¿Qué
tan cerca estamos de que se desaten estos sucesos?
.
¿Qué papel está reservado al pontificado de Francisco?
.
¿Qué papel está reservado al pontificado de Francisco?
San Juan Bosco realizó una serie
de profecías, disfrazadas como “sueños”.
La que
atañe más directamente al pontificado es “El sueño de las dos columnas”, la más conocida de
ella.
Allí Don Bosco previó dificultades en el futuro de la Iglesia, a través
de un barco en el mar tormentoso.
Varios
papas se esfuerzan para amarrar a la Iglesia y
anclarla entre dos columnas que aparecen en medio de aguas peligrosas.
Las columnas simbolizan dos devociones: Jesús en el Santísimo
Sacramento y María Inmaculada, la Auxiliadora.
Un
Papa es muerto en la batalla.
Y la calma y la paz llegan a la
Iglesia sólo cuando el sucesor del
Papa muerto ancla la Iglesia entre las dos columnas.
El
sueño se puede interpretar de varias maneras, pero el más directo es que el
futuro de la Iglesia está garantizado cuando los sucesores de Pedro logran
anclar a la Iglesia a las devociones de Jesús (Santísimo Sacramento) y María
(María Auxilio de los Cristianos).
Veamos el texto de
El Sueño de las Dos Columnas para analizar sus detalles.
EL
SUEÑO DE LAS DOS COLUMNAS DE SAN JUAN BOSCO
El 26 de
mayo de 1862 Don Bosco había prometido a
sus jóvenes que les narraría algo muy agradable en los últimos días del mes.
El 30 de mayo, pues, por la noche
les contó el sueño.
Os quiero contar un
sueño.
Es cierto que el
que sueña no razona; con todo, yo que Os contaría a Vosotros hasta mis pecados
si no temiera que salieran huyendo asustados, o que se cayera la casa, les lo
voy a contar para su bien espiritual.
Este sueño lo tuve
hace algunos días.
Figúrense que están
conmigo a la orilla del mar, o mejor, sobre un escrollo aislado, desde el cual
no ven más tierra que la que tienen debajo de los pies.
En toda aquella superficie
líquida se ve una multitud
incontable de naves dispuestas en orden de batalla, cuyas proas terminan
en un afilado espolón de hierro a modo de lanza que hiere y traspasa todo
aquello contra lo cual llega a chocar.
Dichas naves están armadas de cañones, cargadas de fusiles y de armas de diferentes clases; de material incendiario y también de
libros [podemos pensar también en televisión, radio, internet,
cine, teatro, prensa].
Y se dirigen contra otra embarcación mucho más
grande y más alta, intentando clavarle el espolón, incendiarla o al
menos hacerle el mayor daño posible.
A esta majestuosa nave, provista de todo, hacen escolta numerosas
navecillas que de ella
reciben las órdenes, realizando las oportunas maniobras para defenderse de la
flota enemiga.
El viento les es
adverso y la agitación del mar
favorece a los enemigos.
En medio de la
inmensidad del mar se levantan, sobre las olas, dos robustas columnas, muy altas, poco distante la una de la otra.
Sobre una de ellas campea la estatua de la Virgen Inmaculada, a cuyos pies se ve un amplio cartel
con esta inscripción: Auxilium Christianorum.
Sobre la otra columna, que es mucho más alta y más gruesa, hay una
Hostia de tamaño
proporcionado al pedestal y debajo de ella otro cartel con estas palabras: Salus
credentium.
El comandante supremo de la nave mayor, que es el Romano Pontífice, al apreciar el furor de los
enemigos y la situación apurada en que se encuentran sus leales, piensa en
convocar a su alrededor a los pilotos de las naves subalternas para celebrar
consejo y decidir la conducta a seguir.
Todos los pilotos suben a la nave capitaneada y se congregan alrededor
del Papa.
Celebran el consejo; pero al comprobar
que el viento arrecia cada vez más y que la tempestad es cada vez más violenta,
son enviados a tomar nuevamente el mando de sus naves respectivas.
Restablecida por un
momento la calma, el Papa reúne por segunda vez a los pilotos, mientras la nave
capitana continúa su curso; pero la borrasca se torna nuevamente
espantosa.
El Pontífice empuña el timón y todos
sus esfuerzos van encaminados a dirigir la nave hacia el espacio existente
entre aquellas dos columnas, de cuya parte superior todo en redondo penden
numerosas áncoras y gruesas argollas unidas a robustas cadenas.
Las
naves enemigas dispónense todas a asaltarla, haciendo lo posible por detener su
marcha y por hundirla.
Unas con los escritos, otras con los libros, con
materiales incendiarios de los que cuentan gran abundancia,
materiales que intentan arrojar a bordo.
Otras
con los cañones, con los fusiles, con los espolones: el combate se toma cada
vez más encarnizado.
Las
proas enemigas chocan contra ella violentamente, pero sus esfuerzos y su ímpetu
resultan inútiles.
En
vano reanudan el ataque y gastan energías y municiones: la gigantesca nave prosigue segura y serena
su camino.
A
veces sucede que por efecto de las acometidas de que se le hace objeto, muestra
en sus flancos una larga y profunda hendidura.
Pero apenas producido el daño, sopla un viento
suave de
las dos columnas y las vías de agua se cierran y las brechas desaparecen.
Disparan
entretanto los cañones los asaltantes, y al hacerlo revientan, se rompen los
fusiles, lo mismo que las demás armas y espolones.
Muchas
naves se abren y se hunden en el mar.
Entonces,
los enemigos, encendidos de furor comienzan a luchar empleando el arma corta, las manos, los puños, las injurias, las
blasfemias, maldiciones, y así continúa el combate.
Cuando
he aquí que el Papa cae herido
gravemente.
Inmediatamente
los que le acompañan acuden a ayudarle y le levantan.
El Pontífice es herido una segunda vez, cae
nuevamente y muere.
Un
grito de victoria y de alegría resuena entre los enemigos; sobre las cubiertas
de sus naves reina un júbilo indecible.
Pero apenas muerto el Pontífice, otro ocupa el
puesto vacante.
Los
pilotos reunidos lo han elegido inmediatamente; de suerte que la noticia de la muerte del Papa llega con la
de la elección de su sucesor.
Los
enemigos comienzan a desanimarse.
El
nuevo Pontífice, venciendo y superando todos los obstáculos, guía la nave hacia las dos columnas.
Y
al llegar al espacio comprendido entre ambas, la amarra con una cadena que pende de la proa a un áncora de la
columna que ostenta la Hostia.
Y con otra cadena que
pende de la popa la sujeta de la parte opuesta a otra áncora colgada de la
columna que sirve de pedestal a la Virgen Inmaculada.
Entonces
se produce una gran confusión.
Todas
las naves que hasta aquel momento habían luchado contra la embarcación
capitaneada por el Papa, se dan a
la huida, se dispersan, chocan entre sí y se destruyen mutuamente.
Unas
al hundirse procuran hundir a las demás.
Otras navecillas que han combatido valerosamente a las
órdenes del Papa, son las primeras en llegar a las columnas donde quedan
amarradas.
Otras naves, que por miedo al combate se habían
retirado y
que se encuentran muy distantes, continúan observando prudentemente los
acontecimientos.
Hasta
que, al desaparecer en los abismos del mar los restos de las naves destruidas,
bogan aceleradamente hacia las dos columnas, llegando a las cuales se aseguran
a los garfios pendientes de las mismas.
Y allí permanecen tranquilas y seguras, en
compañía de la nave capitana ocupada por el Papa.
En
el mar reina una calma absoluta.
Al llegar
a este punto del relato, San Juan Bosco preguntó a Beato Miguel Rúa:
¿Qué
piensas de esta narración?
El Beato Miguel Rúa contestó:
Me
parece que la nave del Papa es la
Iglesia de la que es Cabeza: las otras naves representan a los
hombres y el mar al mundo.
Los que defienden a la embarcación del
Pontífice son los leales a la Santa Sede; los otros, sus enemigos, que con toda
suerte de armas intentan aniquilarla.
Las dos columnas salvadoras me
parece que son la devoción a María Santísima y al Santísimo Sacramento de la
Eucaristía.
El Beato
Miguel Rúa no hizo referencia al Papa caído y muerto y San Juan Bosco nada dijo
tampoco sobre este particular.
Solamente
añadió:
Has
dicho bien. Solamente habría que corregir una expresión.
Las naves de los enemigos son las persecuciones. Se
preparan días difíciles para la Iglesia.
Lo que hasta ahora ha sucedido es casi nada en
comparación a lo que tiene que suceder.
Los
enemigos de la Iglesia están representados por las naves que intentan hundir la
nave principal y aniquilarla si pudiesen.
¡Sólo quedan dos medios para salvarse en medio
de tanto desconcierto! Devoción a María Santísima.
Y frecuencia de los Sacramentos: Comunión
frecuente, empleando todos los recursos para practicarlos nosotros y para
hacerlos practicar a los demás siempre y en todo momento.
Don Bosco no interpretó verbalmente la trama de los Papas –
uno muerto y su sucesor -, lo cual es importante para el objetivo de este
artículo.
UN PAPA MUERTO Y SU SUCESOR
En el Sueño de las Dos Columnas hay un Papa muerto y otro, su
sucesor, que
después asegura a la Iglesia a las dos columnas en medio de la algarabía y la
paz, lo que equivale a un Segundo Pentecostés.
¿Quién son estos dos Papas? ¿Están en el futuro o en el
pasado?
Si la cronología es correcta, se estaría prediciendo que la
época de paz, de alegría y fortaleza, el Segundo Pentecostés, será inaugurado
durante un papado inmediatamente después de un papa asesinado.
Pero cuando se habla de asesinato ¿estamos hablando en
sentido de muerte real, de atentado contra la vida de un Papa o de muerte
civil?
Si hablamos de asesinato real, el último Papa al que podrían haber asesinado
podría ser Juan Pablo I; no decimos que lo haya sido, sino que podría haberlo
sido.
Teóricos
de la conspiración creen que fue envenenado por agentes “durmientes” dentro del Vaticano que estaban vinculados al
escándalo de la P2 o la Unión Soviética (o a ambos).
Si hablamos de atentado para asesinato pensaremos en su predecesor Juan Pablo II,
que fue herido por la bala de Ali Agca en la Plaza de san Pedro en 1981.
Y si hablamos de asesinato civil (simbólico), podemos pensar en las
presiones que sufrió Benedicto XVI para dejar su pontificado.
Ahora
bien, la dificultad de que esta profecía de Don Bosco se haya cumplido en el
pasado es que no se ha visto,
hasta ahora, lo que se pueda catalogar como un Segundo Pentecostés y toda la
Iglesia alineada tras de un Papa.
Lo más cercano a un período de paz y florecimiento de la fe
podría haber estado en el pontificado de Juan Pablo II, quien remontó las consecuencias negativas del
Concilio Vaticano II.
Además Juan
Pablo II fue un Papa mariano, que aseguró la Iglesia a esta devoción, lo que no
ha sucedido con ningún papa desde el Concilio.
Sin embargo estos indicios son débiles. No ha habido fuertes indicios de un Segundo
Pentecostés.
De modo
que lo más probable es que lo que relata Don Bosco, si no es una mera alegoría,
entonces sea un hecho que
transcurrirá en el futuro.
Veamos
primero como hay más coincidencias sobre el papa muerto.
EL PAPA MUERTO ¿SERÁ EL QUE SE RELATA EN EL 3º SECRETO DE
FÁTIMA?
Si la
profecía implica un Papa muerto, entonces deberíamos pensar en la profecía de
Fátima, en el tercer secreto.
Este mensaje de Fátima dado medio siglo después del Sueño de
Don Bosco es coincidente.
En el 3º
Secreto de Fátima Sor Lucía relata la muerte de un Papa.
Y
vimos en una luz inmensa que es Dios: algo parecido a cómo las personas
aparecen en un espejo cuando pasan frente a él, a un obispo vestido de blanco, y tuvimos la impresión que era el Santo
Padre.
Y otros Obispos, Sacerdotes, hombres y mujeres
religiosos subiendo una montaña empinada, en la cima
de la cual había una gran Cruz de troncos toscos como de un corcho con la
corteza.
Antes
de llegar allí, el Santo Padre
pasó por una gran ciudad en ruinas con paso medio tembloroso,
afligido de dolor y tristeza, oró por las almas de los cadáveres que encontraba
en su camino.
Al llegar a la cumbre de la montaña, arrodillado
al pie de la gran Cruz, fue asesinado por un
grupo de soldados que dispararon balas y flechas.
Y de la misma manera, murieron uno tras otro los
demás obispos sacerdotes, hombres y mujeres religiosas, y varios
laicos de diferentes rangos y posiciones.
Debajo de los dos brazos de la Cruz había dos
Ángeles cada
uno con un aspersorio de cristal en la mano, en el que recogieron la sangre de
los Mártires y con ella asperjaron las almas que se dirigían a Dios.
O sea que
hay coincidencias respecto del
asesinato de un Papa en medio de una crisis de la Iglesia.
¿Pero es
segura la interpretación de que habrá un Segundo Pentecostés luego?
Para
aclararlo podemos recurrir a otro
sueño de Don Bosco.
EL PAPA DEL SEGUNDO PENTECOSTÉS
En la profecía de la Marcha de los 200 Días, Don
Bosco indicaba lo que iba a significar la victoria del Papa anclado a las dos
columnas.
Era
una noche oscura, y los hombres ya
no podían encontrar su camino de regreso a sus propios países.
De repente una luz brillante brilló en el cielo, iluminando
su camino como al mediodía.
En ese momento salió del Vaticano, como en
procesión, multitud de hombres y mujeres, niños pequeños, monjes, monjas y
sacerdotes, y a su cabeza el Papa.
Pero una furiosa tormenta estalló, algo
oscureciendo esa luz, como si la luz y la oscuridad estuvieran
encerradas en la batalla.
Mientras
tanto, la larga procesión llegó a
una pequeña plaza llena de muertos y heridos, muchos de los cuales
lloraban pidiendo ayuda.
Las
filas de la procesión se adelgazaban considerablemente.
Después de una marcha de doscientos días, todos se
dieron cuenta de que ya no estaban en Roma.
Desalentados, rodearon al Pontífice para protegerlo y ministrarle
en sus necesidades.
En
ese momento aparecieron dos
ángeles, con un estandarte que presentaba al Sumo Pontífice, diciendo:
“Tomad la bandera de Aquella que pelea y
derrota a los más poderosos ejércitos de la tierra: vuestros enemigos
han desaparecido: con lágrimas y suspiros sus hijos abogan por Su regreso.”
Un lado del estandarte llevaba la inscripción: Regina sine
labe concepta [Reina concebida sin pecado], y el otro lado decía: Auxilium
Christianorum [Ayuda de los cristianos].
El Pontífice aceptó la bandera alegremente, pero
se angustió al ver cuán pocos eran sus seguidores.
Pero
los dos ángeles continuaron diciendo:
“Vayan, reconforten a sus hijos,
escriban a sus hermanos esparcidos por todo el mundo que los hombres deben
reformar sus vidas, y esto no puede lograrse si no se parte el pan del Verbo
Divino entre los pueblos.
El
catecismo y la predicación del desapego de las cosas terrenas.
Ha
llegado el momento, concluyeron los dos ángeles, cuando los pobres evangelizarán al mundo.
Los sacerdotes serán buscados entre los que
manejan la azada, la pala y el martillo, como David
profetizó:
“Dios
levantó al pobre de los campos para ponerlo en el trono de su pueblo”.
Al
oír esto, el Pontífice siguió
adelante, y las filas comenzaron a hincharse.
Al
llegar a la Ciudad Santa, el Pontífice lloró al ver a sus ciudadanos desolados,
ya que muchos de ellos ya no estaban.
Luego entró en San Pedro y entonó el Te Deum, al que un
coro de ángeles respondió, cantando: Gloria in excelsis Deo et en terra pax
hominibus bonae voluntatis.
Cuando terminó la canción, toda la oscuridad
desapareció y brilló un sol abrasador.
La
población había disminuido mucho en las ciudades y en el campo.
La
tierra fue destrozada como por un huracán y la tormenta de granizo, y la gente se buscó unos a otros, profundamente
conmovidos, y diciendo: Est Deus en Israel [Hay un Dios en Israel].
Desde el inicio del exilio hasta la entonación
del Te Deum, el sol subió 200 veces. Todos
los eventos descritos cubren un período de 400 días.
De modo que tenemos un Papa muerto, su sucesor y un Segundo
Pentecostés que se procesa durante un período, o sea que no es inmediato.
En La Salette se profetiza también una gran crisis, un Papa
perseguido, un período de paz y luego “vendrá un
monstruo”, que podemos pensar que es el anticristo o un fenómeno
parecido.
TAMBIÉN ES PARTE DE LA PROFECÍA DE LA SALETTE
El secreto dado a Maximin (uno de los videntes) por Nuestra
Señora de La Salette dice lo siguiente:
Antes
de todo, grandes desórdenes
llegarán, en la Iglesia y en todas partes.
Luego,
después, nuestro Santo Padre el
Papa será perseguido.
Su sucesor será un pontífice que nadie espera.
Entonces,
después, una gran paz vendrá, pero
no durará mucho tiempo. Un monstruo vendrá a perturbarla.
Todo
lo que te digo aquí llegará en el otro siglo, a más tardar en el año dos mil.
Esto
podría llegar a ser el preludio de
la segunda venida de Cristo como lo expresa el catecismo de la
Iglesia Católica:
Antes de la segunda venida de Cristo, la Iglesia
debe pasar por un juicio final que sacudirá la fe de muchos creyentes.
La persecución que
acompaña a su peregrinación en la tierra desvelará el “misterio de la
iniquidad” en forma de un engaño religioso ofreciendo a los hombres una
aparente solución a sus problemas al precio de la apostasía de la verdad.
El supremo engaño religioso es el del Anticristo, un
pseudo-mesianismo por el cual el hombre se glorifica en lugar de Dios y de su
Mesías venido en la carne… (CIC 675)
La Iglesia sólo entrará en la gloria del reino a
través de esta pascua final, cuando ella siga a su Señor en su muerte y
resurrección…
(CIC 677)
No es seguro que luego de Papa muerto y su sucesor que
profetiza Don Bosco estemos cerca de la parusía, sino tal vez sea sólo un gran
empuje del mal momentáneo.
En medio
de estas piezas proféticas tenemos este pontificado y los próximos.
¿QUÉ NOS DICEN ESTAS PROFECÍAS RESPECTO A ESTE PONTIFICADO Y
LOS PRÓXIMOS?
El
pontificado de Francisco es claro que está navegando en un período de gran crisis de la
Iglesia.
Una posibilidad es que concluya con el martirio de Francisco.
En cuyo caso sería el Papa muerto al que aluden Don Bosco y la Virgen de
Fátima.
Y también podría ser el último Papa tal como se expresa en
la profecía de
Malaquías, a condición que la persecución de la Iglesia haga
imposible tener un pontificado válido basado en Roma.
Cualquier pontificado válido durante el reinado del
anticristo o de una gran persecución tendría presumiblemente que operar bajo
tierra y en el exilio.
Y si el rebaño se dispersa a la muerte del
pastor, puede resultar difícil reunir suficientes cardenales electores
para formar un cónclave improvisado.
Puede
haber varios cónclaves subterráneos pero también puede ser casi imposible establecer una red y averiguar quién es
realmente el verdadero Papa.
Durante este período puede ser que la Iglesia esté con la
sede vacante.
Pero este
período no será el fin; será superado por la Iglesia.
Vendrá el Papa que llevará a la Iglesia a un nuevo
pentecostés.
Pero por otro lado, también puede suceder que Francisco no
sea el Papa martirizado.
.
Con lo que la venida del anticristo, la muerte de un papa y el posterior nuevo pentecostés con un nuevo Papa estaría bastante más adelante en el futuro.
.
Con lo que la venida del anticristo, la muerte de un papa y el posterior nuevo pentecostés con un nuevo Papa estaría bastante más adelante en el futuro.
Fuentes:
·
Publicado por Unción Católica y Profética
No hay comentarios:
Publicar un comentario