VATICANO, 06 Feb. 17 / 05:27 am (ACI).- El Salmo 103 fue en esta
ocasión protagonista de la homilía del Papa Francisco en la Misa que ofició, como cada
mañana, en la capilla de la Casa Santa Marta. Allí el Pontífice invitó a ser
esclavo del amor pues de esta manera uno es totalmente libre.
“Qué grande eres Señor”, es “un canto de alabanza”, dijo el
Papa. “El Padre trabaja para hacer esta maravilla
de la creación y para hacer con el Hijo esta maravilla de la recreación”,
explicó.
Francisco se preguntó por qué Dios ha creado el mundo y señaló que “simplemente para compartir su plenitud, para tener
alguno al que dar y con el que compartir su plenitud”. Y en la
recreación hace “de lo feo algo bonito, del error
algo cierto, de lo malo algo bueno”.
“Cuando Jesús dice: ‘El Padre siempre obra, también
yo obro siempre’, los doctores de la ley se escandalizaron y querían matarlo
por esto. ¿Por qué? Porque no sabían recibir las cosas de Dios como un don.
Solo como justicia: ‘Estos son los mandamientos. Pero son pocos, nosotros
hacemos más’. Y en lugar de abrir el corazón al don, se han escondido, han
buscado refugio en la rigidez de los mandamientos, que ellos habían
multiplicado hasta 500 o más. No sabían recibir el don. Y el don solo se recibe
con libertad. Y estos rígidos tenían miedo de la libertad que Dios nos da;
tenían miedo del amor”.
Francisco continuó: “por esto hoy hemos
dicho ‘Señor eres grande’. ‘Te quiero mucho, porque me has dado este don. Me
has salvado, me has creado’”.
“Esta es la oración de alabanza, la oración de
alegría, la oración que nos da alegría en la vida cristiana. Y no esa oración cerrada,
triste de la persona que nunca sabe recibir un don porque tiene miedo de la
libertad que siempre lleva consigo un don. Solo sabe hacer el ‘deber’, pero el
deber cerrado. Esclavos del deber, pero no del amor. ¡Cuando uno es esclavo del
amor es libre! Es una bella esclavitud esta, pero ellos no lo entendían”.
Para el Papa hay 2 “maravillas del Señor”:
“la maravilla de la creación y la maravilla de la redención, de la recreación”.
“¿Cómo recibo yo esto que Dios me ha dado –la creación– como un don? Y si lo
recibo como un don, ¿amo la creación, la cuido?”.
“¿Cómo recibo la redención, el perdón que Dios me
ha dado, el hacerme hijo con su Hijo, con amor, con ternura, con libertad o me
escondo en la rigidez de los mandamientos cerrados, que siempre son más
‘seguros’ pero no te dan alegría, porque no te hacen libre?”, se preguntó.
“Cada uno de nosotros puede preguntarse cómo vive
estas dos maravillas, la maravilla de la creación y más todavía la maravilla de
la recreación. Y que el Señor nos haga entender esto que es tan grande, y nos
haga entender lo que Él hacía antes de crear el mundo: ¡amaba! Que nos haga
entender este amor hacia nosotros y que podamos decir –como hemos dicho hoy–
‘¡Eres tan grande Señor!, ¡Gracias, gracias!'”.
SALMO RESPONSORIAL
COMENTADO POR EL PAPA:
Salmo 104:1-2, 5-6, 10, 12, 24, 35
1 ¡Alma mía, bendice a Yahveh! ¡Yahveh, Dios mío, qué grande eres!
Vestido de esplendor y majestad,
2 arropado de luz como de un manto, tú despliegas los cielos lo mismo que una tienda,
5 Sobre sus bases asentaste la tierra, inconmovible para siempre jamás.
6 Del océano, cual vestido, la cubriste, sobre los montes persistían las aguas;
10 Haces manar las fuentes en los valles, entre los montes se deslizan;
12 sobre ellas habitan las aves de los cielos, dejan oír su voz entre la fronda.
24 ¡Cuán numerosas tus obras, Yahveh! Todas las has hecho con sabiduría, de tus criaturas está llena la tierra.
35 ¡Que se acaben los pecadores en la tierra, y ya no más existan los impíos! ¡Bendice a Yahveh, alma mía!
2 arropado de luz como de un manto, tú despliegas los cielos lo mismo que una tienda,
5 Sobre sus bases asentaste la tierra, inconmovible para siempre jamás.
6 Del océano, cual vestido, la cubriste, sobre los montes persistían las aguas;
10 Haces manar las fuentes en los valles, entre los montes se deslizan;
12 sobre ellas habitan las aves de los cielos, dejan oír su voz entre la fronda.
24 ¡Cuán numerosas tus obras, Yahveh! Todas las has hecho con sabiduría, de tus criaturas está llena la tierra.
35 ¡Que se acaben los pecadores en la tierra, y ya no más existan los impíos! ¡Bendice a Yahveh, alma mía!
Por Álvaro de Juana
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