Andrea
Riccardi, fundador de Sant´Egidio, habla en Madrid sobre conversión pastoral.
La conversión
pastoral desde las periferias según el Papa Francisco es el tema sobre el que ha
hablado este miércoles Andrea Riccardi,
fundador de la Comunidad de Sant´Egidio, durante el homenaje que la
archidiócesis de Madrid ha prestado a los presbíteros que este año cumplen sus
bodas de oro y plata sacerdotales.
«En este tiempo
pascual debemos darnos cuenta de que no siempre es fácil encontrar a Cristo
resucitado», afirmó Riccardi, pues «el mismo Evangelio muestra que solo lo podemos encontrar
si salimos. Jesús se encuentra cuando salimos de nuestro ambiente habitual. El
Resucitado siempre nos espera en el futuro y en otro lugar; el presente es un
tiempo poco acogedor para el Evangelio. Por eso el Papa repite insistentemente
su invitación a salir de los lugares donde nos encontramos más cómodos».
En esta dinámica de Iglesia en
salida, el fundador de Sant´Egidio
alertó: «Hoy el conservadurismo pastoral nos dice:
“Con que hagas lo que siempre se ha hecho, harás bien”. Sin embargo, el Papa
nos empuja a comunicar el Evangelio dejando de lado nuestro aparato ideológico
y estructural. En cierta manera, es el último tren que podemos coger para
llegar a un tiempo nuevo».
En este sentido, Riccardi resaltó
la responsabilidad de los laicos en la evangelización, pues «hoy la Iglesia es muchas veces demasiado
clerical, y sin embargo hacen falta hombres y mujeres que hablen de Dios.
Los sacerdotes son necesarios como pastores, guías y directores de conciencia,
pero la Iglesia como pueblo profético requiere laicos misioneros. No laicos
clericalizados, sino laicos que hablen del Evangelio, que creen un clima de
amistad con los demás, que hagan realidad lo que el Papa dice acerca de que el
Evangelio no crece por proselitismo, sino por atracción. Esta es la clave
fundamental para la evangelización hoy».
Para el fundador de Sant´Egidio, «el calor y la amistad son más atractivos que la
predicación. Una Iglesia de amigos verdaderos sabe comunicar la misericordia en
el mundo», porque lamentablemente «nuestras ciudades son ciudades sin
amigos», y por eso «no hay misión sin amistad».
Riccardi recordó asimismo que «no hay
evangelización sin conversión personal, porque no se trata de ir
aplicando las directrices del Papa, sino de convertirnos», y junto a
ello tener la capacidad de «ver con el corazón», especialmente las necesidades de «los pobres, los enfermos, los jóvenes y las familias».
AMAR
A TODOS SIN EXCEPCIÓN
Las palabras de Andrea Riccardi
abrieron el acto de homenaje a los 20 sacerdotes que este año cumplen sus bodas
de plata sacerdotales, y a los 37 que ya llevan 50 años en el ministerio. A
ellos el cardenal Osoro recordó que «es una
maravilla nuestra vocación, esa pasión de Cristo por amar a pesar de todo». El
arzobispo de Madrid invitó a los sacerdotes a vivir «desde
la lógica del Evangelio, que no es la del dominio, sino la de la entrega de la
vida a los demás». Por eso «no podemos ir
con dureza, ni detenernos ante los límites del otro». Al contrario, «nuestra caricia nunca debe terminar, sino que debemos
dársela a todos sin excepción, incluso a aquellos que piensan todo lo contrario
que nosotros».
Juan Luis
Vázquez Díaz-Mayordomo
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