANES?

Similitudes y diferencias de estos días de purificación del cristianismo y el islam.
No, el Ramadán no es la Cuaresma de los musulmanes. Aunque podemos encontrar rasgos comunes entre ambas, lo cierto es que hay también importantes diferencias. La principal radica en el sentido profundo de estas festividades. La Cuaresma conmemora la pasión, muerte y resurrección de Cristo, en tanto que Hijo Encarnado de Dios. El Ramadán, la revelación del Corán al profeta Muhammad, palabra increada de Dios y descendida a los hombres. 
Partiendo de este hecho, el paralelismo entre Ramadán y Cuaresma no es casual. En la tradición árabe antes del islam, Ramadán, noveno mes del calendario musulmán, ya era considerado como un mes sagrado. A la llegada del islam, se incorporó como mes del ayuno. Marcaba así una ruptura con el mundo judío al suprimir la obligación de ayunar el día décimo del primer mes de año. En su lugar, estableció el mes de Ramadán como mes del ayuno, a semejanza de la Cuaresma cristiana.
De modo general, podemos decir que las dos son conmemoraciones que marcan una cesura importante dentro del calendario litúrgico. En el caso de la Cuaresma, los cuarenta días de Jesús en el desierto después de su salida de Egipto, donde fue tentado por el diablo. Para los musulmanes, Ramadán fue el mes en que fue revelado el Corán a Muhammad (Qur. 2, 185).
En el mismo sentido, están estrechamente relacionadas con un carácter purificador. No sólo de las imposiciones de la vida cotidiana, sino de un hombre cuyo espíritu se vuelve a Dios, origen cierto de todo lo creado.
Cuaresma y Ramadán exigen una renuncia a los placeres del mundo. Una introspección, favorecida por una oración que se intensifica, acompañándose de ayuno y abstinencia. En el caso de los cristianos, ligado al desierto como momento de dificultad, de búsqueda, pero vivido con un horizonte de esperanza: la Pascua de Resurrección. Para el islam, también es un mes de espera: la revelación del mensaje de Dios a los hombres.
Los musulmanes tienen prescrito en el Corán el ayuno y la abstinencia de todo alimento sólido o líquido durante las horas de luz (Qur. 2, 183-187). Por tanto, es una obligación de la que sólo quedan exentos los enfermos, ancianos, niños, mujeres embarazadas y personas en itinerancia.
En el caso de la Cuaresma, este ayuno ha ido perdiendo rigor y desprendiéndose de un carácter social, para primar su aspecto más personal. Así, el papa Pablo VI fijó el ayuno y la abstinencia para el miércoles de Ceniza y el viernes Santo (Constitución Apostólica Poenitemini, 1966).
A pesar de la diferencia de calendarios (solar para los cristianos y lunar para los musulmanes), ambos periodos están marcados por el calendario lunar. En el caso de la Cuaresma, coincidiendo con la primera luna llena después del equinoccio de primavera. En consecuencia, son festividades movibles, y varían año a año. Para un musulmán, avanza aproximadamente 15 días cada año. En el caso de los cristianos, se sitúa entre el 22 de marzo y el 25 de abril, ambos inclusive.
Cada una, celebra su final con un momento crucial en la vida de fe. Los cristianos, la Resurrección de Jesucristo. Los musulmanes, la fiesta del Cordero (Id al-Fitr). Ambas, motivo de alegría y celebración con familiares y amigos.

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