VATICANO, 04 Abr. 17 / 08:48 am (ACI).- En un nuevo gesto de
comunión entre la Iglesia
Católica y la Fraternidad Sacerdotal San Pío X - FSSPX, más conocidos como
lefebvristas o lefebvrianos, el Papa Francisco aprobó que los obispos puedan
conceder el permiso a los sacerdotes que lo soliciten de legitimar e inscribir
a los matrimonios de fieles que pertenezcan a dicho grupo.
De esta manera los matrimonios oficiados por sacerdotes de la FSSPX,
cuya situación sigue siendo “objetivamente
ilegítima”, serán válidos.
Hasta ahora, el problema residía en que los matrimonios oficiados por la
Fraternidad no eran válidos ya que se deben celebrar con la autorización del
obispo o del párroco del lugar. Sin embargo, esto no ocurría en las ceremonias
oficiadas por los lefebvristas, aunque existía la posibilidad de pedir después
una autorización o dispensa.
El Vaticano ha comunicado la decisión del Pontífice publicando la carta
aprobada por el Papa Francisco el pasado 24 de marzo y firmada por el Prefecto
de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Gerhard Müller, que está
dirigida a los presidentes de las conferencias episcopales del mundo.
“Desde hace algún tiempo se están realizando
encuentros e iniciativas para conseguir la plena comunión con la Iglesia de la
Fraternidad Sacerdotal San Pío X. En concreto, recientemente el Santo Padre ha
decidido conceder a todos los sacerdotes del mencionado Instituto las
facultades para confesar válidamente, asegurando la posibilidad de que la
absolución sacramental de los pecados por ellos administrada sea recibida
válida y lícitamente”, dice la carta.
El Cardenal explica en la misiva que “en la
misma línea pastoral, que pretende tranquilizar la conciencia de los fieles
–no obstante, que la situación canónica de la Fraternidad S. Pío X continúa
siendo, por ahora, objetivamente ilegítima– el
Santo Padre, a propuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe y de la
Comisión Ecclesia Dei, ha decidido autorizar a los Reverendísimos Ordinarios a
que concedan las licencias para asistir a los matrimonios de fieles que siguen
la actividad pastoral de la Fraternidad”.
“Siempre que sea posible, el Obispo delegará a un
sacerdote de la Diócesis para asistir a los matrimonios (o bien, a un sacerdote
de otra circunscripción eclesiástica con las debidas licencias) recibiendo el
consentimiento de los cónyuges durante la celebración del matrimonio que en la
liturgia del Vetus Ordo se realiza al inicio de la Santa Misa”.
La carta establece también que “allí donde
ello no sea posible o no haya sacerdotes de la Diócesis que puedan recibir el
consentimiento de las partes, el Ordinario puede conceder directamente las
facultades necesarias a un sacerdote de la Fraternidad que celebrará también la
Santa Misa, advirtiéndole de la obligación de hacer llegar cuanto antes a la
Curia diocesana la documentación del matrimonio celebrado”.
El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe asegura tener
la convicción de que “con estas indicaciones no
solo se podrán remover los escrúpulos de conciencia de algunos fieles unidos a
la FSSPX y la falta de certeza sobre la validez del sacramento de matrimonio,
sino que, al mismo tiempo, se avanzará hacia la plena regularización
institucional”.
En una entrevista a la revista española Vida Nueva el pasado mes de febrero, el
superior de los lefebvristas, Mons. Bernad Fellay, aseguró que la condición
para volver a la comunión plena con la Iglesia Católica es que el Vaticano “nos acepte tal y como somos”.
Según afirmó el obispo de la FSSPX, el principal problema es “el grado de la obligación de adhesión al Concilio Vaticano II”, un
punto que la institución que preside siempre ha considerado en discusión.
Pero también asegura que existen algunas “líneas
rojas” que no están dispuestos a saltarse. Entre ellas, “el modo en que el ecumenismo es practicado, incluyendo
afirmaciones muy peligrosas para la fe, que hacen pensar que todos tienen la
misma fe; la cuestión litúrgica o la relación entre la Iglesia y el Estado”.
“Todos estos son temas en los que no cederemos”, manifiesta.
La revista también entrevistó a Mons. Guido Pozzo, Secretario de la
Comisión Pontificia Ecclesia Dei y delegado vaticano en este proceso, quien
afirmó que en este momento “hay un profundo examen
de algunos aspectos del texto de la figura jurídica de la prelatura personal.
Terminado este, se presentará al Santo Padre un borrador de las
constituciones”.
Sin embargo, “la condición necesaria para el
reconocimiento canónico es la adhesión a los contenidos de la Declaración
Doctrinal que la Santa Sede
ha presentado a la FSSPX”, señaló.
La FSSPX fue fundada por el Arzobispo Marcel Lefebvre en 1970, en
respuesta a lo que describe cómo errores en la Iglesia tras el Concilio
Vaticano II. Sus relaciones con la Santa Sede se pusieron más
tensas en 1988 cuando Mons. Lefebvre consagró a cuatro obispos sin permiso de
San Juan Pablo II. La
consagración ilícita dio lugar a la excomunión de los cinco obispos.
En 2009 Benedicto XVI
levantó la excomunión que pesaba sobre ellos y desde entonces las negociaciones
entre los lefebvristas y el Vaticano han continuado para "reencontrar la plena comunión con la Iglesia”.
El 1 de abril de 2016 la Santa Sede y la FSSPX
informaron que hubo en encuentro informal entre el Papa Francisco y el superior
general de los lefebvristas, el obispo Bernard Fellay en el Vaticano.
Desde entonces prosiguen los diálogos en vistas a la inserción de la
FSSPX en la plena comunión de la Iglesia Católica.
Por Álvaro de Juana
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