“Subió, [Israel] pues, a Baal-perazim, y David derrotó a los
Filisteos allí. Dijo luego David: ‘Dios ha quebrado a mis enemigos entre mis
enemigos por mi mano, como un torrente de agua’. Por esto llamaron el nombre de
aquel lugar Baal-perazim [el Señor del rompimiento].”
(1 Crónicas 14:11; AMP)
(1 Crónicas 14:11; AMP)
Como un torrente de agua. ¡Amo esa frase! Describe lo que es un rompimiento de
forma poderosa y con gran exactitud.
¿Te acuerdas de la historia del niño que vio una pequeña fuga
en el dique y tapó el pequeño agujero con su dedo? El niño sabía que con cada
segundo que pasara, el agujero se agrandaría más y más por la fuerza del agua,
y a medida que la represa cediera a la presión, el chorrito de agua se
convertiría rápidamente en un torrente incontenible.
Extiende tu mano en fe, esperando que Dios abra una brecha
entre tus enemigos, tal como lo hizo por David. Así es como vendrá tu
rompimiento… ¡como un torrente de agua!
Todo lo que debes hacer es perforar un pequeño agujero en el
muro de los problemas, en esa represa diabólica que te está deteniendo. Perfora
un agujero con tu fe y con la Palabra de Dios.
Después, mantente golpeando a ese hueco, hablando con fe
todos los días. ¡No te des por vencido! Las fuerzas de Dios están respaldándote
como un océano de agua espiritual. Cada vez que declares una palabra de fe, la
misma atravesará la perforación. El hueco se hará más grande a medida que más
declares la palabra de Dios y ores.
Empieza tu rompimiento, ahora mismo. Declara: “Señor Jesús, hoy me regocijo porque Tú eres el Señor de
este rompimiento. Te doy gracias porque la inundación de Tu poder está a punto
de fluir en mi vida, y sé que no existe ningún problema que pueda detenerlo. La
pobreza no puede detenerlo. Los problemas familiares no pueden detenerlo. No
hay nada que el diablo pueda hacer para detener mi victoria. ¡Te alabo por ello
ahora! Amén”.
Continúa orando de esa manera. Continúa creyéndolo. Y en poco
tiempo, las fuerzas de Dios se agolparán torrencialmente, generando el gran
rompimiento, y ¡demoliendo todo obstáculo que encuentren a su paso!
Lectura bíblica: 1 Crónicas 14:8-17
Kenneth Copeland
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