Cuando la señora protestataria
salió, lamenté que no estuviera presente para saber que hablé durante casi diez
minutos de la iglesia progresista que no quería ni oír hablar del Apocalipsis.
Aunque después me enteré que se quedó fuera escuchando por un altavoz mi ataque
con diez cañones por banda contra la iglesia de los modernistas. Incluso me
enteré que dijo a los allí presentes: Me está
contestando a mí, debería estar dentro. Por
supuesto que no tuvimos piedad.
Al día siguiente, una persona
(ésta muy educada y amable) que no había asistido a la conferencia me preguntó
con una candidez encantadora: ¿Pero no es ése un
tema un poco apocalíptico? Le conteste: Sí,
el Apocalipsis es muy apocalíptico.
Pero qué
se puede esperar de una conferencia sobre las siete copas de la ira: ¿un
musical al estilo de Sonrisas y lágrimas (The sound of the music)?, ¿otro capítulo de
Barrio Sésamo?
P.FORTEA
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