ROMA, 14 Feb. 17 / 05:23 pm (ACI).- El Cardenal Francesco
Coccopalmerio, presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos,
asegura en su nuevo libro sobre la exhortación postsinodal “Amoris Laetitia” del Papa Francisco que los
divorciados vueltos a casar podrían recibir la comunión en el supuesto de que
deseen cambiar esa situación irregular y no puedan.
La presentación del libro “Capítulo octavo
de la exhortación apostólica post sinodal Amoris Laetitia” tuvo lugar en
la sala de conferencias de Radio Vaticano, pero el Cardenal no estuvo presente
a causa de otros compromisos ineludibles.
En el texto -publicado en italiano por la Libreria Editrice Vaticana– el
Purpurado comenta uno de los temas que más controversia causaron durante el
Sínodo de los Obispos sobre la Familia celebrado en 2014
y 2015 en el Vaticano e incluido en la exhortación publicada en abril de 2016.
LO QUE DICE LA
"AMORIS LAETITIA"
El capítulo octavo de “Amoris Laetitia” lleva
por título “Acompañar, discernir e integrar la
fragilidad” y “trata sobre la postura que
debe tomar la Iglesia
respecto a los matrimonios en crisis y los divorciados vueltos a casar.” “El
camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre y difundir la
misericordia de Dios a todas las personas que la piden con corazón sincero”, afirma
el Papa Francisco en el documento.
En concreto, en el punto 299, el Pontífice señala que “acojo las consideraciones de muchos Padres sinodales,
quienes quisieron expresar que los bautizados que se han divorciado y se han
vuelto a casar civilmente deben ser más integrados en la comunidad cristiana en
las diversas formas posibles, evitando cualquier ocasión de escándalo”.
El siguiente punto manifiesta que “sólo cabe
un nuevo aliento a un responsable discernimiento personal y pastoral de los
casos particulares, que debería reconocer que, puesto que el grado de
responsabilidad no es igual en todos los casos las consecuencias o efectos de
una norma no necesariamente deben ser siempre las mismas”.
LA PROPUESTA DEL
CARDENAL
Sobre este tema, el Cardenal Coccopalmerio considera que “la Iglesia podría admitir a la Penitencia y a la
Eucaristía a los fieles que se encuentran en unión no legítima, los cuales
deben verificar dos condiciones esenciales: desean cambiar tal situación pero
no pueden actuar según su deseo”.
Según el Purpurado, estas “condiciones
esenciales deberán ser sometidas al atento y autorizado discernimiento de la
autoridad eclesial”, quien “será,
generalmente, el párroco que conoce directamente a las personas y por ese
motivo puede expresar un juicio adecuado para estas situaciones adecuadas”.
No obstante, también indica que el párroco podría pedir consejo a la
Curia o al ordinario diocesano (el obispo), también en lo que respecta a una “específica autorización a estos casos de admisión a los sacramentos de la
Penitencia y de la Eucaristía”.
Pero, en su opinión, faltaría aún “un
obstáculo que superar”, relativo al “escándalo que la dicha admisión
causaría a la comunidad”. El Cardenal propone “instruir”
a la feligresía para que sepa que “cuando
ciertos fieles que viven en situación no regular acceden a la Eucaristía
significa que los fieles mismos, a juicio de la autoridad eclesial que conoce
su situación, verifican las dos condiciones, considerándolas siempre
esenciales, del deseo de cambiar y de la posibilidad de hacerlo”.
En el libro, el Cardenal también habla de la necesidad de que las
Conferencias Episcopales publiquen algunas “líneas
guías” para “instruir a los fieles y
pastores en esta delicada materia”.
Por Álvaro de Juana
No hay comentarios:
Publicar un comentario