VATICANO, 10 Ene. 17 / 08:01 am (ACI).- En los viajes “no temo por mi persona”, aseguró el Papa
Francisco. “Tal vez seré inconsciente, pero no temo
por mi persona, lo que me preocupa son los riesgos concretos, las amenazas para
los que van y participan en una celebración o en un encuentro”, señaló.
“Siempre existe el peligro de un gesto inconsulto
por parte de algún loco. Pero siempre está el Señor”.
En un libro en el que se recogen diferentes conversaciones entre el
Santo Padre y el vaticanista italiano Andrea Tornielli, publicado este martes
10 de enero con el título “In viaggio”
(De viaje), el Pontífice explicó los motivos por los que decidió rebajar
las medidas de seguridad durante los viajes.
“No logro moverme en coches blindados o en
el papamóvil con vidrios anti-proyectiles cerrados. Comprendo muy bien las
exigencias de seguridad y agradezco a todos los que, con dedicación y mucha, de
verdad, mucha fatiga durante los viajes, están cerca de mí y me vigilan. Pero
un obispo es un pastor, un padre, no pueden existir demasiadas barreras entre
él y la gente”.
Recordó que durante su primer viaje, a la Jornada Mundial de la Juventud
en Río de Janeiro, había mucha aprehensión, pero al final “no hubo ningún incidente en toda Río de Janeiro, en esos
días. Hay que confiar y encomendarse. Soy consciente de que se pueden correr
riesgos”.
El Papa afirmó que nunca le gustó viajar, sin embargo, reconoció que “ahora siento que debo viajar, ir a visitar a las
Iglesias, animar las semillas de esperanza que hay”. También dijo que,
desde el punto de vista físico los viajes “son
pesados”, y “cuando vuelvo a la casa, al
Vaticano, normalmente el primer día del viaje es bastante cansado y necesito
reponerme”.
Pese a la fatiga, el Santo Padre destacó que “siempre
me llevo conmigo rostros, testimonios, imágenes, experiencias… Una riqueza
inimaginable, que siempre me lleva a decir: ‘Valió la pena’”.
Preguntado por todas las personas que conoce en sus viajes, el Pontífice
señaló que “las llevo en mi corazón, rezo por
ellas, rezo por las situaciones dolorosas y difíciles con las que entré en
contacto. Rezo para que se reduzcan las desigualdades que he visto”.
El Santo Padre relató algunos recuerdos de su primer viaje como Papa, a
Lampedusa. Era “un viaje italiano. No estaba en
programa, no había invitaciones oficiales. Sentí que tenía que ir, me habían
tocado y conmovido las noticias sobre los migrantes muertos en el mar,
ahogados. Niños, mujeres, hombres jóvenes… Una tragedia angustiosa. Vi las
imágenes del rescate de los sobrevivientes, recibí testimonios sobre la
generosidad y la acogida de los habitantes de Lampedusa. Era importante ir
allá”.
De los recuerdos que se llevó de todos los viajes que ha realizado
durante su Pontificado, Francisco también destacó, “el
entusiasmo de los jóvenes en Río de Janeiro”, “la gente que acudió al santuario
de Madhu, en el norte de Sri Lanka”, “o la acogida en Filipinas”.
“Llovía mucho ese día. Tenía que celebrar la misa para recordar las
miles de muertes provocadas por el Tifón Haiyan, y el mal tiempo casi hizo que
se cancelara el viaje. Pero no podía no ir”, rememoró
el Papa.
“Llovía y yo llevaba un impermeable amarillo sobre
los paramentos para la misa que celebramos ahí, como se pudo, en un pequeño
palco sacudido por el viento. Después de la misa, un ceremoniero me dijo que
había quedado sorprendido y edificado porque los acólitos, a pesar de la
lluvia, nunca perdieron la sonrisa”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario