Pese a las
dificultades, la madre afirma que el contrato cumplió su función.
Tras un año, el hijo se había convertido en un usuario responsable del
Iphone aunque no sin dificultades.
La edad en la que los menores tienen teléfonos
móviles con acceso a internet y a las redes sociales es cada vez más baja. Con doce años son ya mayoría los niños que tienen uno de ellos. Sin
embargo, existen dos riesgos cada vez más evidentes. Por un lado, los nefastos efectos que genera su adicción,
tal y como alerta el neuropsicólogo Nacho Calderón. Y por otro lado, los problemas de seguridad que conllevan estas
tecnologías, como reconoce el juez de menores Emilio Calayatud.
Por ello, la implicación de los padres es fundamental para controlar el acceso a los móviles y para evitar la dependencia hacia ellos. Es lo que hizo una madre estadunidense con cinco hijos. Janell Burley Hofmann es escritora y promociona un movimiento que pretende educar en el uspon responsable de la tecnología. En uno de sus artículos que se hizo mundialmente viral contó cómo su hijo adolescente lleva casi un año suplicándole tener un IPhone.
Tras meses de lucha, al final le compró este dispositivo aunque hizo firmar a su hijo un contrato con 18 puntos que debía cumplir para poder mantenerlo. Y sería estricta en hacérselo cumplir. Estos son las 18 reglas, que según Janell también le servirán para la vida:
1. Es mi teléfono. Yo lo compré. Yo lo pagué. Yo te lo presto. ¿A qué soy genial?
Por ello, la implicación de los padres es fundamental para controlar el acceso a los móviles y para evitar la dependencia hacia ellos. Es lo que hizo una madre estadunidense con cinco hijos. Janell Burley Hofmann es escritora y promociona un movimiento que pretende educar en el uspon responsable de la tecnología. En uno de sus artículos que se hizo mundialmente viral contó cómo su hijo adolescente lleva casi un año suplicándole tener un IPhone.
Tras meses de lucha, al final le compró este dispositivo aunque hizo firmar a su hijo un contrato con 18 puntos que debía cumplir para poder mantenerlo. Y sería estricta en hacérselo cumplir. Estos son las 18 reglas, que según Janell también le servirán para la vida:
1. Es mi teléfono. Yo lo compré. Yo lo pagué. Yo te lo presto. ¿A qué soy genial?
2. Yo siempre sabré la contraseña.
3. Si suena, cógelo. Di "hola".
Sé educado. Coge siempre, siempre, la
llamada de mamá y papá.
4. Entregará el teléfono a mamá o a papá a las
7:30 de la mañana cada día de colegio y a las 9:00 de la tarde durante el
fin de semana. Estará apagado toda la noche y se
volverá a encender a las 7:30 de la mañana. Si no llamarías al teléfono fijo de
alguien, porque pueden responder sus padres, tampoco llames o envíes mensajes
al móvil. Respeta a las otras familias como nos gusta que nos respeten a
nosotros.
5. No te llevarás el iPhone al
colegio. Conversa y habla con la
gente y con tus amigos en persona. Los días de media jornada, las excursiones y
las actividades extraescolares requerirán consideraciones especiales.
6. Si el iPhone se cae, se
golpea o se estropea, tú eres el responsable. Por tanto, asumirás los
costes de la sustitución o de la reparación. Para ello ahorra dinero de tu
cumpleaños o realiza otros trabajos: corta el césped, haz de canguro... Si el
iPhone se rompe, tendrás que estar preparado.
El contrato de Janell a su hijo, ambos en la imagen, ha dado la vuelta al mundo y es ahora utilizado por miles de padres
El contrato de Janell a su hijo, ambos en la imagen, ha dado la vuelta al mundo y es ahora utilizado por miles de padres
7. No uses el iPhone para
mentir, hacer tonterías o engañar a otro ser humano. No te involucres en conversaciones que sean dañinas para los demás. Sé
un buen amigo.
8. No envíes
mensajes, correos electrónicos o digas nada a través del iPhone que no
dirías en persona.
9. No envíes mensajes, correos electrónicos o
digas a alguien algo que no le dirías en voz alta y en presencia de sus padres. Autocensúrate.
10. Nada de pornografía. Busca
en la web información que compartirías abiertamente conmigo. Si tienes alguna
duda sobre algo, pregunta a una persona. Preferiblemente, a tu padre o a mí.
11. Apágalo o siléncialo cuando te
encuentres en lugares públicos. Especialmente en restaurantes, en
el cine o mientras hablas con otro ser humano. No eres una persona
maleducada, no dejes que el iPhone cambie eso.
12. No envíes ni recibas imágenes
íntimas tuyas ni de otras personas. No te
rías. Algún día estarás tentado de hacerlo, a pesar de tu gran inteligencia. Es
arriesgado y puede arruinar tu vida de adolescente, joven y adulto. Es siempre
una mala idea. El ciberespacio es más poderoso que tú. Y es difícil hacer que
algo de esa magnitud desaparezca, incluyendo una mala reputación.
13. No hagas millones de fotos o
vídeos. No hay necesidad de documentar todo. Vive tus experiencias.
Quedarán almacenas en tu memoria para toda la eternidad.
14. A veces conviene dejar el
iPhone en casa. Siéntete seguro de esa decisión. No es un ser vivo
ni una ninguna extensión de tu cuerpo. Aprende a vivir sin él. Tienes que
vencer el miedo a perderte algo que está ocurriendo y a estar siempre
conectado.
15. Bájate música que sea
nueva o clásica o diferente de la que millones de chicos como tú
escuchan, que es siempre lo mismo. Tu generación tiene un acceso a la
música mayor que cualquier otra de la historia. Aprovecha ese don. Expande tus
horizontes.
16. De vez en cuando puedes
jugar a juegos de palabras, puzzles y rompecabezas.
17. Mantén tus ojos abiertos. Observa el mundo que te rodea. Mira por la ventana. Escucha a los
pájaros. Date un paseo. Habla con un desconocido. Pregúntate sin es necesario
buscar en Google.
18.
Meterás
la pata. Te
quitaré el teléfono. Nos sentaremos y hablaremos sobre ello. Volveremos a
empezar. Tú y yo siempre estamos aprendiendo. Somos un equipo. Estamos juntos
en esto.
Un año después de regalar el teléfono a su hijo, Janell escribió otro artículo explicando cómo había ido todo. Explicó que el contrato había funcionado aunque había sido difícil y que evidentemente tuvo que retirarle el teléfono en alguna ocasión y volver a empezar. Pero ella está contenta porque su primogénito se ha convertido en un usuario responsable.
Un año después de regalar el teléfono a su hijo, Janell escribió otro artículo explicando cómo había ido todo. Explicó que el contrato había funcionado aunque había sido difícil y que evidentemente tuvo que retirarle el teléfono en alguna ocasión y volver a empezar. Pero ella está contenta porque su primogénito se ha convertido en un usuario responsable.
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