El cantante irlandés
reflexiona sobre los salmos y sobre la vida cristiana y recuerda su viaje a
Tierra Santa: "Aquí la muerte murió"
“Estuve
en Jerusalén en una peregrinación con mi familia, y fui al Gólgota. Estuve ahí
un rato a solas, donde la muerte murió. Pensaba eso: “Aquí la muerte murió””,
ha reconocido Bono, el cantante de U2 en una serie de entrevista que ha
concedido para hablar de los salmos y de la fe cristiana.
El irlandés reconoce que “la muerte ya no
tiene poder sobre mí, como tenía a mis 14 años, cuando mi madre murió.
Una parte de nuestra psicología está asentada sobre el miedo a la muerte. Dice
la Escritura que ahora vemos como en un espejo pero entonces veremos cara a
cara. Así que si sabes esto entonces la vida es más fácil. ¡No puedo esperar a
verlo todo claro!”.
Bono ha participado en la
serie de videos Bono & David
Taylor: Beyond the Psalms, producidos por Fuller Theological
Seminary, una institución evangélica con sede en California.
Reconoce que “lo más difícil
que lo salmos te piden es honestidad. Leo la Sagrada Escritura y me
encuentro, adúlteros, asesinos, egomaniacos… ¡como muchos de mis amigos! [risas].
Lo que hace David al marido de Betsabé es
increíble… Hay tanta oscuridad ahí. Pero la gracia y la redención es lo se refleja en sus salmos después.
Están marcados por la honestidad. No necesitamos complacer a Dios de otra
manera que no sea siendo brutalmente honestos. Esa es la raíz de nuestra
relación con Dios. El único problema
que Dios no puede solucionar es el que tratas de esconder“.
Bono dice también que si hay
algo que le haya enseñado los salmos es que “Dios escucha”, y que a quienes
no tengan experiencia en ellos les recomendaría el salmo 82: “Es un buen comienzo.
Dice: “Defended al débil y al huérfano.
Haced justicia al humilde y al indigente. Liberad al débil y al pobre”. Esto no
es caridad, esto es justicia”.
En este sentido afirma que “es increíble que cuando Jesús comienza su misión, cuando
inaugura el tiempo de gracia del Señor, cuando dice que ha venido a dar la
vista a los ciegos, etc., en realidad eso es justicia. No es caridad. Me gusta
recordar aquí el salmo 9: “El Señor es el refugio del oprimido, su refugio en
tiempos de peligro”; o el salmo 12: “Yo me levantaré por la opresión del
necesitado, por el gemido del pobre”. Este es Cristo. Esa es la razón de
Cristo. Es su manifiesto. Y debe ser también nuestro manifiesto”.
Artículo publicado originalmente por Alfa y Omega
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