VATICANO, 24 Ene. 17 / 06:05 am (ACI).- “A
Dios le gusta discutir con nosotros”, aseguró el Papa Francisco en la Misa celebrada en la Casa
Santa Marta, en el Vaticano. “Algunos me dicen:
‘Padre, hay tantas veces en que, cuando voy a rezar al Señor, me enfado con
Él…’. ¡Pero es que eso es la oración! ¡A él le gusta cuando te enfadas y le
dices a la cara aquello que sientes, porque es Padre!”, destacó el Santo
Padre.
“¡He aquí que vengo a hacer, oh Dios, tu
voluntad!”. A partir de estas palabras de la
Carta a los Hebreos, reflexionó sobre nuestra aceptación de la voluntad del
Señor, sobre nuestro consentimiento a lo que Él nos pide, sobre nuestro “aquí estoy para hacer tu voluntad”.
El Papa, señaló que “la Historia de la
Salvación es una historia de ‘aquí estoy’, de estoy dispuesto”, como
demostraron Abraham, Moisés, Elías, Isaías, Jeremías y, finalmente, la Virgen
María con su gran “aquí estoy”.
“El Señor dialoga siempre con aquellos que invita a
hacer el camino y decir ‘aquí estoy’”, señaló, y
destacó que el Señor “tiene mucha paciencia. Cuando
leemos en el Libro de Job, todas esas palabras de Job, que no entiende, y el
Señor le responde, el Señor le explica, le corrige…, y finalmente, ¿cuál es el
‘aquí estoy’ de Jacob?: ‘Ah, Señor, Tú tienes razón. Yo te conocía sólo por lo
que había oído decir de ti; ahora mis ojos también te ven’. Ese ‘aquí estoy’,
cuando hay voluntad…, ¿verdad?”.
El Pontífice insistió en que “la vida cristiana es eso, un ‘aquí estoy’, un
‘aquí estoy’ continuo para hacer la voluntad del Señor. Es bello leer la
Escritura, la Biblia,
buscando la respuesta en la persona del Señor. ‘Aquí estoy yo para hacer Tú
voluntad’”.
En este sentido, reflexionó sobre las diferentes actitudes que podemos
adoptar ante la petición de Dios: “¿Acaso voy a
ocultarme, como Adán, para no responder? ¿Voy a ocultarme, cuando el Señor me
llama, en vez de decir ‘aquí estoy’ o ‘qué quieres de mí’? ¿Huyo como Jonás que
no quería hacer aquello que el Señor le pedía? ¿O pretendo hacer la voluntad
del Señor, pero sólo externamente, como los doctores de la Ley que Jesús
condena duramente? ¿O miro hacia otro lado como hacían el levita y el sacerdote
delante de aquel pobre hombre herido, apaleado por los ladrones, y que dejaron
tirado medio muerto? ¿Qué respuesta le doy yo al Señor?”.
“Cada uno de nosotros puede responder: ¿Cómo es mi
‘aquí estoy’ al Señor para hacer su voluntad antes que la mía?”, dijo el Papa.
Lectura comentada por
el Papa Francisco:
Hebreos 10:1-10
1 No conteniendo, en efecto, la Ley más que una sombra de los bienes futuros, no la realidad de las cosas, no puede nunca, mediante unos mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar año tras año, dar la perfección a los que se acercan.
2 De otro modo, ¿no habrían cesado de ofrecerlos, al no tener ya conciencia de pecado los que ofrecen ese culto, una vez purificados?
3 Al contrario, con ellos se renueva cada año el recuerdo de los pecados,
4 pues es imposible que sangre de toros y machos cabríos borre pecados.
5 Por eso, al entrar en este mundo, dice: Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo.
6 Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron.
7 Entonces dije: ¡He aquí que vengo - pues de mí está escrito en el rollo del libro - a hacer, oh Dios, tu voluntad!
8 Dice primero: Sacrificios y oblaciones y holocaustos y sacrificios por el pecado no los quisiste ni te agradaron - cosas todas ofrecidas conforme a la Ley -
9 entonces - añade -: He aquí que vengo a hacer tu voluntad. Abroga lo primero para establecer el segundo.
10 Y en virtud de esta voluntad somos santificados, merced a la oblación de una vez para siempre del cuerpo de Jesucristo.
1 No conteniendo, en efecto, la Ley más que una sombra de los bienes futuros, no la realidad de las cosas, no puede nunca, mediante unos mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar año tras año, dar la perfección a los que se acercan.
2 De otro modo, ¿no habrían cesado de ofrecerlos, al no tener ya conciencia de pecado los que ofrecen ese culto, una vez purificados?
3 Al contrario, con ellos se renueva cada año el recuerdo de los pecados,
4 pues es imposible que sangre de toros y machos cabríos borre pecados.
5 Por eso, al entrar en este mundo, dice: Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo.
6 Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron.
7 Entonces dije: ¡He aquí que vengo - pues de mí está escrito en el rollo del libro - a hacer, oh Dios, tu voluntad!
8 Dice primero: Sacrificios y oblaciones y holocaustos y sacrificios por el pecado no los quisiste ni te agradaron - cosas todas ofrecidas conforme a la Ley -
9 entonces - añade -: He aquí que vengo a hacer tu voluntad. Abroga lo primero para establecer el segundo.
10 Y en virtud de esta voluntad somos santificados, merced a la oblación de una vez para siempre del cuerpo de Jesucristo.
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